Carmen Montón y el “paso deshonroso” de una “organización” sectaria
(Artículo publicado en AD el 25 de junio de 2017) En el “Camino de Santiago” hay un pueblo de la provincia de León que se llama Hospital de Órbigo. Hospital, porque lo fue de peregrinos; de Órbigo, por el rio de su nombre que es seguramente el más truchero de España; y no solo eso, es un rio con leyenda. Claro que, a ver que rio no la tiene. Un puente medieval cruza su cauce, y la leyenda, el conocido “paso honroso” de don Suero de Quiñones. No se sabe muy bien en que consistió la cosa, pero, este caballero que debió ser algo pendenciero y fanfarrón, se estableció en el puente con unos cuantos amigos, y por allí no pasaba nadie si no entraba en liza. Así, en el “paso honroso”, se dice rompieron trescientas lanzas. Si fue por cosas de amor o de vino, esos son cotilleos que se guarda la historia desde entonces; año 1434.
Aquel “paso honroso” del siglo XV, está siendo representado políticamente ahora como “paso deshonroso”, pero de una manera esperpéntica y grotesca por varios partidos políticos convertidos en una “organización” que, en la Comunidad Valenciana y por increíble que parezca, se han establecido al más puro estilo marxista controlando férreamente todo lo que se mueve. Una “organización” que aglutina a los comprometidos con el catalanismo separatista, y entre los que destaca por su feminismo radical la que con solo 22 años de edad se afilió al partido socialista, como tantas otras, sin haber trabajado en su vida ni cotizado a la Seguridad Social y sin ni haber creado ni un solo puesto de trabajo. Pues bien, está señora criada y vitaminada al amparo del partido socialista y que solo sabe vivir de la política, se embolsa mensualmente la friolera de casi 5.000 euros que salen del esfuerzo, el sudor y el sacrificio de los contribuyentes españoles.
Carmen Montón, una de las protagonistas de la representación del “paso deshonroso” en política, forma parte de esa “organización” cuyos miembros, por méritos propios, se están haciendo acreedores de pasar a los anales de la historia como los más inútiles, sectarios e intransigentes, que lograron alcanzar un lugar en la ubre del Tesoro nacional gracias a los cambalaches que permite la democracia para poder gobernar sin ganar unas elecciones. O sea, una forma perversa de conseguir algo que no hubiesen logrado a lo largo de su vida, de ninguna otra forma.
Desde el “paso deshonroso” imponen normas doctrinales a los sufridos contribuyentes, que no sirven precisamente para resolver problemas como el desempleo, las largas listas de espera en la sanidad pública, el pésimo sistema público de educación, la politización y desprestigio de la justicia, la galopante inseguridad ciudadana, el tráfico y consumo de drogas que está destruyendo a nuestros jóvenes, etc. La última de esas imposiciones es de lo más siniestro, la “guía breve para el uso no sexista del lenguaje”. Una minuciosa lista de términos rebuscados para desterrar lo que la “organización” considera términos inadecuados. A partir de ahora, la palabra “doctores” quedará relegada por “personal médico”, y la de “hijos”, será sustituida por “descendencia”.
La “organización” pretende también eliminar, sin que los sufridos contribuyentes lo hayan demandado, lo que sus miembros numerarios consideran lenguaje sexista. Una guía con indicaciones, para cuando el personal médico sanitario tenga que dirigirse a los pacientes, o redactar alguna comunicación.
Por ejemplo, para referirse a los cargos, la “organización” dice que es un error gramatical anteponer el artículo femenino seguido del sustantivo masculino, por ejemplo: “la médico”. Carmen Montón prefiere que se utilice en lugar de “la médico”, “la jefa de servicio” o “la farmacéutica”. Y, en lugar de llamar pensionista a un hombre o mujer pensionados, habrá que utilizar: “condición de pensionista”.
La “organización” pretende suprimir también el masculino genérico, imponiendo en lugar de “los ancianos”, “las personas mayores”, o, “las personas enfermas”, para sustituir a “los enfermos”. Pero hay más, porque la “organización”, insta a los trabajadores de la Sanidad pública a que destierren frases como: “los pensionistas no tendrán que abonar los medicamentos”. Según la “organización”, lo correcto será decir: “no se tendrá que abonar los medicamentos cuando se tenga la condición de pensionista”. Y por supuesto, nada de utilizar la palabra “niños”, a partir de ahora se dirá “infancia, criaturas o menores”. Y, mucho cuidado también con pronunciar la palabra “hijos”, deberá decirse “descendencia”. ¡Ah! y otra cosa, en lugar de “alta voluntaria del paciente”, lo obligado será decir: “alta voluntaria a petición propia”, y, “profesionales de la sanidad o de la salud” en lugar de “profesionales sanitarios”.
Así funciona la “organización” que se ha constituido y hecho fuerte en el “paso deshonroso”, para gobernar la Comunidad Valenciana. Una “organización” desde donde la feminista Carmen Montón impone sus postulados en la Sanidad pública valenciana, como ya hiciera cuando formó parte de “las chicas de ZP”, con iniciativas como la ley de matrimonios entre personas del mismo sexo e ideología de género, y, anteriormente, con leyes como la del aborto criminal.
Pero, lo grave de todo este desmadre y cúmulo de despropósitos, chorradas e imbecilidades, es que aquí no pasa nada, porque según Rajoy, no se cambia lo que funciona, es decir, no se cambia la galbana, el documental y la siesta, para que los de Podemos armando gresca, asesorando al chavismo, asaltando capillas católicas, auspiciando el islamismo, y lanzando carantoñas al nuevo PSOE, mantengan al PP como el partido del mal menor exhibiendo el mensaje del miedo: “O nosotros o el caos”.
Pura mafia. Es un clan lo que se ha establecido en la CV. Y, esperen ustedes a que reabran CANAL NOU, que por cierto ha salido en la lista de morosos de Hacienda, para hacer lo mismo que Maduro en Venezuela.
La realidad es que en España NO CABE UN TONTO MÁS.
Ni una tonta más, y esta “señora” supera ya el cupo.
¿Para que existen los búnkeres?