La monserga del generísimo, y otras cositas del querer
Los accidentes gramaticales, en el idioma español, o alteraciones que las palabras sufren en su estructura, según su significado y según el oficio que desempeñan en la oración, que yo sepa, son género, número y caso, o declinación y el género, que es el accidente que sirve para indicar el sexo de las personas, animales y el que se atribuye a las cosas –incluido el producto interior bruto, o PIB- permite distinguir seis especímenes: masculino, femenino, neutro, epiceno, común y ambiguo.
El género masculino comprende los varones, animales machos y las cosas a las que el uso ha aplicado el mismo. El femenino, comprende las mujeres, animales hembras y las cosas a las que el uso se lo ha aplicado. El neutro no comprende cosas, ni animales, ni personas determinadas, sino lo indeterminado. El género común, comprende los nombres de personas que se designan masculino, o femenino, según que el artículo que les preceda sea masculino o femenino, como el mártir, la mártir, el indígena, la indígena, el modista, la modista. El género epiceno, ¡ojo! comprende los nombres de animales, que tanto se emplean, para designar al macho o a la hembra, como es el caso del tigre. El ambiguo, comprende los nombres, ¡ojo! de cosas, que pueden usarse indistintamente como masculinos y femeninos, como es el caso de el color, la color, el azúcar, la azúcar, el puente, la puente, el mar y la mar. La violencia entre géneros, pues, únicamente se puede producir si el epiceno le arrea al masculino, o al ambiguo –y aquí, los que apunto podrían apreciar cierta homofobia persa- tanto o más que si el común, le suelta un pescozón, o guantada, al neutro.
En buena lógica y con la candidez que me caracteriza, entiendo, que la violencia de género a la que se refieren ciertas buenas gentes, la confunden con la violencia de sexo, familiar, de pareja, o doméstica, u otras barbaridades, hijas de la incultura, de la primariez, la frustración, la falta de principios, de valores, o de medios, las malas traducciones y aclimataciones y otras razones que nuestras razones ignoran y lo dicen así, para referirse a ella, sin más, porque alguien se lo ha dicho a alguien y no se apean. Generalmente es uxoricidio.
Es simplemente estúpido, andar y ahondar en los errores y en la ignorancia, que aunque se mantengan, en algo tan serio como los homicidios y la violencia, que se suceden, entre sexos, que enuncia y tipifica el código penal y el tipo reúne y suma circunstancias agravantes y son comunes en la vida diaria, no pueden prevalecer y hay que terminar con ellos -porque es un herencia ataporquense- tanto como –si es posible, claro- acabar con su errada enunciación, que es lo primero en centrar para su solución –saber lo que se dice- como con la pluralización del impersonal, o la inútil sexuación sobreactuada, de vascos y vascas, compañeros y compañeras, que suele ir detrás suyo y de tantas y tantas muletillas, memeces y vulgaridades, ¿vale, tíos?. Progreso, coño. De otro modo, acabaremos padeciendo anacolutos tras una copiosa comida, sinécdoques en las muñecas y tobillos, o calambures en las pantorrillas por falta de potasio y cacofonías en otro sitio y volveremos a ese espíritu de Atapuerca, que se columbra, problemático y febril, en el horizonte de estas tendencias. Es tan fácil dejarse caer en picado…
Pero, ay amigo, vete a explicárselo a esas mesnadas colectivizantes, que nadan en el plasma del rencor reivindicativo y de las JONS. Lo del tiro porque me toca, debe terminar con la oca en el pozo y si no, al tiempo. Lo que en ningún caso debe hacerse –según los gurús del taylorismo- es premiar con un buen sueldo en Nueva York, a esos fracasos vestidos de género femenino (aidopaginismo lo llamaba uno de los cerebros de Cs, Nart, que vaca de las tertulias) y aquí no ha pasado nada. Esa permisividad, se paga en votos de vellón y en mamporros y ostracismos pontevedreses.
Los cursis impenitentes –y consentidos- que nos quieren dar lecciones de modernidad, con su breve librillo axilar, o prontuario al uso, regalando muestras de crecepelo, apelando al canibalismo de la Gran Dolina, como progresía, pretenden una disciplina soviética, purgosa ya, sin advertir que suman filas junto a los anarquistas, tan españoles de toda la vida –Pestaña, los Ascaso, Mera, Durruti- de los que no hablan para nada y a los que tanto debía Franco y que me caen simpáticos por no ser obedientitos ni al marxismo, ni a la masonería. A esos cursis, digo, les hubiera venido muy bien haber pasado por un cuartel, o una escuela como es debido -de maestros con licencia para enderezar arbolitos, con rodrigón- clavar los codos sobre la mesa, o esforzarse un poco, saliendo de los tópicos manidos. Así, arregladitos, incluso, podrían citar jurisprudencia inventada, que quedaría mejor y es muy anglosajón y que, seguro, colaría de balde, dada la audiencia.
Hay que estar, Diossss, muy necesitado y ayuno, tal que el Maduro, para pagar la asesoría y los palotes de estos bachilleres de la Logse de los 90, con toquecitos de la EGB de los 70, en plan pedagogo pedantito y acongojadito, y de una universidad cataléptica y blanda en los rigores y la precisión, que requiere de masters, para una docencia cierta y el empleo precario. ¿Es eso vergonzante ó vergonzoso, don Íñigo? Al fin, el éxito cumbiambero y a pagar el que pueda. El otro, bachiller avanzado y poco más.
Las reválidas, las palmetas y los selectivos cumplían un gran papel. Pero la impunidad que da el tener enfrente a memos irredentos, de forma generalizada, estafermos a sueldo de figurante que se sienten cobardemente culpables per se -porque el sistema lo admite así y viven cucamente, creyendo que engañan a alguien- permite que un propio, que va de sabio, vestido de chico de la tienda, haciendo alarde de su inexperiencia, a lo James Dean –para lo que hay que valer- se atreva a decir de alguien, que está manchado de cal, sin serlo por arrimarse a la pared, como Manuel.
Cualquier mentecato, con memoria de mosquito, a bote pronto, concretamente el señor Pedro de la preveyéndola –todo un pico renacentista- si no tuviese marcado en la mirada su futuro en la corsetería de luxe, le hubiera podido parar los pies de inmediato, de un cantazo, apelando a sus precedentes familiares, o ancestros -auténticos homos antecessors de Puerto Hurraco- que en este caso concreto, no son como para pasar desapercibidos, ni para sacar el tema a la palestra.
Lo de la gaseosa, pues, en los matraces y alquitaras de los laboratorios, de estas buenas gentes, debería extenderse más –incluso abrirse a la Fanta naranja y a otros sabores, ya en grados que dicen universitarios- y la exigencia de los dos dedos de frente, medidos a pie de rey y el training en una mercería, o en una abacería de renombre –que les permitiese distinguir entre diversas alcamonías- al menos, obligatoria para ser elegible y estipendiario. Lo más grave, no es que desprecien cuanto ignoran, envueltos en sus harapos –que en TV no se aprecia si encima huelen mal y si se han lavado los dientes, o al menos han usado un colutorio, para morrearse debidamente- sino que desconocen el calado y entidad, de su ridícula y ostentosa indigencia. Tengo pesadillas espantosas, cuando pienso que el voluntarista, cejudo y corpulento Breznev, con su naricilla picarona, se hubiese podido poner cariñoso con este camarada agradecido, para su mal y hacer el oso salido de la hibernación. Pero llegó al poder, Gorbachov, el primer universitario de verdad desde el 17, a la presidencia, que supo leer los balances y finiquitó el desastre aquel, sin besos, ni torpes tocamientos. Le dieron un Nobel y hoy milita en la socialdemocracia, como persona razonable.
Quieren pringar como sea y que pague el contribuyente, porque han visto malos ejemplos ¡angélicos! y se han diferido tanto las reprimendas, que han perdido el concepto del gris. Y lo peor es que si les aúpan, se van a encontrar con legislaciones más duras y recientes, por lo que andar ahí –siempre tentador, máxime cuando se viene de la inopia- puede serles funesto. Hacerlo en cuadrilla es agravante, que lo sepan. El cerebro de este trile, el elefante blanco, –el Ferstryngue- ¡ay!, me temo que se reserva para la presidencia de la III república, la bananera.
Y si no, que se lo pregunten al elemento con cara de garbanzo, que andaba por las gasolineras, pasando la pandereta -¡qué tuno, él!- mientras se ciscaba en los ingenieros de caminos, canales y puertos –que es lo máximo, junto a los abogados del estado, notarios, registradores, e industriales de la Castellana, porque las cátedras de universidad, con la proliferación y el independentismo provinciano, ya nos son lo que eran- y a quienes perdonaba la vida, con sus mercedes bonancibles. Todo, sin haber llegado al penal primero, ni al internacional público, ni a los procesales, ni saber lo que era el eclecticismo tan sabroso y conciliador de Castán Tobeñas y hombre de tan buena condición él, casi como un Miguel Hernández -en versión capitán trueno- que nos ha dado un disgusto estos días, con su peculiar expresión de libertad de cátedra, de pasar de la infancia a los asuntos, pero al que halagará y consolará, mascullar en la celda –el talego que decía el ínclito Conde del rehúse- lo que piensan de él las mujeres de tronío y de alta definición.
Ay, lo que son estas compañeras del alma, compañeras, que lo deberían explicar con más precisión, para hacernos disfrutar de la rima. Acaso, no eran patadas y trompazos, sino que eran tan solo requerimientos a las aladas almas de las rosas, del almendro de nata, tipo elegía a Ramón Sije y los jueces, no lo han sabido interpretar debidamente. Yo, personalmente, os confieso que desde el torpe aliño indumentario, que me caracteriza, he anotado en mi cartera la gracia de su boina verdecida y le identifico más con un tardorromántico bequeriano, por la forma de administrar tetrástrofos monorrimos, a la manera de la Polvorosa. Digo.
Y esto pasa por franquear el paso a personajillos insustanciales, que están al pálpito y a la ocurrencia -de oído, se dice- y sólo pasa en la política, donde parece que hay coladero y aprobado general, para comenzar rellenando sobres, o pegando sellos, que ya no se chupan –remedio al fracaso escolar- por unas pesetillas y un polvorón y aprovechando el fervor puesto en ello y esa loable fe de carbonero, promocionar por antigüedad. Porque en la empresa privada -y en la mayoría de las administraciones- todavía, se exige algo para acceder y permanecer, se controla el mérito, porque los cuartos son de alguien, que los ha ahorrado y puesto a trabajar, para su bien y el de los que gustan de tener un puesto de trabajo.
No sabemos de empresas, medianamente exitosas, que se peguen por un Arenas, un Rodríguez de mala memoria –que ni debajo del agua, el hombre- o un Lara de callos en las manos y en los lóbulos. Porque la gente, en su totalidad, quiere salir de pobre y en siendo tantos quienes lo ansían, malamente lo podría intentar desde el gobierno un Amancio Ortega, o un Alierta, que, encima, parece que se va descapitalizando la empresa y poco menos que con un antifaz, y el saco de la rapiña a la espalda. Eso es puta envidia, sana si se quiere, de un premio atemperado, cuando ha puesto a Telefónica en luenga solfa, para muchos millones de accionistas. Una minucia, que no puede esperar jamás el piernas, el pisaverde, ni el desgarramantas, tan común. Para eso, sueñan -mirando al mar- entrar en política, sonriendo de gustito, como Granados y dar un pelotazo marjaliciano.
Mira, que, para algunos herejes monofisitas, fue el pilarista Villalonga, el que mejor lo hizo, con las preferentes -stock options- bien asesorado, el hombre de buena voluntad y sabe tu, que está por ver, si, ¡ay señor, señor! por eso se le puso carita de Geraldín Chaplin, al que va pontificando virtudes, en román paladino way y de arúspice oracular, cubierto de mucetas XL, de quita y pon, allende los mares. Porque así, queda mejor que con un camisón, como el famoso hombrón de la alameda, que conocía Antón, sin perder el son y que andaba tras las niñas, para llevárselas, pobriñas, vete a saber dónde. Ahí, sí que hay fina ciencia económica y fiscal.
¿Será preciso que se nos aparezca un Fichte invernizo, que dirija a la nación española unos Reden an die spanische Nation, haciendo hincapié en la educación y las maneras?
Madre mia, tengo al diccionario echando humo!. Nunca había visto tantas palabras juntas que no conocía. Esto es dominio del castellano, y lo demás son tonterías!.
!Del artículo no opino porque tendré que releerlo varios días para poder intentar entenderlo mínimamente!.
Creo que este artículo nos deja ver bien a las claras dónde nos encontramos y adonde vamos. (como se suele decir, a dar con la cabeza en el pesebre)