Trump tiene la oportunidad de “hacer America grande otra vez”
María Belén Chapur.- Cuatro días atrás escribí que Trump ganaría las elecciones y, lo que para muchos parecía imposible, sucedió. Donald J. Trump se acaba de convertir en el presidente número 45 de los Estados Unidos de América. En unas elecciones históricas, que ni el pueblo americano ni el mundo olvidarán, cargadas de ansiedad, Donald J. Trump se coronó y pasó a ser el hombre más poderoso del mundo por un margen considerable. El pueblo estadounidense dijo “no” al establishment y votó por el cambio. Un cambio necesario para recobrar el sueño americano que parece haber quedado enterrado para muchos. La inacción de los políticos de Washington DC, más preocupados por mantenerse en el poder que gobernar para su pueblo ha sido causa y consecuencia del triunfo de Trump. Cada vez que alguien del establishment lo criticaba, le otorgaba un voto más. Los estadounidenses dijeron basta y decidieron patear el tablero, mostrar su enojo y salir en cantidades como nunca antes a votar. Eligieron a un outsider que, si bien se presentó por el Partido Republicano, no encaja en ninguno de los dos partidos tradicionales. Trump ya hizo historia transformándose en el primer hombre en llegar a la presidencia de los Estados Unidos sin haber ejercido ningún cargo público ni militar con anterioridad. Con un discurso hasta por momentos sincericida, les vendió a los estadounidenses lo que ellos querían comprar: la esperanza de volver a crecer y “hacer América grande otra vez”. Gobernar para y por el pueblo y terminar con la corrupción de Washington.
Desde la mañana temprano en la ciudad de Nueva York, así como en el resto del país, se observaban largas colas de ciudadanos de ambos sexos y todas las edades esperando para votar. La asistencia a las urnas batió récords históricos. Lo que en principio parecía iba a favorecer a Hillary Clinton terminó favoreciendo al candidato republicano que ganó en estados donde ni él mismo lo soñaba.
La manipulación de la información tanto por parte de Foxsnews como de CNN hizo imposible saber con certeza los resultados hasta altas horas de la madrugada. Recién a las 2 a. m., en el búnker demócrata salió al escenario el jefe de campaña de Hillary Clinton a anunciar que ella se retiraba a descansar y que hablaría recién al día siguiente. Quedó con esto en claro su derrota sin que aún las emisoras lo anunciaran, hasta que, finalmente, a las 2:35 a. m. confirmaron un llamado telefónico de Hillary a Trump felicitándolo y concediéndole las elecciones.
En el búnker republicano hace su aparición 2:45 a. m. el nuevo vicepresidente, Mike Pence, junto con su familia, quien luego de agradecer y utilizar la famosa frase tan trillada por los políticos –”Aquí me presento con humildad… y… agradezco a Dios…”– , hace la introducción a Donald J. Trump, quien baja escoltado por toda su familia y gran parte de su equipo. Dos cosas me llamaron la atención en su discurso al comenzar: la primera, que no hiciera referencia ni a Dios ni a la humildad; la segunda, que ignorara a su compañero de fórmula. Agradeció a sus padres, hermanas, hermano, Melania, sus hijos y parte de su equipo sin nunca mencionarlo a Pence hasta el momento de su retirada. Dio un lugar preferencial a Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York, y a Chris Christie, actual gobernador de New Jersey, quienes lo apoyaron desde el comienzo y, sin duda, formarán parte de su equipo junto con Newt Gingrich, político con vasta experiencia y gran cerebro.
Su discurso fue breve, muy atinado, unificador y pacifista. Comenzó con un gran gesto hacia su rival, resaltó todo su esfuerzo y pidió un reconocimiento a su larga trayectoria a la vez que sirvió a la patria. Trump dejó de ser Trump para dar nacimiento a una nueva versión de sí mismo muy mejorada que esperemos se perpetúe en el tiempo. Su enorme ego hará que quiera pasar a la historia como uno de los mejores presidentes de los Estados Unidos y trabajará duramente para ello. Los mercados, seguramente en el corto plazo, bajarán como consecuencia de un resultado no esperado y la incertidumbre que genera aún Trump, pero en el largo plazo se reacomodarán, ya que su Gobierno se enfocará en reformas que traigan un crecimiento económico y una mayor seguridad. No lo veo haciendo disparates porque el sistema de balance de poderes en los Estados Unidos funciona a la perfección y no se lo permitirá. Tiene que lograr acuerdos en un Congreso donde dominan tanto en el Senado como en la cámara de representantes los republicanos, algo que debería simplificarle el quórum para avanzar con las distintas medidas.
Lo que va a estar asegurado es el show, porque Trump es Trump, un showman. Y nos guste más o menos, hoy se ha transformado en el nuevo presidente de los EEUU haciendo historia. Hay que respetarlo por esto y darle la oportunidad de cumplir con todas sus promesas de “Make America Great Again”.