La cobardía de Artur Mas
S. Sostres.- Tras dos años presumiendo de haber cumplido su promesa de realizar su prometido referendo, de alardear de haberle plantado cara al Estado y de haber sido más astuto que el Gobierno, y de presumir ante los independentistas de «habérsela jugado por Cataluña», ha bastado que un fiscal sin demasiado mal carácter le pidiera 10 años de inhabilitación y unos tristes 36.000 euros de multa para que el expresidente de la Generalitat, Artur Mas, haya negado el referendo tantas veces como se lo han requerido. No tres sino muchas más, antes de que el juez dicte sentencia. Tanto Mas como las otras dos acusadas le han restado cualquier valor político a la pachanga y se han desvinculado de cualquier participación en él, atribuyendo toda la organización a los voluntarios.
Si ésta es la valentía de los héroes de la épica, de los que se reclaman soldados de la libertad y convocan a su pueblo a la gesta, cuesta de imaginar a qué rincón de la Tierra correrán a esconderse cuando ya no estemos hablando de un referendo sino de un intento de secesión unilateral, que naturalmente no va a prosperar, y un fiscal no tan amable pida como corresponde severas penas de cárcel.
En los últimos dos años solo se ha visto algo más falsario y fraudulento que la jornada del 9N, y ha sido la cobardía con que Mas ha comparecido ante el juez después de tanta heroicidad de pacotilla.
Están jugando con fuego, por mucho apoyo de Israel que tengan. Lo que pasa es que las consecuencias quizá tarden algo en verse…