Prontuario de hagiografías para meditar: Santiago Carrillo Solares (IX)
Nacido en Gijón, en 1915. Es hijo del obrero fundidor Wenceslao Carrillo Alonso-Forjador, miembro del PSOE y de UGT que alcanza relevancia en ambas organizaciones lo que le obliga a venirse a Madrid. Santiago Carrillo hace la primaria en un colegio de la Institución Libre de Enseñanza de Cuatro Caminos. Abandona los estudios para trabajar de aprendiz en una imprenta. En el 30 comienza la práctica del periodismo, como su padre, colabora en el Socialista y a partir del 31 se le encarga la información parlamentaria, por lo que alterna con Azaña, Fernández Flórez y Víctor de la Serna. Se instala en el sector más revolucionario de las juventudes socialistas de las que es secretario general ya en el 34, con 19 años.
Su líder, su modelo es Largo Caballero, el estuquista-escayolista orwelliano, con el que colabora y que le considera su delfín. Actúa en la revolución asturiana del 34, lo que le lleva a la cárcel con Largo y con su padre Wenceslao y de la que les saca la fraudulenta y antidemocrática victoria mayoritaria del Frente Popular en las elecciones de febrero del 36. Se larga a Moscú a cuenta del contribuyente y queda fascinado por la maravilla aquella del comunismo radical y disciplinado a las órdenes del padrecito Stalin y sus dorados, que viven que para qué y ya abomina del trotskismo y cualquier otra desviación que perjudique su absolutismo.
El alzamiento nacional, la guerra de los 986 días, le pilla en Paris de donde regresa para incorporarse al ejército rojo en San Sebastián. Tiene que volver a Francia y entrar por Cataluña a combatir, lo que hace como capitán –eso son ascensos y promociones- en Guadarrama. Carrera militar fulminante la de este hombre. No en vano es el líder de las Juventudes Socialistas Unificadas. En octubre los nacionales están ya a las puertas de Madrid y el gobierno de Largo, asustado, se marcha a Valencia precipitadamente el seis de noviembre, dejando un sobre lacrado al general Miaja para que organice la defensa y otro al general Pozas para que aleje el Cuartel general de Madrid. Ese mismo día Carrillo se afilia al PCE.
La Junta de Defensa, que preside el general Miaja –algo vería en él o estaba ciego- le nombra consejero de orden público a este capitán de 21 años. Madrid sufre los bombardeos de los nacionales y se acuerda evacuar prisioneros de las cárceles de Porlier, Ventas, la Modelo y otras a no se sabe donde, según dicen. Se les comienza a sacar el 7 de noviembre del 36 en un convoy de camiones o autobuses, a Paracuellos del Jarama donde son fusilados o ametrallados en masa a la que llegan y sin misericordia.
Se repite la hazaña en San Fernando de Henares, hasta un total 5.000 personas –entre ellos cincuenta niños- que son asesinadas bajo la responsabilidad de este elemento, de este capitán comunista y consejero de orden público, que se pasó el resto de su vida mirando para otro lado y negándolo, sin más pruebas ni argumentos que eso, negar la mayor y la del medio, lo que no es convincente en absoluto. Se atuvo a decir que no y que no y que palabrita del niño Jesús. Pura escuela marxista-estalinista. ¿Quién si no? César Vidal Manzanares le responsabiliza directamente de la organización y ejecución de estos asesinatos. Gibson y Viñas –ramalazo- tratan de disculpar al genocida este, sin lógica alguna. Carrillo desde su entrada en el PCE acató siempre y disciplinadamente cuanto dispuso el partido durante la guerra de los 986 días y las consignas de la Internacional Comunista. ¡Su mismísimo padre Wenceslao, que colaboró en el golpe de Casado contra los comunistas con la ayuda del anarquista Cipriano Mera, no le tragaba! Esta Junta le nombró a Wenceslao delegado de orden público, como lo fue su hijo Santiago en su día y cerró a los comunistas en las cárceles para que Franco a su llegada dispusiera de los verdaderos culpables.
Carrillo huye a Francia desde Cataluña y luego de Paris a Bélgica y por último a Moscú a rendir cuentas. Regresa a París –por orden de Stalin- a organizar los maquis hasta el 49, en el que el Padrecito –ante su nuevo fracaso- dispone la infiltración artera –en plan carcoma- en los sindicatos verticales franquistas. El pueblo no quiere más marxismo, violencia, ni inútil comunismo bandolero. En el 53 casca Stalin y se termina el asunto del padrecito. Desde el 54 Carrillo intentaba democratizar el PCE. ¿Cómo se come eso? En 1955 España entra en la ONU con el apoyo de EEUU y el voto de la URSS y viene Eisenhower en el 59 a bendecir a Franco. La Pasionaria pierde fuerza y cede los trastos a Carrillo y el genocida de Paracuellos, el del pogromo, va a liderar el PCE con dureza, pero habla de eurocomunismo, de peces de colores, del plexiglass y cosas así, pero sigue el implacable telón de acero a la vista de todos. Al fin despotismo visceral, pobreza, ignorancia, frustración, odio, fracaso y muerte. Eso es el comunismo.
En 1976 regresa a España -con una peluca rubia haciendo el mamarracho- a hablar de las libertades de las que no hablaba en Paracuellos, ni en la URSS cuando se cuadraba ante Stalin con el culito prieto. Es Secretario general del PCE desde 1960 a 1982 y diputado en el Congreso del 77 al 86. Adolfo Suarez, el pobre, se dobla genuflexo ante tanta grandeza, absuelve sus pecadillos y pacta el reconocimiento del PCE y su legalización en la semana santa épica del 77, mientras abomina del Movimiento Nacional, a cambio de que el de Paracuellos le perdone la vida a España con la moderación de sus huestes comunistas, las puestas en fuga por Franco y que habían desistido incluso del maquis porque no lo querían los españoles de a pie, y por el mismo precio “el regalo de los chinos” del reconocimiento de la monarquía franquista y la bandera española, como si hubiesen ganado la guerra los comunistas de la Frunze, los que habían salido por la Junquera trastrabillando. ¿Quién lo entiende?
¿Por qué no se dejó prohibido este partido fascista, anticonstitucional, pasado de fecha, totalitario y fracasado, cuando aún estaba cerrado el telón de acero y se había asistido a su comportamiento represivo y asesino en Hungría y Checoslovaquia y amenazaba diariamente a todo el occidente civilizado? Hemos tenido que soportar unos secretarios generales que anda tú qué maravillas cubanas. ¿Qué falta hacían en el arco parlamentario estos indigentes? Del 78 al 89, hasta la caída del muro, tuvimos que verles hacer como que practicaban la democracia y lo que decían sin rubor, mientras los europeos del este y los rusos continuaban sufriendo esa esclavitud miserable y piojosa, como la que hoy continúa en Corea del Norte, en Cuba y en Venezuela. ¿Estamos tontos? Me temo que mucho y ridículamente.
A Carrillo le pareció una actitud inteligente la de Suarez, que sin duda obedecía órdenes mandileras y triangulares. ¿Qué iba a decir el pogromista impune si le inclinaban la cabeza genuflexos? Lamentable, pero ¿útil para que no sucedan cosas así? Una mierda. De ahí pasó a ser nombrado doctor honoris causa (impunitas impunitatis, tercera declinación, ¿horroris causa?) por la Complutense y a ser satisfecho a placer borrando monumentos y calles a Franco y a los generales, jefes y oficiales que nos libraron de semejantes elementos y sus congéneres los piojos. Al fin fue expulsado del PCE. Nadie le pidió cuentas de los asesinatos de Paracuellos y ahí siguió el dinosaurio e impune su memoria, tanto como la de Jack el Destripador -el Ripper- que no era sino un pobre aficionado.
Murió en Madrid en diciembre del 2012, a los 97 años y fumando.
¡Dios es el que sabe!
Tarancon al PAREDÓN por trsidor y por MASÓN Sußrez TARUGO, ¿por qué no perseguiste a los asesinos de tu protector?
Verdaderamente, de esos 3 hdlgp que aparecen en la foto, no se muy bien cuál de ellos me produce mas repugnancia. Bien es cierto que faltan unos cuantos traidores mas, empezando por el “monarca”, unos cuantos canallas que nos han traido la ruina, la miseria moral y material de España.
Ahora se ve con claridad meridiana las consecuencias de sus actos. Pero el daño ya está hecho.
Y lo peor es que encima vemos como nos presentan a estos canallas como auténticos demócratas, como artífices del progreso, y de la etapa de esplendor manifiesto en que supuestamente vive España.