Ignacio de Jacob y Gómez, asesor de imagen y relaciones públicas: “He sido condenado por ser cristiano”
Lorena Mendívil.- Ignacio de Jacob y Gómez (Nacho Jacob), un “influencer”, un tipo que no deja indiferente a nadie, un triunfador hecho a sí mismo a pesar de su origen aristocrático y de la imagen de ‘niño pijo’ con la que era percibido cuando siendo un adolescente hizo las primeras incursiones en el mundo de la imagen y las Relaciones Públicas.
Hablar de Ignacio de Jacob y Gómez (Nacho Jacob) es hacerlo de un líder de opinión tenido muy en cuenta por los principales diarios españoles y las mejores consultoras de Asesoría de Imagen y Relaciones Públicas. Se trata del gurú del mundo de la imagen y la comunicación, capaz de codearse con personajes como Leonardo Di Caprio, Román Polanski, Rania de Jordania o Julio Iglesias. Figura entre las exclusivas amistades de la Familia Real del Principado de Mónaco, de cuyo ‘Baile de la Rosa’ es habitual. También de los Oscars de Hollywood y del Festival de Cannes.
A lo largo de su trayectoria, ha obtenido numerosos reconocimientos como el premio Perséfone otorgado por Luis María Ansón, de La Real Academia de la Lengua Española, y el premio Ciudadano Europeo, que concede Forum Europa. También figura en la lista de los 10 únicos españoles reconocidos con el premio Paloma de la Paz, Premio Príncipe de Asturias y Fundador de Mensajeros de la Paz, por su participación en numerosos proyectos benéficos. También poseen este galardón los Reyes de España y el Papa Francisco.
Ignacio de Jacob y Gómez ha sido incluido recientemente en la lista de los 500 hombres más influyentes de España, según un estudio realizado a jóvenes universitarios de diferentes comunidades autónomas, a su vez la revista Elegance Tendencias lo ha catalogado como uno de los 10 hombres más elegantes, así como otras publicaciones de moda.
-Díme qué ‘pecado’ no se puede permitir un experto en protocolo, ni siquiera en un mal día.
Bajo ningún concepto puede faltar al respeto a las personas a las que tiene que dirigirse. Si pierdes las formas, pierdes la razón, aunque en un principio la tuvieras. No cuesta nada pedir las cosas “por favor” y decir “gracias” o “de nada”.
-¿Existe algún truco para transmitir una buena imagen?
Vivimos en un mundo tan estresante, que siempre viene bien recurrir a alguna técnica de relajación o meditación. Pero lo fundamental es que la persona se encuentre bien consigo misma, algo que no solo se consigue yendo a la mejor la peluquería o luciendo los mejores trajes; el ser humano necesita sentirse bien por dentro. Solo así podrá transmitir una buena imagen. Por lo tanto, apúntate: come sano, haz ejercicio y duerme un número suficiente de horas. Y no descuides tu ocio, porque es muy importante.
-¿Cómo llegaste al mundo de la imagen y las relaciones públicas, dirías que lo tuyo ha sido fruto de la vocación?
No, en un principio fue más bien fruto de la casualidad, lo que pasa es que una vez que conocí este mundo por dentro quedé fascinado y me preparé cuanto pude para conseguir ser el mejor profesional posible.
Fíjate que de niño quería ser cantautor, con 8 años componía mis propias canciones, pero no hace falta que te cuente lo difícil que era meter la cabeza en una discográfica en los años dorados de las casas de discos.
No obstante, a pesar de todo, a los 16 años conseguí que Horus grabará mi primer disco, ‘Tómame como soy’ que tuvo mucha repercusión en Lationamérica, donde llegué a vender 25.000 copias y me dieron un disco de oro. Pero fue un trabajo que en España pasó un poco desapercibido.
A los pocos meses me ofrecieron la oportunidad de lanzar un segundo CD para el mercado latinoamericano, pero entonces era muy joven y consideré que no era el momento adecudado para atravesar el charco. Así que me busqué la vida como pude y los fines de semana me puse a trabajar como relaciones públicas. Y fue provindencial, porque tuve la ocasión de conocer a mucha gente interesante, como artistas, representantes de los medios de comunicación e, incluso, a un alto cargo de CBS España, que tuvo a bien encargarme una presentación ante los medios. Y ahí empezó todo.
Esa presentación resultó todo un reto para mí, que pude superar con éxito gracias a la colaboración de mis amigos artistas de entonces. Y así fue como quedé fascinado por este mundo que, a partir de ese momento, sí que pasó a ser una vocación para mí.
-Tal como lo pintas parece que para ti resultó muy sencillo introducirte en este mundo
Ni mucho menos, fue un primer contacto con la profesión del que surgió una atracción muy fuerte que me llevó a darme cuenta de que era a esto a lo que yo me quería dedicar. Desde el primer momento me di cuenta de que era el trabajo ideal para una persona como yo, con tendencia natural a la empatía y con una capacidad innata de conectar con la gente.
Pero los primeros momentos fueron duros, llegué a sentir hasta ciertas dosis de rechazo. Así que tuve que armarme de valor y paciencia para, poco a poco, ir ganándome el favor de la gente y ampliando mi cartera de clientes. Y claro, me dedique a estudiar.
A los 19 años me matriculé en Administración y Dirección de Empresas y todavía no he parado de estudiar: soy licenciado en Psicología y máster en Comunicación Empresarial, Moda, Comunicación Coorportiva, Publicidad y Marketing de Moda e Imagen y Protocolo. Yo diría que me lo he currado y que me he preparado muy a fondo.
Como es evidente de forma natural fui conociendo a numerosos personajes públicos, artistas, empresarios, futbolistas… y fui consciente que les podía ayudar a mejorar su imagen, así que, las relaciones públicas como la asesoría de imagen, en mi caso han ido siempre de la mano.
-¿Y cómo nace Jacob Fitzgerald?
Así se llama mi agencia, seleccioné mi primer apellido y como uno de mi genealogía.
La fundé hace 15 años, en un principio solo, trabajando en mi habitación, aun recuerdo cuando tenía que ir a la papelería del barrio a hacer las fotocopias o mandar los fax, después se incorporó una persona y actualmente tengo 30 empleados a mi cargo. El camino ha sido muy largo y duro, pero a la vez muy enriquecedor. No me gusta quejarme demasiado.
-¿Y tus clientes encuentran en Jacob Fitzgerald lo que buscaban?
Pues me parece que sí. En mi agencia no solo se les proporciona un servicio de relaciones públicas, marketing o estrategias de comunicación, también trabajamos su imagen personal. A veces lo demandan ellos mismos porque son conscientes de que lo necesitan y otras lo sugerimos nosotros. Pero lo que resulta evidente es que los líderes de hoy necesitan tener una muy buena imagen, algo que se consigue exhibiendo buenos modales, oratoria y capacidad para intrepretar los discursos que nosotros mismos escribimos. Interpretar, no leer de cualquier manera. Y por supuesto, tienen que vestir adecuandamente, mejorando el estilo todo cuanto sea posible.
-Para construir tu pequeño imperio habrás necesitado algún tipo de ayuda…
Una ayuda importantísima, el buen ejemplo de mis padres y su apoyo para que pudiera disfrutar del mejor nivel de estudios posible. Mi padre es Abogado y Graduado Social y mi madre ama de casa, y aunque del mundo de la imagen y las relaciones públicas no sabían nada, lo que tenían muy claro es que yo debía estudiar y que ellos iban a hacer todo lo necesario para que así fuera.
-¿No deberías haber sido abogado?
Eso pensaba mi padre, de hecho se enfadó mucho cuando le dije que no lo iba a ser, pero hoy está muy contento de que un buen día tomara aquella decisión.
-Seguro que un tipo como tú conoce la clave del éxito. No me digas ahora que te pasa como a los grandes cocineros, que no puedes desvelar la receta…
Pues te la voy a decir: la discreción más absoluta. Habitualmente trabajo con artistas, empresarios, políticos y altos ejecutivos, con personas muy importantes que depositan en nosotros toda su confianza. Por lo tanto, soy una autentica tumba, antes me matan que desvelar un secreto. Tengo acceso a información confidencial de índole personal y profesional, que bajo ningún concepto puedo revelar. Podría decirse que la discreción es el principal mandamiento de un profesional de las relaciones públicas y la asesoría de imagen.
-Lo que pasa es que nos estás contando la historia de un hombre hecho a sí mismo y resulta que eres de familia aristócrata. Igual lo has tenido más fácil que un chaval del barrio de Usera…
Yo te cuento cómo ha sido mi recorrido, un camino que más allá de lo que pueda pensar la gente, ha resultado muy complicado. Cuando dejé Derecho y me introduje en el mundo de las Relaciones Públicas y la Asesoría de Imagen, sentí en mis carnes el rehazo de buena parte de la prensa y de los famosos, a los que incomodaba mi imagen de joven burgués. De ‘niño pijo’, para no andarnos con rodeos. Aunque te cueste creerlo, tuve que trabajar el doble para vencer esas reticencias, que fueron desapareciendo con el tiempo porque la gente supo apreciar que soy una persona trabajadora y que me esfuerzo mucho por hacer las cosas bien. Quienes entonces me rechazaban por ser un niño pijo, hoy son mis amigos. Como ves, yo también tuve que trabajar mi imagen porque había unos cuantos artistas, deportistas o toreros que tenían una imagen distorsionada de mí.
-Igual no ayuda mucho a tu imagen que repitas tantas veces, incluso en las redes sociales, que eres cristiano…
Pues no debería ser así, pero te voy a contar algo que nunca había dicho públicamente: he recibido llamadas telefónicas amendrantadoras por el simple hecho de declararme cristiano. Y una vez me encontré en la puerta de casa un animal muerto con una nota en la que ponía: “Te crucificaremos como a tu amado Jesucristo”. La verdad es que lo que viene ocurriendo con este asunto en España durante la última década me parece intolerable. Es intolerable que por ser cristianos nos tengamos que esconder como lo hacían los cristianos en las catacumbas.
Este tío es un estafador. Estos premios no tienen ninguna validez. Únicamente contactan con empresas al azar y estas pagan por unos premios donde detrás no hay más que teleoperadores y comerciales. Mucho cuidado con está estafa, podría ser una de las mayores tramas y estafas de España en la actualidad, han engañado a miles de empresas y lo que es peor. A las fuerzas de seguridad del estado. Auto: Ex-empleada de Jacob Fitzgerald agencia dueña de esta asociación, entre muchas otras a nombre del estafador Ignacio de Jacob y Gómez.
Este tío es el del Instituto para la excelencia profesional, organización que da premios a la excelencia a empresas que pagan por ello. Por cierto, el representante en Barcelona del citado estamento es el ínclito Oscar Berman.
Con todo respeto hacia la persona, PERO ME PARECE UN FANTASMA, DE TOMO Y LOMO.
¡Como todos os relaciones públicas, por otra parte!
Venden humo…, es decir, NADA REAL.
¿Leo Taxil?
Hay personas que odian desde hace siglos a la religión crisitiana y trabajan día a día para acabar con ella, incluso desde dentro de la propia Iglesia. y parece que lo están consiguiendo…