La entrega del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica al diseñador biónico Hugh Herr este viernes es la expresión del reconocimiento a los avances de la tecnología que pueden acabar con la discapacidad humana o reducir sus efectos. Este ingeniero es al mismo tiempo un claro ejemplo de hombre biónico. Considera que dentro de unos cincuenta años las extremidades podrían ser sintéticas si fuera preciso. Lo artificial y lo natural en el cuerpo estarán fusionados e interconectados. Herr utiliza el término de personas condicionadas en vez de discapacitadas, porque parece más neutral y positivo.

Es cierto como reconoce el acta del jurado que las contribuciones de Herr contribuyen a la aceleración de la integración hombre-máquina. De este modo aumentará la calidad de vida de millones de personas en el presente y en el futuro.

Actualmente, Herr es profesor asociado en el programa de Arte y Ciencias del MIT. Elabora también diseños para sujetos con dificultades similares a las suyas por amputaciones o por otras causas. Su capacidad de superación se ha demostrado ya que ha logrado escalar a una altura superior a la que había alcanzado antes del accidente sufrido.Lo que significa que ha practicado deporte con un nivel propio de élite igual que si no tuviera discapacidad.

La historia de los robots o autómatas ya se remonta al siglo I a. C. con Herón de Alejandría. Diseñó y realizó un órgano de viento, una máquina de vapor, etc. En 1495 Leonardo da Vinci inventó un robot humanoide al que denominó Caballero mecánico. Si bien el auge de los robots se produce especialmente en los siglos XX y XXI.

Los robots de cuarta generación poseen sensores que envían información a la computadora de control lo que los convierte en mecanismos más inteligentes, porque pueden tomar decisiones de modo autónomo e independiente según los datos que reciben en tiempo real.

En los próximos años y decenios los robots serán cada vez más frecuentes en muchos ambientes y convivirán con los humanos. Se puede pensar que nos quitarán trabajo, pero también pueden ofrecer más tiempo libre a las personas y realizar actividades monótonas y peligrosas.

De todos modos, con los grandes avances tecnológicos la producción y la fabricación serán cada vez más eficientes lo que aumentará la riqueza que poder servir para garantizar el bienestar general. Y aunque esto puede ser considerado como algo muy utópico no es imposible.

Lo que parece imparable es el avance tecnológico en el mundo digital en el que ya vivimos. Ya que las formas de vida y el cambio social se están acelerando de modo vertiginoso. Y cada vez será más rápida e intensa la transformación de la vida humana en nuestro planeta. Queramos o no esto va a suceder y de nosotros depende que los cambios sean racionales y orientados a la satisfacción de las reales necesidades humanas.

La apuesta por la investigación y por las artes y las humanidades es lo que nos dará los recursos para afrontar con optimismo e ilusión el presente y el porvenir. En este sentido los Premios Princesa de Asturias son un gran estímulo y un poderoso motor de cambio.