Alemania ofrece 100.000 euros por la captura del terrorista de Berlín
El hallazgo de unos documentos bajo el asiento del conductor del camión dio este miércoles un inesperado giro a la investigación sobre el ataque al mercado navideño de Berlín. Día y medio después del atentado, la policía se percataba de que el asesino había dejado en el lugar del crimen su permiso temporal de residencia, que permitió su identificación. Se trata del tunecino Anís Ben Amri, de 24 años, por quien se ofrece una recompensa de 100.000 euros a quien ofrezca información que facilite su detención. Anís vivía en Oueslatía, en la provincia tunecina de Qairaouán, antes de viajar a Italia en 2012, para pasar finalmente a Alemania en 2015 con la ola de refugiados llegados en aquel año. Su familia, interrogada por las autoridades locales, aseguró que apenas había dado señales de vida desde 2010, cuando se marchó en medio de la Primavera Árabe. Durante los últimos seis meses en Alemania había cultivado contactos con la red salafista del país e incluso fue detenido en posesión de un pasaporte italiano falso, pero puesto de nuevo en libertad.
Sobre él pesaba una orden de busca y captura «por robo a mano armada» y hay constancia de que ha estado en contacto con una célula desarticulada de Daesh en Alemania, un grupo liderado por el predicador Abu Walaa que se dedicaba a reclutar combatientes en Europa para enviarlos a Siria o Irak y a cuyos seminarios en Hildesheim había asistido el sospechoso. La Fiscalía confirmaba que la policía había estado muy cerca de él, incluso había llegado a pinchar su móvil y a realizar escuchas de sus comunicaciones desde marzo a septiembre de 2016, debido a que frecuentaba mezquitas radicales y había intentado comprar un arma automática. Pero, cuando creían tenerlo controlado, se deshizo del teléfono y desapareció.
La historia de Anís Ben Amri, para frustración de las autoridades alemanas, es la de muchos otros refugiados en el país. Su petición de asilo había sido debidamente tramitada y rechazada en julio, en una oficina de Kleve sin medios para cruzar datos y percatarse de sus múltiples identidades. El ordenado procedimiento de expulsión no pudo llegar a término porque carecía de la documentación necesaria, unos papeles que llegaron precisamente ayer desde Túnez, cuyas autoridades habían negado durante meses que se tratase de un nacional, como ocurre con miles de solicitantes de asilo que deben ser deportados.
Expulsión dilatada
Su expediente, además, se difuminaba en la maraña de autoridades regionales. La Oficina de Investigación Criminal (LKA) de Renania del Norte-Westfalia había iniciado una investigación. Las autoridades de Berlín, donde también había residido, otra. El centro de coordinación antiterrorista había comenzado a intercambiar datos solo el pasado noviembre. La operación de búsqueda arrancó ayer con el despliegue de 150 policías en Emerich, en torno a un albergue de refugiados en el que había residido, pero sufrió retrasos por «defectos de forma» en las órdenes policiales que el diario Die Welt identificó como faltas de ortografía que causaban confusión. Este último detalle, sin confirmar por fuentes oficiales, colmó el vaso de la paciencia ciudadana y en las redes sociales surgieron multitud de críticas a la acción policial.
También han registrado las redes sociales, en las últimas 48 horas, celebraciones del atentado y llamadas a seguir el ejemplo de Anís Ben Amri que demuestran que parte importante de esta batalla se libra en internet.
¿100.000 euros? La vida de los alemanes no vale un pimiento.
Ahora van sus propios compañeros a delatarle para con esos 100.000 euros poderse comprar más armas con las que secuestrar más camiones. Esa recompensa debiera estar limitada a ciudadanos europeos de origen.
no solo de origen, que no sean perroflautas, ni comunistas ni musulmanes