“Si se consuma el desafío de los separatistas catalanes, a contrapelo de las leyes vigentes y de las resoluciones de los órganos jurisdiccionales, SOLUCIONA tendrá toda la autoridad política, legal y moral para exigir a nuestras Fuerzas Armadas que tomen el poder, que restablezcan la legalidad y que detengan a todos los responsables, por acción o inacción, del proceso sedicioso”, ha reiterado hoy el fundador de SOLUCIONA y director de AD, Armando Robles, ante el anunciado referéndum de independencia anunciado para el 1 de octubre en Cataluña. “La unidad nacional está por encima de los regímenes políticos. Si el poder civil cediera en cualquier cuestión relativa a la unidad de la nación, las Fuerzas Armadas estarían obligadas a tomar el poder y detener a Carles Puigdemont y a Mariano Rajoy”, insistió..

“Quiero tener esperanza en el papel de las Fuerzas Armadas ante una situación límite. Quiero creer que el principal rasgo distintivo de los militares españoles sigue siendo su patriotismo.”, añadió Robles, quien aclaró que el papel arbitral del Ejército ante esa “situación límite” sería para “restablecer el orden legal de acuerdo al mandato constitucional”. “Si el poder civil no lo hace, deben ser los militares los que defiendan las fórmulas legales que reglan nuestra convivencia dentro de una patria común e indivisible”, recarcó.

“Nunca en la historia de este país, punta de lanza de la civilización occidental, ni siquiera durante el periodo en el que fue proclamada la república catalana desde un balcón de la Generalitat, el número de traiciones al pueblo había sido tan alta. Los separatistas catalanes, cuya negligencia los convierte en principales responsables de las víctimas del terror islamista en Barcelona, están arrastrando a nuestro país a una quiebra de consecuencias imprevisibles. España corre el riesgo de ser pasto de las llamas y difícilmente un pirómano, y mucho menos un traidor al servicio del mundialismo, puede tener legitimidad moral para imponer su autoridad a millones de españoles”, sostuvo.

Robles denunció también a los políticos globalistas de derecha e izquierda por renunciar a la tarea de proteger a sus compatriotas. “Solo alguien consumido por el sectarismo más feroz podría negar que la degradación de la vida española no ha hecho sino crecer en los últimos años de experiencia democrática. Nos dijeron que la democracia serviría para restañar viejas heridas y para que todos caminásemos en la misma dirección y hoy vemos con dolor cómo el odio de unos españoles contra otros está siendo alentado desde muchas instituciones del Estado”.

Criticó también que ante el actual estallido insurreccional, el pueblo español mayoritariamente no reaccione. “Sus dirigentes políticos han atrofiado su capacidad de defenderse de las agresiones de cuatro malnacidos. Esa hipnosis que sufre nuestra sociedad y que está permitiendo que se le machaque impunemente, ha sido el fruto del trabajo meticuloso de nuestra clase política y sus medios informativos, cuya dosis de anestesia diaria a través de las televisiones ha anulado en los hombres y mujeres de España los grandes reactivos nacionales”.

Artur Mas conversa con un alto mando del Ejército.

Citando a un colaborador de AD, el fundador del proyecto identitario de SOLUCIONA se refirió asimismo a “la existencia de una complicidad manifiesta entre los dirigentes políticos nacionales y los que gobiernan la región catalana”. “Sólo hay que ver la displicencia con la que el ministro Zoido saluda a los agentes de la Guardia Civil frente al servilismo con el que el rastrero estrecha la mano a los Mossos”. “Estoy convencido de que si millones de españoles reaccionasen y tuvieran tiempo de encolerizarse al sentirse subestimados, insultados y agredidos por esta caterva de malnacidos, los dirigentes políticos nacionales, cuyos representantes están sentados en el Parlamento, serían implacables. De inmediato enviarían a las fuerzas antidisturbios para que los moliesen a palos, ante las burlas y el cachondeo de los antiespañoles, que cargados de odio gritan rabiosos: ¡refugiados sí, españoles no!”, subrayó.

Robles planteó “la urgencia de una solución correctora que permita regenerar una situación que solo puede empeorar si continúa en las mismas manos”.

“Muchos españoles empiezan a reconocer que están conduciendo al suicidio asistido a bordo de una democracia que se ha demostrado incapaz de resolver los grandes problemas nacionales. El régimen instalado en España entre 1939 y 1975 pudo adolecer de muchas cosas, pero no de contemporizar con quienes ya entonces pretendían reducir a escombros el país, empleando los mismos métodos eutanásicos que hoy están resultando tan efectivos. La multiculturalidad ha fracasado, el ensayo globalista está regando de víctimas inocentes las calles y los dirigentes españoles, negligentes, lacayunos y traidores, carecen de la suficiente y necesaria categoría moral para reconocer sus errores. En un ejercicio máximo de generosidad, podíamos conceder a algunos de sus miembros el beneficio de la bienintencionalidad, pero esas buenas intenciones quedan anuladas a la luz de los acontecimientos y del deliberado empeño por encubrir a sus inductores”, afirmó.

Bandera nacional de grandes dimensiones que el Ejército regaló a Zaragoza

“Es imperio un Gobierno fuerte y de inspiración patriótica, que disponga de las asistencias precisas para devolver la seguridad al país y poner a disposición judicial a los que pretenden destruirnos. Ahora bien, cuando nadie en el Estado parece desarrollar esa función, quizá sea la hora, no de apelar a congresos, partidos ni organizaciones buenistas, de los que nada decisivo puede ya salir, sino a los que por imperativo histórico tienen encomendada la misión que la exigencia del destino, una vez más, les manda cumplir. La irresponsabilidad política ha culminado un triste proceso en el que forzosamente se obliga a intervenir a las Fuerzas Armadas. O al menos concederles la gran libertad de acción, que contempla la Constitución, como solución correctora del caos que vive el país”, remachó.

“Por ello, ante la falta de compromiso del Gobierno con España y su continuidad como nación, se abre ante el pueblo español una disyuntiva: o un proceso que se precipite en la traumática liquidación del sistema institucional, por el empeño de mantener una inequívoca normalidad ‘democrática’ o la instauración de un cambio a la esperanza, que pasa por la inevitable fase nacionalizadora de un sistema que ya ha dejado de estar al servicio de los españoles”, agregó el fundador de SOLUCIONA.

“Hoy, como ayer, como siempre, ha sido un puñado de soldados el que termina salvando la civilización”, apostilló.