La maternidad, obra cumbre de la vida humana, forma parte del firme propósito de los impulsores del mundialismo para relativizar y adulterar cualquier concepto sobre los que se asiente nuestra pertenencia a una etnia, una identidad cultural y ahora también a un determinado sexo.

Wendy Savage, feminista, lesbiana y miembro de la Asociación Médica Británica, se presenta como experta en ética y defiende que se puedan llevar a cabo abortos selectivos dependiendo del sexo del nasciturus. “Las mujeres deben poder abortar cuando no estén de acuerdo con el sexo del no nacido”, ha manifestado en una entrevista, lo que ha provocado una oleada de críticas. “Un niño es una bendición, sólo un monstruo desecharía esa bendición debido a su género, señaló un activista británico provida.

También calificó de “completamente abominables” las pretensiones homicidas de Savage. Ésta, lejos de retractarse, va más lejos al defender que las mujeres puedan abortar en cualquier fase del embarazo, independientemente de que el nonato carezca de cualquier anomalía. También aboga por la venta incontrolada de la píldora abortiva sin necesidad de prescripción médica. “Es el derecho de la mujer a decidir, señaló.

La feminista lesbiana ha emitido un comunicado en el que sostiene que el aborto selectivo basado en el sexo no es “discriminación de género”, ya que el término “sólo se aplica a personas vivas”.

Actualmente, el aborto es legal en el Reino Unido hasta las primeras 24 semanas de gestación y sólo si es autporizado por dos médicos. A partir del sexto mes sólo se permite en circunstancias excepcionales.

Para justicar su defensa del aborto, la representante de la Asociación Médica Británica se refirió a las violaciones que se producen cada año en el Reino Unido. Fuentes médicas la han desautorizado al establecer que tan sólo el uno por ciento de las mujeres que abortan en el país quedaron embarazadas tras ser violadas.

“Personas embarazadas” en vez de “mujeres embarazadas”

No es la primera vez que la Asociación Médica Británica se ve envuelta en polémicas relacionadas con los embarazos. Recientemente, la citada entidad pidió a los facultativos que las mujeres embarazadas dejen de ser llamadas “madres embarazadas”, para no ofender a los hombres transexuales que no pueden dar a luz, según cuenta el rotativo inglés The Telegraph. En lugar de esa definición, pide que las mujeres encintas sean llamadas “personas embarazadas” a secas.

La petición está incluida en un documento interno dirigido al personal sanitario, en el que se detalla una serie de frases comunes que deberán evitarse para no ofender la sensibilidad de los transexuales.

Sobre el embarazo y la maternidad, la Asociación Médica Británica dice: “La desigualdad de género se refleja en las ideas tradicionales sobre el papel de las mujeres y los hombres. A pesar de que han cambiado con el tiempo, los supuestos y estereotipos que sustentan esas ideas a menudo están profundamente arraigados”.

Añade que “una gran mayoría de las personas que han estado embarazadas o han dado a luz se identifican como mujeres” (sic), por lo que cree necesario no insistir en esta particularidad sexista y pide que se las identifique como “personas embarazadas” en lugar de “mujeres embarazadas”.

Lo más sorprendente es la pretensión de suplantar la capacidad fecundadora de las mujeres por las ideologías de género desdeñadoras del orden natural y de la propia vida.

No sólo eso. La citada entidad cree también necesario comenzar un proceso de adoctrinamiento en los colegios para que los menores dejen de asociar “la importancia de la maternidad” al elemento femenino.