“Al-Andalus, ten paciencia. No eres española ni portuguesa sino musulmana. Vosotros, los infieles, imaginasteis que acabaríais con el islam mediante los ataques aéreos pero estáis asombrados y asustados por la fuerza del estado del califato. Lo falso si ataca a lo verdadero pierde”. Así se expresaba un yihadista en un video difundido a principios de este año, dejando claro que uno de los objetivos de la yihad es reestablecer un califato que incluiría Al-Andalus, es decir, la península ibérica, territorio que actualmente pertenece a España y a Portugal.

“Juro por Dios que pagaréis un precio muy alto y vuestro final será muy doloroso. Recuperaremos Al Andalus si Dios quiere”. La amenza es explícita y los objetivos son claros.”¡Oh querida Al-Andalus! -prosigue el yihadista, en un video de unos ocho minutos de duración- Pensaste que te habíamos olvidado. Juro por Dios que jamás lo hicimos. (…) Hay muchos musulmanes sinceros y fieles que juran devolver Al-Andalus”.

En los últimos meses, las alusiones a Al-Andalus se han incrementado notoriamente en los comunicados del Estado Islámico. Este mismo miércoles difundía por primera vez una imagen de España en uno de sus vídeos. En concreto, aparecía una vista aérea de la Alhambra, sede de los últimos gobiernos hispano-árabes de Al-Andalus. Aunque este vídeo no contiene una amenaza explícita, se suma a una larga serie de grabaciones que sí las contienen. En la primera mitad de este año, el EI ha amenazado explícitamente a España en más de 20 ocasiones, y ha llegado a hacerlo incluso en castellano, para que todos los países de habla hispana se dieran por aludidas. Se trataba de un comunicado escrito, en el que se podían leer pasajes tan explícitos como éste: “Vamos a matar a cualquier infiel español “inocente” si lo encontramos en tierras musulmanas, y si no os alcanzamos en nuestras tierras; recordad que hombres y mujeres que siguen nuestro Mensaje a los ciudadanos de España y a todos los países de habla hispana. Nuestra religión y nuestra fe, viven entre vosotros, y no sabéis ni sus nombres ni a que se parecen y ni siquiera sabéis si son europeos de origen o no, os mataran en vuestras ciudades y pueblos según lo planeado, de la misma forma que matáis a nuestras familias”.

En el mismo comunicado contenía también una justificación que pretendía legitimar sus amenazas, que sin embargo no tenía nada que ver con el re-establecimiento del califato, sino que remitía a una venganza: “Los sabios de entre ustedes se habrán preguntado por qué os atacamos, y tal vez todavía os estéis preguntando por qué nuestros soldados y nuestros líderes y partidarios insisten en decapitaros. Aquí está la respuesta: los gobiernos a los que les pagáis impuestos y a los que votáis para representaros, mandan vuestros ejércitos para matar sin piedad a nuestros niños y mujeres y ancianos, solo porque son musulmanes que quieren recurrir al arbitraje de Dios en vez de la ley de vuestros países que roban nuestras riquezas y matan y encarcelan a nuestra gente”.

El interés de Al Qaeda y el Estado Islámico por recuperar Andalús más de medio milenio después de que los Reyes Católicos expulsaran a los musulmanes de España cobró un vigor especial en 2014, cuando, tal como explican en un clarificador artículo publicado por ‘El Espectador’, “el Estado Islámico fundó el Califato entre los territorios de Siria e Irak y se dedicó a gobernar en un estado sin presencia estatal y con las reglas rigurosas de la sharia (la ley musulmana). Dos de sus militantes grabaron un video que se difundió por redes, en el que hablaban de esta guisa en español oblicuo: ‘Os digo: España es la tierra de nuestros abuelos y vamos a abrirla, si Dios quiere, con el poder de Alá’. Los protagonistas del video eran un viejo y un joven, llamados Nouredin Majdoubi y Salahedin Ghaitun. Su castellano era irregular, pero era posible captar la idea: Al-Andalus pertenece a los musulmanes y con los musulmanes se tiene que quedar. “Hasta que abramos todas las tierras presas —enfatizó Ghaitun—: desde Yakarta hasta Andalucía”.

¿Podrían conseguirlo?

Lo cierto es que las aspiraciones del Estado Islámico con respecto a Al-Andalus resultan exageradamente ambiciosas si se tiene en cuenta el momento actual que atraviesa, marcado por un debilitamiento general, y por la reducción de sus efectivos y sus recursos.

Tal como resalta un artículo publicado este mismo jueves en ‘El País’, “transcurridos dos años de bombardeos, la coalición internacional ha logrado infligir importantes perdidas tanto en las filas como en las arcas yihadistas. Igualmente, la presión de los diferentes servicios secretos ha logrado frenar el flujo de combatientes internacionales y expulsar al Estado Islámico de redes sociales tan populares como Facebook o Twitter. Un desgaste que afecta al grupo terrorista en su capacidad de gobernar a las poblaciones dentro de su territorio”.

Por lo tanto sus posibilidades de expandirse con fuerza suficiente como para seguir ganando terreno son ahora muy limitadas. Es por eso que a Al-Andalus le piden “paciencia”. Su voluntad es firme y muy resistente al paso del tiempo, pero de momento, sus medios parecen estar muy lejos de ser suficientes.