Solidarizarse con las víctimas no significa estar dispuesto a terminar radicalmente con los asesinos
Solidarizarse con las víctimas de Londres, como lo ha hecho por ejemplo el líder de Podemos, no quiere decir que se esté dispuesto a terminar radicalmente con el terrorismo islamista. Lo digo, porque todavía hay mucha gente que por ignorancia piensa que, cuando el Jefe de un estado, el presidente de un gobierno, o el líder de un partido político, transmiten sus condolencias a los familiares de las víctimas de un atentado terrorista, están queriendo decir que están en disposición de apoyar medidas contundentes y expeditivas para erradicar ese terrorismo criminal que nos acecha, nos amedrenta y nos mata.
Les pondré un ejemplo. Salvo alguna excepción, los líderes de los partidos políticos españoles con representación parlamentaria, convocaron al pueblo y salieron a la calle cogidos del brazo cuando la ETA asesinó vilmente al joven concejal del PP, Miguel Angel Blanco Garrido. Sin embargo, esos mismos partidos han venido apoyando las excarcelaciones de los asesinos etarras más sanguinarios; se han ciscado en las víctimas, y además, van pregonando sin vergüenza torera que la democracia ha derrotado a la banda terrorista ETA. O sea, que se solidarizaban con la víctima y sus familiares condenando el atentado y llorando en los funerales, y a continuación, para justificar su siniestra perversión de lenidad con los asesinos, solo les exigían a éstos su arrepentimiento, la condena de los atentados, y pedir perdón a las víctimas. Con eso, ya estaba todo arreglado.
Gracias a esta terrible experiencia, yo les pediría a esas gentes ignaras que como si de una droga se tratase necesitan su dosis diaria de televisión, que hagan un esfuerzo por desengancharse. Que intenten entender que el terrorismo islamista que acaba de sembrar el pánico en Londres, no es eso que los medios informativos les están contando. El terrorismo islamista, para quien no lo sepa, asesina en nombre de una religión, su religión. No miran quien o quienes sean las víctimas mientras se trate de inocentes europeos. Por tanto, yo les pediría a esos adictos de la “caja tonta”, que se quiten la venda de los ojos y comiencen a vislumbrar y a darse cuenta, de quiénes son los responsables de esas muertes aparte de los asesinos. Los promotores de la multiculturalidad no solo están dando alas y cobertura legal a los terroristas que masacran a inocentes en nombre de una religión, sino que cobardemente tienen todavía la desfachatez y la desvergüenza de llamar a esa religión “la religión de la Paz”.
Pero hay más, retrocedamos hasta enero de 2015. Una tertuliana de 13TV afirmaba, poco más o menos, que las publicaciones satíricas como las de “Charlie Hebdo”, deberían ser, dentro del marco de la libertad de expresión, más respetuosas con las religiones.
Pues bien, aquellas declaraciones tratando de “justificar” el atentado, hubiesen sido tomadas en serio, si a María Antonia Trujillo la hubiésemos oído alguna vez arremeter contra publicaciones y medios de comunicación españoles, que durante más de tres décadas se han dedicado y se dedican a denigrar y caricaturizar a la religión católica. Si esta socialista hubiese salido al paso ante todo tipo de parodias que con mofa y befa han ridiculizado y ridiculizan sistemáticamente a monjas y sacerdotes, y hubiese alzado su voz contra las feministas que irrumpen en una iglesia católica semidesnudas blasfemando y atacando nuestra fe, entonces, posiblemente sus declaraciones tras el atentado islamista contra el semanario francés, no la hubiesen abierto en canal.
Hoy, cuando se pretende en todos los campos la discutible y discutida –hasta violentamente- globalización, no deberíamos dirigir la mirada hacia un solo país víctima del terrorismo islamista por grande e importante que éste sea. Hay latitudes en las que el mismo terrorismo lleva mucho tiempo matando, expoliando y destrozando, sin que muchos que hoy se lamentan por lo sucedido en Londres, hayan expresado o demostrado, al menos, su condolencia. España podría ser un ejemplo.
A estas alturas de la película lo que diga o haga un político del régimen ya debería sernos indiferente. Sus vidas y sus obras giran en torno a la mentira, al engaño y la manipulación. Uno ya tiene los suficientes kms recorridos para haberse dado cuenta que esta sub-especie humana que nutre las cúpulas de todos esos partidos carecen del más mínimo decoro y sentido del honor. Carecen de dignidad alguna ni verguenza. De patriotismo y sentido del deber ya ni hablamos. Cuando uno de ellos o de sus lacayunos a sueldo habla, lo mejor es cambiar de canal. Es… Leer más »