Crece la adicción patológica a Internet en los adolescentes españoles
En los últimos años ha aumentado la adicción patológica a Internet en los adolescentes españoles por encima de otros trastornos mentales o conflictos propios de esta etapa. Las principales consecuencias de esta adicción son: falta de integración social, una baja autoestima o un bajo control de sus impulsos.
El uso desmedido de Internet puede “provocar graves problemas o puede ocultar los ya existentes”, ya que en la red el joven se puede “refugiar e incluso “puede crearse una identidad artificial” para “cubrir” sus carencias de la vida real, ha destacado el miembro de la Asociación Psicoanalítica de Madrid (APM), Pedro Gil Corbacho, con motivo de las Jornadas ‘Modelos de Abordaje de la Conflictiva Adolescente’, organizadas por la APM y el Hospital Universitario Niño Jesús.
“En la vida real el adolescente puede presentar una falta de integración social, una baja autoestima o un bajo control de sus impulsos y puede, por ello, recurrir a la creación de personalidades artificiales”, argumenta el psiquiatra y psicoanalista Gil Corbacho en declaraciones.
Además, según este especialista, el principal problema de este fenómeno es que puede ser un “proceso complemente silencioso”, debido a que la red es un elemento muy presente en la sociedad actual que, además, está muy asociado a las nuevas generaciones.
“El joven puede pasar una hora u hora y media diaria conectado a Internet y no resultar preocupante, pero la gravedad surge cuando se sustituye la relación directa por la relación virtual. No es tanto el número de horas, sino el hecho de que el adolescente abandone otras actividades”, advierte Gil Corbacho.
“El problema se manifiesta -prosigue el experto- cuando el joven ha puesto su vida en el ordenador y ha dejado de lado la realización de actividades sanas y propias de su edad como hacer deporte, salir con sus amigos, o mantener contacto con sus familiares”.
Este tipo de trastorno se enmarca dentro de las conocidas como adicciones sin sustancia, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afectan a uno de cada cuatro personas. Además, se estima que en España entre el 10 y el 15 por ciento de la población es adicta a Internet, una patología, que según los expertos, es más prevalente en jóvenes.
Aparte de esta adicción, Gil Corbacho ha llamado la atención sobre el abuso de consumo de alcohol y otras drogas. En este sentido, el psiquiatra ha indicado que el consumo de marihuana “puede provocar la aparición de alucinaciones u otras ideas delirantes”, mientras que “las anfetaminas producen cuadros parecidos a la esquizofrenia”.
LOS PRIMEROS SÍNTOMAS DE UNA PATOLOGÍA ADULTA
“La adolescencia es un periodo de turbulencia desde el punto de vista emocional, físico, sexual y/o de la identidad corporal. Es un momento de cambio, con conflictos asociados a este periodo, pero que, en algunos casos, pueden desencadenar en patologías, que debutan por primera vez en esta etapa y se consolidan a lo largo de la edad adulta”, explica el miembro de la APM.
En este sentido, Gil Corbacho aconseja a los padres “interesarse por los adolescentes” y mantener el contacto con los centros educativos para observar su desarrollo personal y social en ese entorno. En este sentido, el experto llama la atención sobre dos situaciones que puede ser indicadoras de algún tipo de problema: una disminución repentina del rendimiento escolar y/o un abandono de las actividades habituales.
Respecto a los conflictos más habituales en estas edades, el psiquiatra destaca el abuso de sustancias y las conductas de tipo impulsivo, que les pueden “conducir a tomar decisiones extremas como la pertenencia tribus urbanas o sectas”.
Por su parte, en relación a las patologías mentales que “debutan” en esta etapa de la vida, Gil Corbacho destaca la prevalencia de depresiones, trastornos de la personalidad del tipo histérico -caracterizados por un comportamiento aparatoso para llamar la atención-, o relacionados con la falta de control del impulso, que dan lugar a enfermedades como la anorexia y la bulimia, entre otras.
Asimismo, también puede dar la cara patologías como la esquizofrenia hebefrénica, en la que primero hay una “inhibición y una retirada de la comunicación”; o el trastorno límite de personalidad (también conocido como ‘Borderline’), caracterizado por una conducta impulsiva y asocial.