Decir que “un niño es un niño” ya es ilegal en Canadá
La pregunta, en una de las escenas cumbre de la célebre novela ‘1984’, de George Orwell, ya tiene una respuesta en Canadá: tantos dedos como diga el Poder. Con independencia, no ya de opiniones contrarias, de otros puntos de vista, sino de la realidad biológica y el sentido común.
El Senado canadiense acaba de aprobar, por el abrumador margen de 67 votos contra 11, una añadido a su ridículo Código de Derechos Humanos, que hasta ahora ha servido, básicamente, para ‘empapelar’ a todo el que opinara que quizá llenar Occidente de musulmanes no es la mejor idea del mundo, para incluir la protección de la “identidad y expresión de género”.
Sí, es tan malo como está pensando, si no peor. ‘Orwelliano’ se queda muy, muy corto.
En la novela, el tiránico régimen del Ingsoc solo pretendía que negaras realidades menores, como que Oceanía había estado en guerra con Asia Oriental; no soñaban con castigarte por afirmar que un hombre es un hombre y una mujer, una mujer.
El lenguaje del texto les delata: “La gente puede identificarse con un concepto de género que esté en línea con el sexo que se les asignó al nacer, o puede identificarse con un género que sea diferente al que se le asignó al nacer”.
“Que se le asignó al nacer”. Se diría que el tocólogo ha sido hasta hoy como el sombrero mágico que asigna las casas en el Hogwart de Harry Potter, como si nos designase varón o hembra en un caprichoso e impredecible arranque de inspiración. Esta semana hemos tenido muchos niños, señora, así que he decidido que lo suyo será niña.
¿A ustedes les ‘asignaron’ un sexo al nacer? A mí, no. El médico, sus colegas, las enfermeras, mi madre y todos los que vinieron a verme al hospital vieron una niña, y se plegaron al decreto de la biología, expresado con suficiente claridad en mi anatomía.
Aquí en nuestra patria ya hay comunidades donde los médicos tienen prohibido hablar de “niño” o “niña” con respecto a los recién nacidos, a quienes deben llamar “criaturas”. Una estupidez más, pero que no tiene por qué afectarnos a los demás.
Pero en Canadá todo debe de ser más confuso, a juzgar por esta extraña añadidura legal que obliga a la humillante necesidad de declarar públicamente lo que se sabe evidentemente falso, como tener que llamar “señora” a un barbudo leñador canadiense si ese es su (momentáneo) capricho.
O, tratándose de un país mayoritariamente anglófono, tener que emplear para referirse a alguien sus “pronombres designados”, como “xyr” o “they”.
Esto, que puede ser motivo para echar unas risas cuando se trata de una moda ideológica impuesta solo por la moda y la propaganda, deja de serlo completamente cuando está consagrado en la ley y puede traerte la ruina.
A ese insufrible ‘poseur’ a la moda que hace las veces de primer ministro en el frío norte, Justin Trudeau, le faltó tiempo para tuitear su satisfacción ante la aprobación de la enmienda: “Grandes noticias: El Senado ha aprobado la Ley C-16, haciendo ilegal discriminar por identidad o expresión de género. #ElAmoresElAmor.
Y sí, quién lo duda, el amor es el amor. Pero los cromosomas son los cromosomas y las leyes no tienen por qué copiar servilmente a la naturaleza, pero en ningún caso pueden contradecirla, salvo en estos tiempos enloquecidos en los afirmar que un niño es un niño suena a grito de guerra, intolerable provocación, incitación al odio y, como poco, un concepto discutido y discutible.
“Esta ley no será escudo para defender transexuales vulnerables, sino arma para aplastar a creyentes que se nieguen a afirmar una falsedad”
No podemos dejar de coincidir con Jeff Gunnarson, vicepresidente de Campaign Life en Toronto, quien declaró a LifeSiteNews: “Esta ley tiránica no es otra cosa que ingeniería social elevada a la enésima potencia.
Por su parte, Jack Fonseca, también de Campaign Life, confiaba sus temores de que esta ley sirviera, sobre todo, para atacar a los cristianos. “Recuerden mis palabras: esta ley no se usará como un tipo de ‘escudo’ para defender transexuales vulnerables, sino más bien como un arma con la que aplastar a creyentes o a librepensadores que se nieguen a afirmar una falsedad”.
Fuente: Actuall
Es una cacería de brujas lo que está haciendo Canadá!
NO ES EL UNICO PAIS DONDE EL PODER HOMOSEX.SE CONVIERTE EN DICTADURA DE LA EXPRESIÓN. EN ESPAÑA PROHIBIERON QUE UN AUTOBUS TENGA LA LEYENDA: LOS VARONES TIENEN PENE Y LAS NIÑAS VAGINA.
La verdad el número de gilipollas en este mundo de Dios crece alarmantemente, ¿seran los extraterrestre?, ¿el calentamiento global?, ¡o yo que se!.
No amigo, es tipejo como George Soros! que quieren reducir la poblacion mundial para apoderarse de todos los recursos del planeta. Como si se lo pudiese llevar al infierno, como dice ese famoso refran:
“Podras conquistar el mundo, pero no llevartelo contigo en tu lecho de muerte”
!No fastidies! esta bien lo de las criaturas pero si mi mujer pare y pregunto al medico ¿Qué ha sido? una criatura,normal no va ha parir un caballo de carreras.Cada vez estamos mas tontos.
entonces decir que alguien de canada es canadiense también seria delito
Siempre he sido una persona que ha intentado mantenerse dentro de la legalidad. Salvando pequeñas transgresiones que todos hemos hecho durante la juventud y algún otro momento puntual, así ha sido.
Pero ahora la legalidad se ha convertido en opresión. El sentido común en deficiencia mental. Y el respeto en irreverencia. Hemos llegado a un punto que ya uno no puede sino más que recordar esta cita e intentar ponerla en práctica de la mejor manera posible:
http://i.imgur.com/4F3j29x.jpg
Nos han colado tantas leyes injustas que el día que haga una rebelión nadie sabrá por cual motivo es… Tiempo al tiempo. Un saludo