People holding a banner reading I am Brussels behind flowers and candles to mourn for the victims at Place de la Bourse in the center of Brussels Tuesday March 22 2016 Bombs exploded at the Brussels airport and one of the city s metro stations Tuesday killing and wounding scores of people as a European capital was again locked down amid heightened security threats AP Photo Martin Meissner

Laureano Benítez Grande-Caballero.- En un mundo totalmente diseñado en las retortas del Nuevo Orden Mundial, donde no cae una hoja al suelo sin que lo hayan planificado los prebostes mundialistas; donde vivimos víctimas de un siniestro «Show de Truman» en el que somos protagonistas inconscientes de nuestras vidas orwellianas; donde se nos vigila por tierra mar y aire y se cuentan y miden todos nuestros pasos, es absurdo creer que un fenómeno de tan enorme trascendencia para el futuro de la humanidad como es la avalancha de refugiados en Europa ha surgido de la nada con total espontaneidad, como consecuencia de la represión de unos gobiernos despóticos que masacran a multitudes inocentes que se rebelan contra las tiranías, y que por ello se ven obligados a buscar refugio en los países europeos.

La lógica, el sentido común y la experiencia invitan más bien a pensar que la invasión de refugiados es una gigantesca obra de ingeniería social que forma parte de la conspiración globalista, que ha delineado esta operación desestabilizadora hasta en sus más mínimos detalles.

Los intereses secretos que se ocultan en esta conjura son evidentes, ya que el mundialismo quiere acceder a un gobierno universal que exige el establecimiento de una sociedad global, lo cual demanda a su vez perentoriamente la disolución de las identidades nacionales.

Y la principal estrategia para lograr esta destrucción de las naciones-estado es la multiculturalidad, porque contribuye a destruir las fronteras, y corrompe los valores y tradiciones de las nacionalidades, a las que ataca como una maligna metástasis.

El objetivo primordial apunta al bombardeo de los valores cristianos, que fueron los que conformaron la identidad de muchos de los países europeos, y además proporcionar mano de obra barata que provoque una bajada de los salarios y de los derechos laborales de los trabajadores, lo cual es un goloso manjar para los jerarcas que manejan el mundo empresarial y financiero.

Como prueba de que esta gigantesca obra desestabilización de Europa obedece a una maquiavélica conspiración de los poderes mundialistas, baste saber que la invasión de refugiados inmigrantes ya se profetizó en el lejano año de 1923 por Coudenhove-Kalergi, conde masón que se erigió como uno de los fundadores de la Unión Europea, el cual planificó en su libro «Paneuropa» una conspiración para invadir Europa con millones de inmigrantes, con el objetivo precisamente de guiar Europa hacia el NOM.

Esta misma idea es la que late en los congresos que se han realizado entre el mundo europeo y el árabe. Por ejemplo, en el año 1975 la Resolución de Estrasburgo afirma que «una política a medio y largo plazo debe formularse de ahora en adelante a través de intercambio de tecnología europea por petróleo y por reservas de mano de obra árabe […] favorecerá una completa integración económica en Europa y Arabia», y se promulgaba «que los gobiernos europeos dispongan medidas especiales para salvaguardar el libre movimiento de los trabajadores árabes que emigrarán a Europa, así como el respeto a sus derechos fundamentales. Tales derechos deberán ser equivalentes a los de los ciudadanos nacionales», y asimismo «la exigencia de posibilitar a los inmigrantes y a sus familias el poder practicar la vida religiosa y cultural de los árabes […] la necesidad de crear por medio de la prensa y demás medios de información un clima favorable a los inmigrantes y sus familias […] la de exaltar a través de la prensa y del mundo académico la contribución dada por la cultura árabe al desarrollo europeo».

Además, se propugnaba «el inalienable derecho a practicar su religión y mantener estrechos vínculos con sus países de origen, los inmigrantes tendrán también el de exportar a Europa su cultura. Es decir el derecho de propagarla y difundirla».

En abril de 1983 se realizó en Hamburgo El Simposio para el Diálogo Europeo, que robusteció esta corriente de islamofilia proclamando que «los derechos de los inmigrados musulmanes (no de los de cualquier otra religión) tenían que ser iguales a los de los ciudadanos que los acogían […] que editasen y creasen periódicos, emisoras radiofónicas y de TV en árabe y se pidiesen medidas para incrementar su presencia en sindicatos ayuntamientos y universidades».

Han pasado los años, y estas medidas favorecedoras siguen vigentes a pesar del terrorismo islamista, pues no se han derogado, sino que incluso se han robustecido aplicando unas medidas de represión del catolicismo con el pretexto de no incitar la ira del fundamentalismo islámico. Por ejemplo, retirando belenes en las fiestas navideñas.

En septiembre de 2015, durante el desarrollo de un almuerzo que tuvo lugar en el escenario de una Asamblea General de la ONU, Angela Merkel recriminó a Marck Zuckerberg ?Fundador de Facebook? que no se eliminaran de su red social comentarios que invitaban al odio racial, a lo cual el magnate contestó que iban a trabajar más en esa dirección.

Uno de los pocos dirigentes que denuncian esta conjura globalista a través de los refugiados es el primer ministro húngaro, Víktor Orban, quien señaló a George Soros como el instigador de la avalancha migratoria, acusación que fue admitida cínicamente por el megaconspirador sionista.

Una de las más contundentes pruebas documentales de esta conjura globalista fue el hallazgo en una playa de la isla de Lesbos ?uno de los principales puertos de entrada de los refugiados? por parte de periodistas de la cadena «Sky News» de un manual donde se dictaban instrucciones para favorecer la entrada de inmigrantes ilegales en Europa, documento que estaba patrocinado por la ONG «W2eu» ?«Bienvenidos a Europa»?, que incluía números para contactar con ACNUR y la Cruz Roja, y las rutas para llegar a Europa, marcando incluso los lugares de donde parten los barcos. Turquía estaba inundada de manuales como éste.

También es notable la sospechosa aparición en toda Europa de pancartas con el lema «Welcome refugees», frase en la que resuena el «Welcome to Europe» de la mencionada ONG, y más si caemos en la cuenta de que «Welcome to Europe» es una filial de la siniestra Fundación «Open Society Institute», de George Soros.

Europa, Europa… ¡Canta, oh, musa, la destrucción de Europa! Creadora de la más excelsa civilización de la historia, estás ahora sitiada por refugiados e inmigrantes, que conforman un gigantesco caballo de Troya de donde salen orcos siniestros que grafitean calaveras en tus plazas y avenidas; que invaden tus ríos con sus feroces drakkars, en cuyos mástiles ondea siniestramente el «jolly roger» de las calaveras con las tibias cruzadas; de donde salen al abordaje incontenibles terroristas, que bailarán sobre tus tumbas, se masturbarán en tus Capillas Sixtinas, arrasarán con tus Notredames, mientras disfrutan de la cornucopia de ayudas sociales que tus estados cobardes les proporcionan a porfía, y afilan las cimitarras con sus allahuakbares; de donde nos abordarán los saurones de sus Séptimos de Caballería, y los unabombers que preparan en sus tugurios del inframundo el imperio de sus calaveras.

Europa, Europa… nacida en las ágoras atenienses y en foros romanos, en basílicas cristianas, que has degenerado, que ahora sobrevives en herrumbrosas mazmorras donde te emborrachas con el pestilente olor de la herrumbre y el orín de la decadencia, en tenebrosas catacumbas donde buscas refugio de los ángeles exterminadores que libremente desfilan por tus calles.

Europa, Europa… El NOM beberá tu sangre en la cuenca de tus calaveras vacías, y hará ondear en tus más altas torres el «Totenkopf» de calavera y tibias de yihadismo, mientras en la noche nochera de tus ciudades amedrentadas se oye el perturbador sonido del toque de queda.

Europa, Europa… ¿Acaso Zeus te secuestró raptó para este fracaso, para este horror, para que sobre ti cayera una lluvia de metralla en vez de una lluvia de oro? ¿Acaso san Benito fundó monasterios para que tus templos se travistan hoy de mezquitas? ¿Acaso conquistamos la Bastilla para que los Derechos del Hombre sean entregados hoy por una población acobardada, que dará al NOM su libertad a cambio de seguridad?

Europa, Europa… Te creíste eterna, y ahora sólo tienes velas y flores para llorar a tus víctimas destrozadas por el terrorismo, mientras un pueblo acobardado se da golpes de pecho musitando aquello de «Yo soy Charlie Hebdo… Bataclán, Niza, París, Londres…». ¿Quién de tus hijos proclamará de una vez el grito de «Yo soy Espartaco», para liberar arrolladoramente a los borregomatrix lobotomizados por el NOM? ¿Quién se levantará de entre tus escombros humeantes y tus cadáveres insepultos para lanzar a la historia el grito de «Yo soy Aquiles», mereciendo con su valor y su cólera el canto de las musas?

Europa, Europa… Dos mil años y ya estás agonizando: te creíste invencible, pero ya se vislumbra tu calavera. Cuando el último de tus ciudadanos haya abandonado Troya, el único canto de las musas que tendrás será una triste canción de plañideras, a modo de lamento fúnebre: «Llorad como mujeres lo que no supisteis defender como hombres».