Sexo, dinero y hordas podemitas
Hermann Tertsch.- Ya sabemos todos que en España se habla en debate público de lo que quiera la izquierda. La izquierda en general y la extrema izquierda en particular. Y es así por una exótica comunidad de intereses de propietarios de televisiones con pocos escrúpulos y la cúpula del Gobierno del Partido Popular, además de una hegemonía mediática izquierdista siempre promovida y financiada por la izquierda por lógica, y por la derecha por cobardía. Esto pasa con la corrupción, a diario y de forma obscena. Porque parece haberse asumido que robar para la izquierda es una forma algo irregular y poco burocrática de redistribuir. Mientras que la derecha roba por pura codicia para el Jaguar, el Rolex y el esquí en helicóptero. Ahí mismo está esa grotesca pirueta intelectual por la que los presidentes José Antonio Griñán y Manuel Chaves son unos señores honradísimos que jamás se han beneficiado personalmente con un par de miles de millones robados. Cuando ese dinero robado es lo que les permitió comprar y secuestrar voluntades durante décadas, convertirse en reyezuelos con mando incontestable y hacer de Andalucía su cortijo socialista de subdesarrollo, ignorancia y dependencia. Con poder y fortuna para hundir en la miseria y aupar a la opulencia a enemigos, amigos, familiares y compañeros. A ver si eso no es beneficiarse personalmente.
La doble vara es también escandalosa con las supuestas afrentas morales. Un alcalde del PP que dice que una señora tiene las tetas gordas sufre un acoso infernal, él y su familia. Si uno de Izquierda Unida dice que una señora, incluso la misma, tiene las tetas gordas, igual de gordas, se comenta un día, se sonríe y a otra cosa. Imaginen que un dirigente del PP hubiera dicho que sueña con darle una paliza hasta hacer sangrar a una presentadora de televisión. Pues el caudillo de Podemos lo dijo y aún esperamos a que sus jaurías feministas de ultraizquierda nos cuenten si les parece mal hacer sangrar a una mujer para la mejor excitación sexual de su líder o directamente comprenden el placer de Pablo Iglesias.
Todo esto serían meros ejemplos del encanallamiento y la vileza general de las televisiones, si no tuviera una vertiente política tan tóxica que es una causa principal del deterioro de la convivencia y de las instituciones. Las dos televisiones políticas de ese increíble y vergonzoso duopolio estaban volcadas en hacer campaña contra la gestora socialista y agitar en favor del voto del “No” en desacato de la decisión del Comité Federal. Les urge romper el PSOE. Para impedir su retorno al constitucionalismo. Los frentepopulistas, que el 26 de junio a las 20.00 horas se creían en La Moncloa, han fracasado en todo desde entonces. No les queda sino la pataleta. Y hacer planes para sembrar la violencia en las calles. Para lo que contarán como siempre con la ayuda inestimable y gratuita de dichas televisiones. Con dichas cadenas todo el día llenas de podemitas y de los periodistas omnipresentes, nadie, absolutamente nadie, ha sacado a colación muy pertinente el acto más escandaloso y brutal que en el escenario político internacional se ha producido estos días: el asalto al Parlamento venezolano por las turbas del régimen de Maduro, patrono y financiador de la dirección de Podemos. La noticia de que el Parlamento de Venezuela ha sido ocupado y violentado por las hordas del hampa que obedece a los mentores de Podemos habría ayudado mucho a explicar por qué el PSOE debe recuperar la hegemonía de la izquierda dentro de la Constitución y no entrar en alianza con grupos totalitarios dirigidos por agentes de un régimen delincuente. Que intenta en España como allí usar la violencia contra la ley. Pero el duopolio habla de lo que quiere. Y sus respectivas cadenas podemitas, siempre de lo mismo.