El vicario de la diócesis de Tanger: “Los misioneros estamos en la vallas de Ceuta y Melilla para dignificar la vida humana”
Los misioneros son «servidores de humanidad». Su labor llega no sólo a los lugares más recónditos del planeta sino también a los dramas más olvidados, como los que viven los inmigrantes que llegan a Marruecos desde distintos puntos del continente africano para intentar cruzar a Europa. En medio de esa tragedia humanitaria trabaja el padre franciscano Simeón Czeslaw Stachera, director de Obras Misionales Pontificias (OMP) de Marruecos y vicario general de la diócesis de Tánger.
«Tenemos dos vallas. La natural que es Gibraltar, un charco peligroso que se ha convertido en el cementerio del mundo, y las vallas de Ceuta y Melilla. Los misioneros estamos allí para responder y dignificar la vida humana», explicó este sacerdote franciscano nacido en Polonia y que ha pasado estos días por Madrid para presentar la Jornada de Infancia Misionera que se celebra este domingo.
«Es un campo nuevo y doloroso, el de los niños migrantes y vulnerables, a veces abandonados, sin padres que perdieron en el camino, niños robados. Esa también es nuestra parroquia», aseguró el sacerdote.
También se quejó de las dificultades que encuentra a veces la Iglesia católica para poder ayudar a los inmigrantes. «Hace unos días nuestro obispo (Santiago Agrelo Martínez) quiso llevar comida a los inmigrantes que están en el bosque esperando saltar la valla y un grupo de policías se lo impidieron. Entonces él les dijo ‘Yo como, ustedes comen. Ellos también deben comer´ y consiguió que le dejaran pasar», aseguró este franciscano, nacido en Polonia y que trabajó durante una década como misionero en Bolivia antes de ser enviado a Marruecos en el año 2002.
Según explicó la presencia de la Iglesia en un país de mayoría musulmana obliga a ser muy respetuoso. «Me siento muy libre pero siempre respetando las leyes. No se permite el proselitismo por lo que la evangelización es una invitación a través del testimonio», señaló.
” No solo de pan , vive el hombre, si no de toda palabra que viene de Dios “. Eso, debía hacer ese franciscano, y el obispo, dar comida espiritual, a esos hombres. Pues con solo comida, seguirán en su error, islámico, y al final, se condenaran, y entonces, Dios, les dirá ” Gime sacerdote, por que por tu culpa, éste se ha condenado ” ( libro del profeta Oseas )
Tanto ayudar a los musulmanes, tanto darles de comer y beber… y que yo sepa no han conseguido ni una sola conversión al catolicismo.
Yo de ustedes me preocuparía de conservar lo que tienen. Porque no solo no consiguen una sola conversión sino que están perdiendo las que tienen a un ritmo vertiginoso.
Un poquito más de pragmatismo, señores de la curia romana. Cuiden primero de su rebaño en vez de dejarlo a merced del lobo. O pronto no tendrán rebaño alguno del que preocuparse.
La Iglesia en Marruecos es presencial, no se le permite adoctrinar a ningún musulmán, solo la presencia, en conjunto con la magnífica labor que realizan ,dan ese testimonio cristiano, tan confortador para todo aquel que no valora la presesencia cristiana en tierras de misión. Los actos de Culto se realizan dentro del templo, para la Comunidad Cristiana, y no hay ningún problema.