Escondidos
Creo que nadie tiene duda de la chapuza fraudulenta y corrupta que impregna las políticas de Empleo de la Junta de Andalucía. Si yo hubiese votado al socialismo en nuestra tierra me sentiría ofendida y defraudada. Las personas decentes, votantes de buena fe, deben considerar que se ha traicionado su confianza. Jamás pretendían, al elegir la papeleta del PSOE, que el dinero destinado a los parados andaluces se introdujese en los bolsillos de unos pocos.
El oscurantismo que rodea todo el asunto ya es alarmante. No se trata sólo del veto reiterado a las Comisiones de Investigación. Tampoco se trata de negar información a la oposición. Concretamente a mi grupo parlamentario, de 120 preguntas escritas registradas en el Parlamento andaluz en las que solicitábamos datos concretos relativos a las prejubilaciones falsas, nos han respondido dos y una tercera que no alude a este caso.
Pero lo peor y más preocupante del oscurantismo con el que ha reaccionado el PSOE al ser sorprendido en plena acción, es su negativa a ayudar a la Justicia. Ello pone en evidencia un trasfondo peligroso y una ética inexistente, lo que representa un auténtico problema para toda la sociedad andaluza. La jueza que instruye el caso de los fraudes en la Consejería de Empleo ha advertido en varias ocasiones a la Junta de su escasa colaboración, de que no envía expedientes completos, de que tarda mucho en proporcionar información siempre corta y deslavazada.
Es imposible sentirse en buenas manos ante un gobierno que se esconde ante la Justicia. Hace pocos días leíamos con estupor que la jueza cansada de suplicar como un alma en pena, ha dado 48 horas al gobierno andaluz para que le aporte la documentación. Se queja de que no puede seguir con la investigación, de que no puede aumentar las imputaciones y de que se le está impidiendo ampliar la presunta trama delictiva.
Esta conducta es la esperada en delincuentes que temen lo peor porque son culpables, pero no es en ningún caso la que practican personas honradas seguras de su inocencia e interesadas en demostrarla. Si además hablamos de cargos políticos que toman las decisiones sobre nuestras vidas, que administran nuestro dinero y que planifican nuestro bienestar, es para echarse a temblar.
Eso y no otra cosa es lo que está haciendo cada día el presidente de la Junta de Andalucía y los consejeros implicados en la trama de los fraudes de Empleo. El presidente de los andaluces se protege en la mentira vanagloriándose de que la corrupción es sólo de 10 millones de euros. Le parece poca corrupción, lo considera poca cosa y se enfada cuestionando a la jueza y a los grupos parlamentarios por exigir claridad y explicación.
Ha escogido engañar con la cifra para disimular, tapar y minimizar el escándalo antes que profundizar en la verdad para descubrir a los responsables. Ha preferido seguir ocultando unas irregularidades que conocía y permitió desde hace muchos años antes que admitir su error, pedir disculpas y colaborar con la Justicia. Ha elegido el camino tortuoso antes que la línea recta.
Para colmo, en un cínico alarde de decencia, el presidente andaluz se pavonea amenazante avisando de que si algún socialista después de declarar en los tribunales resultase imputado, su partido lo suspendería temporalmente de militancia. No tiene esa intención. La expone cara a la galería por si aún quedan algunos ingenuos a los que volver a traicionar.
La existencia en la actualidad de 106 cargos públicos socialistas imputados en Andalucía, a los que Griñán no ha pedido la menor reparación, tira por tierra cualquier promesa de limpieza democrática. Todos estos cargos continúan al frente de sus puestos por deseo expreso del mismo partido que los designó. Además, 35 de ellos forman parte de las listas electorales que el PSOE presenta en los próximos comicios municipales y 31 son candidatos a la alcaldía por esa misma formación.
Esconderse ocultando la verdad sobre el mal uso de más de 700 millones de euros no tiene disculpa alguna. Por el contrario, nos indica la catadura moral del gobierno que todos padecemos y de las personas que a sabiendas se empeñan en defenderlo.
*Alcaldesa de Fuengirola y portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía.