Soria, ¿muerte lenta o descabello al gusto?
El INE, o Instituto Nacional de Estadística, tan familiar a mi vida, desde aquella infancia de los años 40 y primeros 50, cuando recreábamos en la dehesa, arriba de la inexistente cafetería Alameda, aporta datos sobre nuestra provincia que apenan mucho.
Nos dice qué de 137.372 personas nacidas en Soria, 73.188 (53,27%) viven en la diáspora o, mejor, exiliados (por razones políticas, de malas o equivocadas políticas, entiéndase, pero políticas al fin), que han emigrado, han tenido que emigrar, yéndose a empadronar a otras provincias españolas y engrosar las comunidades de origen soriano, no para hacer las américas, sino para poder vivir y salir adelante sin grandes alharacas, como deberían poder hacerlo en su tierra natal, como los murcianos o los de Santander. ¿Por qué van a ser menos? De estos nacidos en Soria, a lo largo de los años, tan sólo se han quedado -se han podido quedar en su tierra natal- el 46,73%, menos de la mitad, que son 64.184. De esos 73.188, a Madrid se han ido 19.083, a Zaragoza 13.934, y a Barcelona 12.812 (que suman 45.829, el 63%) a engrosar, digo de nuevo, colonias importantes de origen soriano, que en algún caso ya supera la población de la provincia que desciende a un ritmo de 181 habitantes anuales, casi medio soriano por día. La capital aloja a 39.000 habitantes, que son el 43,5% de los de los 90.000 de la provincia
Son preocupantes esos datos, porque estas evoluciones terminan en colapso generalmente, cuando alguien advierte que sale demasiado caro mantener ese gasto –pequeño comparado con lo que nos cuestan los apandadores políticos, insaciables, de uno y otro y otro y otro… signo- y que saldría más barato disolver la provincia, sus 184 municipios y repartirla entre las colindantes, Zaragoza, Burgos, Guadalajara, La Rioja y Segovia, quedando la capital como el último municipio y más lejano de cualquiera de las capitales de estas provincias. Cuestión de costes, cuando su existencia se comience a convertir en un lujo caro. Es leer un balance.
Cuando DEYNA la creamos un puñado de sorianos en 1992, Soria contaba ya con tan sólo 94.537 habitantes, sobre un millón de hectáreas y constituía un campo de posibles experimentaciones muy interesante para emprender el ecodesarrollo que pretendíamos, en plena vanguardia marcada por la Cumbre de la Tierra del 92, apostando por el conocimiento y así, intentar poblarla con batas blancas, sin grandes dispendios, pero con gente joven, matrimonios en producción y con perspectivas silicon way, porque había crédito y respaldo coherente de instituciones importantes y poderosas y una medalla de oro en Hannover, nada menos, en el corazón de la Europa más luterana y que pudo concitar inversiones y perspectivas de calidad, poco a poco,.
No pudo ser. Hubo un rechazo fronto-latera – a la soriana- de algunos y consentido por el común. No se apoyó la iniciativa original, sino que se fio en la mala copia espuria y usurpadora, y se llegaron a enterrar en cemento más de cincuenta millones de euros (más de ochenta mil millones de pesetas, para que nos entendamos) de la forma más estéril e impune posible, destrozando un humedal, a la vez que se nos negaba el pan y la sal. Ahora, veinticinco años después, con la objetividad que prestan los años, puede comprobarse que quedan 90.000 habitantes, que son, no alguno más sino 4.537 menos. Muy triste, pero los sorianos, que pagan la fiesta, los que se quedan y los que se han tenido que ir durante este tiempo y los fichajes estrella que se han ido y los nuevos, que cuestan dineros, deben saberlo.
Ahora, no queda sino tratar, de cortar la sangría, abriendo la puerta a soluciones o aportaciones originales y compatibles con los principios de sostenibilidad, gusten o no, que estamos en Europa y que retengan cada año a 181 sorianos, al menos, de los que se integren a la población activa y después tratar de ascender poco a poco. Tapar la vía de agua que lleva a la zozobra y al hundimiento. Proyectos descabellados, como la vaquería de Noviercas, no son la solución, como tampoco la sería convertir a Soria en un cementerio de residuos nucleares, en un campo de refugiados, en una enorme residencia de ancianos, o en un pantano, cerrando el portillo de Andaluz, que en cuatro años o cinco, se llenaría y cuya cola llegaría a Gómara. Sería más razonable vender el agua a los levantinos, en último caso y menor problema medioambiental, pero Soria no se merece eso, ni la va a sacar de pobre que el yacimiento de Numancia sea patrimonio de la Humanidad, ni de nadie, ni menos de alguno que sabemos todos.
Sería muy difícil que alguien preparado que hubiese reflotado empresas, hubiera participado en fusiones y adquisiciones y hubiera defendido emporios de verdad como el sr. Pizarro (Abogado del estado y Agente de cambio y bolsa), el turolense que tanto admiramos, consiguiera poner en pie una provincia parando la caída y consiguiéndola impulsar hacia arriba, a flote, digo, como la queremos y siempre ha sido, no te digo lo imposible que puede resultar para quienes no han reflotado nada que flote, ni se sabe que hayan llevado al pueblo a través del desierto durante cuarenta años, a lo Moisés. Un cirujano de hierro es caro, pero más lo es una mortaja, y sobre todo, el cemento por el cemento, eso sí que es caro ¿Cuánto cuesta devolver eso de Garray a su antiguo estado? Más de cincuenta, seguro.
Cruzábamos entonces, digo, al final de los cuarenta, al recreo, sin ningún peligro, la calzada del Espolón, desde la escuela aneja de la Normal, de su planta baja acristalada, para hacer el recreo, donde don Antonio Gómez Chico (que nunca supe si era familiar del famoso geógrafo Pedro Chico y Rello, que prologaba su libro Soria es así, que compré en Las Heras allá por el 51 y que conservo) nos enseñaba lo imprescindible para la vida, con autoridad y cuidado. Ahora, cada vez que subo al Espino paso por su sepultura -camino de la de mi padre y de mi hermano- que está a quince o veinte pasos de la puerta de entrada, a la derecha, en el pasillo central. Es un viejo panteón y a veces hay una flor, que no me extrañaría que la pusiese Mercedes Abajo, y rezo una oración en su memoria, porque nos enseñó muchas cosas que nos han valido para la vida, como él decía.
*Secretario general de DEYNA y miembro del Capítulo Español del Club de Roma
Ya, buen artículo. Si está genial…pero que alguien me responda ¿A qué partidos han ido votando los sorianos? Pues eso…
Eso mismo.
Ya quiero yo ver a Alerta Digital contra el trasvase que se pretende desde Murcia de las aguas del Duero. ¿Y qué ha aportado Murcia a las tierras del Duero, de la Meseta Norte? Fue esa Meseta Norte que quieren expoliar la que liberó Murcia de la sharia y de los hadices musulmanes. ¿Agua para Murcia? El supuesto “milagro económico murciano” no es más que expeculación y desarrollo insostenible de campos de golfos, corrupción, arena playera y cutres e impersonales bloques de apartamentos. ¡Y crecimiento, como la pólvora, de la población musulmana y del yihadismo. Fin de los trasvases, sean… Leer más »