La guerra de Marruecos
Pío Moa.- El general Salvador Fontenla acaba de publicar La guerra de Marruecos (1907-1927). Historia de una guerra olvidada (Ed. La esfera de los libros) Aquel conflicto tuvo enorme repercusión directa e indirecta en la España de entonces, motivando una constante agitación revolucionaria, la Semana Trágica y finalmente – junto con el terrorismo anarquista y el auge de los separatismos, que aspiraban a combinarse con los rebeldes del Rif para desintegrar España– la caída del régimen liberal de la Restauración –. Dicha guerra ha motivado gran número de estudios parciales y literatura, pero por sorprendente que resulte, ninguna historia de conjunto, siendo esta la primera, si dejamos aparte la puramente profesional Historia de las campañas de Marruecos publicada en cuatro volúmenes por el Servicio Histórico Militar, entre 1947 y 1981. Esto no es demasiado extraño, dada la pobreza analítica de la historiografía universitaria: tampoco había un estudio sobre los separatismos vasco y catalán en relación con la evolución de España en el siglo XX, pese a ser uno de los problemas clave de ese siglo, hasta el mío Una historia chocante.Esto no es demasiado extraño, dada la pobreza analítica de la historiografía universitaria: tampoco había un estudio sobre los separatismos vasco y catalán en relación con la evolución de España en el siglo XX, pese a ser uno de los problemas clave de ese siglo, hasta el mío Una historia chocante.
En realidad, como señala el autor, se trató de una serie de campañas, con intervalos entre ellas, a las que, “jurídica y políticamente es inapropiado denominar guerra de Marruecos, porque no hubo declaración formal de guerra y porque España no estuvo durante esos años en guerra con ese país (…) ni hubo un plan determinado (…) Las intervenciones francesa y española tuvieron como finalidad pacificar y someter a la obediencia del sultán marroquí a las cabilas (tribus) rebeldes a su autoridad”. Este era el objetivo oficial, más la modernización del país. Los dos protectorados debían terminar en plazo indefinido, que las potencias protectoras tratarían de alargarlo lo más posible (terminaría en 1956). “Los actuales nacionalistas y el gobierno marroquí quieren hacer ver que las luchas de las cabilas eran para librarse del yugo de España, cuando la verdad era que por lo que combatían era para no someterse al yugo del sultán de turno de Marruecos”. No obstante lo inadecuado del término, ha quedado como “guerra de Marruecos”, y el autor lo mantiene un poco por la costumbre.
El libro está escrito con precisión militar, sin retóricas ni consideraciones ajenas al tema, algo muy de agradecer en una época en que las verborreas ideológicas causan estragos en la historiografía. El período se extiende entre la Conferencia de Algeciras (1906) – en la que las rivalidades entre Alemania, Francia e Inglaterra se resolvieron a favor de entregar una zona marroquí como protectorado a un gobierno español poco entusiasmado con el regalo– y las operaciones subsiguientes al desembarco en Alhucemas (1925), culminadas dos años más tarde. Desde entonces la pacificación fue tan real que después de la independencia muchos rifeños pedían el retorno de España ante las brutales represiones del gobierno de Rabat, caso realmente insólito. Francia no logró pacificar todo su protectorado, más amplio pero también más fácil, hasta 1934.
“Si se preguntara a la población en general sobre hechos destacados de nuestra actuación militar en el Rif, pocos sabrían citar algo más que el Barranco del Lobo o el Desastre de Annual, e ignorarían el desembarco de Alhucemas, la incursión de comandante Capaz, los numerosos actos de heroísmo y de acciones guerreras brillantes”. El exitoso desembarco, fue el primero realizado después de la catástrofe inglesa en Galípoli, de la que se sacó la lección de que un desembarco contra un enemigo preparado en tierra fracasaría necesariamente.
En realidad, señala el autor, y aun teniendo en cuenta un revés tan grave como el de Annual (en el Barranco del Lobo, murieron 158 españoles, que la prensa republicana y socialista elevó a un millar, cifra mantenida luego por historiadores de medio pelo), “el Ejército español demostró en estas campañas una gran capacidad de adaptación y de renovación en todos los aspectos (…) con operaciones que fueron modelos de aplicación del arte de la guerra, con procedimientos técnicos y tácticos pioneros”.
Las campañas del protectorado fueron en extremo difíciles, y el autor hace una comparación con las actuales de Afganistán: “Los dos tipos de conflicto se han caracterizado principalmente por la lucha de guerrillas. Guerra asincrónicas, de intensidad variable y desgaste a largo plazo (…) España en dieciocho años consiguió dominar y pacificar el protectorado que asumió en los acuerdos internacionales, y la OTAN, después de más de quince años, no ha podido cumplir la misión que se le asignó, a pesar de las nuevas tecnologías, generosos sobornos y su potente maquinaria política, económica y militar”. Hasta podríamos augurar que las perspectivas de la OTAN son de derrota final. La comparación viene muy al caso.
En fin, el libro proporciona una gran suma de información y de análisis concretos de las operaciones que, en general, desmienten la “leyenda negra” tejida por una masa de literatura impresionista y muy a menudo alejada de la verdad.
Hace unos años tuve que viajar a Marruecos por trabajo. Conocí allí a un compañero de la sede marroquí de mi empresa originario de Chauen. Me contó que su abuelo aún guardaba en un rollo el escrito de un notario español en el que venían sus propiedades (su casa, su ganado, etc) Su abuelo le contaba el orden que había en todos los aspectos cuando estaban allí los españoles y cómo echaba aquello de menos. Supongo que nuestra “leyenda negra” tratará de borrar todo esto, como lo ha hecho con todo lo que nos hace sentir orgullosos de ser españoles… Leer más »
A JAVIER, no te fíes javier, que los moros te dicen lo que tú quierás que te digan, o sea, que no dicen la verdad ni borrachos, casi todo lo que dicen es mentira y después mentira. Ellos cuando les interesa –son muy astutos– te cuentan la película como tú quieras. No te fíes de ningún moro, palabra de uno que lleva teniéndo relación con ellos durante más de 20 años, para que sepas los moros nos odian y a muerte, los enemigos mayores de los occidentales y españoles son los moros y depués los moros. Cuando ha habido un… Leer más »