Prontuario de hagiografías para meditar: Juan Guilloto León, ‘Juan Modesto’ (VI)
Nacido en el Puerto de Santa María, Cádiz, en 1906. Aserrador de profesión y destacado militar duro y competente, valiente, sagaz y mujeriego, amigo de Alberti y miembro del PCE desde 1930, único que alcanzó el grado de general en la guerra de los 986 días, procedente de las milicias populares. Ingresado en Regulares, llegó a cabo para ser posteriormente expulsado. En la idílica II República, el PCE –conocidas sus aficiones- lo remitió a Moscú, para su formación revolucionaria, yendo a parar a la Academia Frunze –a la que acudían todos los comunistas demócratas españoles- y donde se les impartía disciplina estaliniana, marxismo-leninismo, Historia del PCUS y ruso. Ignoro si daban latín y francés y si les enseñaban maneras. Regresó en el 34, suponemos que a hacer el bien con el Socorro Rojo. Modesto era su nombre de guerra, no una virtud, al parecer ser. Al producirse el levantamiento nacional, se dirigió al Cuartel de la Montaña para tomar parte en la carnicería, aunque Javier Reverte lo atenúa.
Con estos méritos en octubre era jefe del Quinto regimiento, piedra angular de la militancia comunista al servicio fiel del padrecito Stalin. Talavera, Illescas, Santa Olalla y Toledo conocieron sus grandes virtudes militares, que al final siempre desbarataba Franco o alguno de sus secuaces, que no habían estado en la Frunze, pero que sabían del asunto. Miaja le confía la 4ª división y se entera en diciembre del 36, junto a las brigadas mixtas integradas, de lo que es sufrir una ofensiva nacional por lo que es la carretera de la Coruña, hasta que cambian de dirección y vuelven a la carga por el Jarama en febrero del 37 y padece la furia de los de García-Escámez, lo que le vale hacerse con el Vº Cuerpo de ejército ayudado por la 11ª del cruel Lister y la 46ª del delincuente Campesino, todos de la Frunze y un tanto politizados. En julio del 37 atacan por Brunete para cercar a Franco, que se mantiene en la Universitaria y la Casa de Campo, de donde no le sacan ni con agua caliente y encima recupera terreno y les produce graves bajas. Algún coronel –Menéndez López y lo ratifica Azaña- asegura en un informe, que el único que sabe leer un plano es “Modesto”, mira tu. Ni Lister, ni Mera, ni el Campesino lo saben hacer y además lo consideran poco menos que una memez. No te digo un balance.
Un mes más tarde, le trasladan a Guilloto con su Vº Cuerpo de ejército al frente de Aragón donde fracasa en la toma de Zaragoza y se convierte en la batalla de Belchite, en la que se produce una resistencia implacable de los nacionales que les desgasta fatalmente. Va a Teruel a probar y de allí sale por piernas con sus hombres y encima el Campesino les acusa, a él y a Líster de que le han dejado empantanado, pero el verdadero culpable no es otro que el artero de Franco, que tras Alfambra, ya se dirige hacia el Mediterráneo empujando y les parte por el medio, por el eje.
Desde la parte norte del Ebro forman el conocido “ejército del Ebro” con los cuerpos Vº, XIIº y XVº dirigidos por los mismos comunistas de la Funze: Lister, Vega y Tagüeña con la intención aviesa de recuperar terreno y unir de nuevo ambas partes. Atraviesan el río en julio cien mil hombres de norte a sur en un frente de cincuenta kilómetros. Franco reúne sus mejores tropas y durante cuatro meses les aguanta, parándoles en Gandesa el camino hacia su unión con el ejército rojo –siempre con banderas rojas soviéticas- de Levante. No hay manera de que la aviación republicana participe debidamente lo que desagrada mucho a la infantería roja de la II República y en noviembre tienen que darse por vencidos sufriendo graves pérdidas y atravesar de nuevo el Ebro de vuelta a la orilla inicial.
Por este éxito, Guilloto es ascendido a coronel. Un mes después, casi en Navidad, Franco emprende la última jugada de jaque sobre Cataluña y como una maldición llega la caída de Barcelona y la huida a Francia de lo que queda de ejército del Ebro y civiles, que facilita Franco oponiéndose a la idea de Yagüe que pretendía cerrarles la escapada por Lérida y Gerona y le hubiera causado un problema de overbooking que prefería dejar a la logística de los franceses. ¡Lo que se hubiese dicho si Franco les cierra en unas playas a merced de senegaleses!
Desde Francia, Guilloto y otros comunistas regresaron a Alicante con Negrín -presidente del gobierno a la sazón- con quién estaban otros comunistas que mandaban: Lister, Álvarez del Vayo, etc. Se produce el golpe de Estado del coronel Casado y ya nada es posible y al final decide largarse al exilio el 6 de marzo del 39, desde Monovar en el último avión, abandonando al pueblo a su suerte en el puerto de Alicante. Tras su regreso a Moscú y paso por Bulgaria y Checoslovaquia es esquinado por el PCE y escribe sus memorias. El historiador Hugh Thomas le define como sarcástico y despótico, a veces brutal y raramente sincero, que parece la opinión de Tagüeña. Llega a general en marzo del 39, siendo el único procedente de las milicias populares que lo hace. Vicente Rojo le distingue con su admiración y respeto. Muere en Praga en 1969 con sesenta y tres años.
El autor obvia decir que el pobre Ejército Popular de la República, el genuino y legal con el que contaba el pueblo español se las tuvo que ver contra las poderosas Alemania e Italia de los grandes amigos de Franco, Hitler y Mussolini, así como contra miles de sarracenos traídos de las cabilas, e incluso contra la Legión Extranjera mandada por auténticos carniceros sedientos de sangre honrada del pobre pueblo español.
Después de General Rojo, uno de los Generales más impirtantes de la guerra civil