Sostuvo Richard Spencer en una de sus charlas universitarias que era falso que los activistas de izquierda estuvieran “resistiendo” nada, ya que tienen exactamente las mismas opiniones que los principales medios de comunicación y corporaciones multinacionales.

El patrocinio empresarial de las ideas izquierdistas cuenta con una larga tradición.

En los últimos años hemos tenido algunos ejemplos: En 2012, Burger King quiso ser parte de la celebración del orgullo gay en San Francisco a través de un “orgulloso Proud Whopper”, con un envoltorio arcoíris y un mensaje en el interior: “por dentro todos somos iguales”. Faltó la opinión de un experto que aclarase que no, que no todos somos iguales por dentro al tener distintos sistemas inmunológicos.

En abril de 2017, la multinacional Pepsi tuvo que retirar el polémico anuncio protagonizado por la modelo Kendall Jenner, en el que muestran imágenes de una protesta para publicitar la marca y que desataron una lluvia de críticas en las redes sociales. “Pepsi quería proyectar un mensaje global de unidad, paz y entendimiento. Claramente no hemos cumplido con nuestros objetivos, y pedimos disculpas”, afirmó la compañía en un comunicado en el que también pide perdón a la protagonista del anuncio por “haberla puesto en esta situación”.

En el spot de la bebida, Jenner abandona una sesión de fotos para unirse a una protesta callejera en la que logra reprimir la acción policial ofreciendo un refresco a un agente. El anuncio fue tildado de “ofensivo” e “insensible”.

Ahora, la empresa cervecera holandesa Heineken está utilizando su marca para abogar abiertamente por las fronteras abiertas. La campaña se llama “Abierta a todos” (Open to All) e incluye en sus envases el siguiente mensaje, toda una declaración ideológica de intenciones: “A un mundo sin fronteras ni barreras. A la creencia de que es más lo que nos une que lo que nos separa. Porque un extraño es sólo un amigo que no ha tenido una fría Heineken a tu lado”. (Ver el video del anuncio)

Respecto al anuncio, titulado “Worlds Apart”, presenta tres parejas de extraños que se reúnen por primera vez y que tienen puntos de vista opuestos. Una de ellas discrepa sobre el feminismo. La segunda discrepa con las otras dos sobre el cambio climático. La última la forman un casero y la uña mujer transexual, con su propio punto de vista respecto a la identidad. Finalmente, las tres parejas hacen causa común para construir un mueble-bar y poder degustar una Heineken.

Además del spot en televisión, firmado por la agencia creativa Publicis y dirigido por el director alemán Sebastian Strasser, la campaña en España incluye campaña digital, publicidad exterior y comunicación en hostelería y alimentación.

El objetivo de las empresas es básicamente el beneficio no importa de qué forma. Y eso incluye la cínica adhesión a cualquier tendencia política que sea popular en un determinado momento. Las principales multinacionales alemanas colaboraron con entusiasmo con el régimen nazi y abrazaron sus mensajes en sus campañas publicitarias. Hoy defienden la agenda impuesta por el nuevo orden. Como los de Groucho Marx, sus principios se adaptan a cualquier circunstancia. Todo sea por el dinero.