El pueblo andaluz calla ante el paro y sus políticos corruptos y brama en cambio contra ‘La Campa’
El juicio por la ‘operación Karlos’, en el que está implicada María José Campanario por estafa a la Seguridad Social, comenzó ayer junto a unas vallas amarillas emplazadas frente a la Audiencia de Cádiz antes que dentro de la sala. Bajo un sol de justicia. ‘El pueblo contra La Campa’. Un proceso histórico por su atención mediática (acreditados más de 90 periodistas) y que terminó con el coche de la acusada zarandeado por el gentío. Se sentaba en el banquillo la mujer de Jesulín de Ubrique, el gigante mediático, una de las dos contendientes junto a Belén Esteban en la titánica lucha de la franja rosa del ‘prime time’, amarillismo destilado. La Audiencia tuvo que preparar ‘ad hoc’ una sala contigua al juzgado en la que los periodistas pudieron seguir al detalle el proceso.
Fuera se concentró una selección regional de expertos caseros en prensa del corazón. Había vallas y fotógrafos, gentes de la alcachofa entrando en directo en los salones de casa y espontáneos que increpaban a María Patiño para después hacerse fotos con ella. Focos y taquígrafos. Entre ellos, María José Torres, señora de Jerez, había ido hasta allí para quejarse «expresamente» y decirle a la cara a ‘La Campanario’ que es «una sinvergüenza», porque su padre se murió con 60 años cobrando una pensión de 15.000 pesetas y harto de trabajar, no como su madre. Justicia a pie de acera. Isabel Núñez, vecina de Cádiz, aprovechaba el micro de ‘Vuélveme loca’ para decir que odia a Belén Esteban y que está hasta ‘el mismísimo’ de verla en la tele. Remataba esperando encontrar gracias a la tele su media naranja.
A las 15.30 se bajó de un todoterreno negro la única acusada a la que la masa prestó atención de los treinta que se sientan en el banquillo. Arreciaron los gritos. Le llamaron «¡choriza!», «¡ladrona!» y la mandaron «Al Puerto», por la penitenciaría cercana. Arrastraba su presunta culpa por los escalones de la Audiencia María José Campanario junto a su madre, Remedios Torres, y su marido, Jesulín. Dos acusadas y un matador, de juicio popular.
‘Comprar’ una pensión
La entrada en el juzgado era la última etapa de una peripecia que arrancó en 2006, cuando el Servicio Aduanero de la Guardia Civil puso en marcha una actuación, que destapaba una trama de estafas a la Seguridad Social alrededor de Carlos Carretero, jefe de la Policía Local de Ubrique y el hombre al que le debe el mote la operación. ‘Karlos’. Según el relato de la Fiscalía de Cádiz, el acusado cobraba a diferentes personas por conseguirles la invalidez. Una de ellas sería Remedios Torres, madre de ‘La Campa’, que quiso colgar los trastos (a pesar de que no tenía un oficio conocido) y ‘comprarse’ una pensión. Según el fiscal, se habría reunido con Carretero -gracias a José Luis López ‘El Turronero’, supuesto comercial de la trama que estuvo implicado en otra red de facturas falsas, la ‘operación Halcón’- y le habrían pagado 18.000 euros por conseguirle el privilegio. Para lograrlo, Carretero habría contratado a la madre como limpiadora en su empresa de Cádiz, aunque no hubiera pisado el lugar de trabajo ni para saludar. Más tarde, un médico inspector del Servicio Andaluz de Salud, también implicado, Francisco Casto, habría firmado haberla atendido de una lesión en un tobillo y de un problema de cervicales provocado por una hernia de disco. Según la Fiscalía, nada de esto era cierto.
Después de un tiempo, Remedios Torres -que se habría empadronado en Cádiz pese a que vivía en Castellón- tenía que probar sus lesiones en una inspección de la Delegación Provincial de la Seguridad Social gaditana. Para cubrir el fraude, habrían enviado a las pruebas a la pareja de Carlos Carretero, también acusada, con lesiones similares. No funcionó. En abril de 2006, saltaban las alarmas con la detención de Campanario, que salió libre un día después tras pagar una fianza de 12.000 euros.
A partir de ese momento, la nueva reina de ‘Ambiciones’, enfrentada a muerte dialéctica con Belén Esteban y convertida en una de las mujeres más miradas del país, pasaba a engrosar la lista de famosas bajo la sombra del delito, una ilustre lista en la que figuran nombres como los de Lola Flores, por fraude a la Seguridad Social o Isabel Pantoja, por su presunta implicación en la trama de la Operación Malaya.
La esposa del torero, más discreta, no ha pedido «una peseta a cada español» como hiciera la matriarca de Los Flores. Ella sostiene que no fue consciente de la estafa y que la engañaron. De hecho, se considera tan inocente que ha rechazado el pacto con la Fiscalía que sí ha sido aceptado por un buen número de acusados. A cambio de penas mínimas, ellos confesarán su culpabilidad. Ella no. El fiscal le pide cuatro años y medio de cárcel.
Hasta el final del juicio previsto para el 10 de junio, la prensa rosa tendrá -más- carnaza con el caso y con la pareja del torero, que ha acaparado decenas de portadas desde su noviazgo con Jesulín. Cuando se recuperaba del accidente de tráfico que sufrió en 2001, el torero anunció su boda con la técnico de laboratorio de 31 años (hoy). Desde entonces, Jesulín, María José, Belén Esteban -que nunca se casó con el matador-, Andrea, la hija de esta, el pollo, Julia y Jesús, hijos del matrimonio actual y el clan Janeiro en divertido coro conforman un cuadrilátero de lucha libre en plató, cuyo seguimiento ha protagonizado algunas de las escenas más rentables y a la vez grasientas de la historia de la televisión. Se han podido ver entrevistas en exclusiva, fotos robadas, paparazzi, dimes, diretes, polígrafos, cámaras ocultas, y sapos y culebras -con menores de por medio- saliendo de las bocas.
El pueblo ofendido
Hay incluso un pueblo ofendido, Ubrique, que se ha quejado formalmente por la imagen que se ofrece de sus habitantes. «Como si no tuvieran bastante los ubriqueños. Mañana media España va a pensar que los gaditanos no tienen otra cosa que hacer que venirse a las puertas del juzgado a decirles tonterías a las televisiones», comentaba ayer un paseante, mientras dos espontáneas se pisaban la una a la otra gritándole a un micro. Imposible entender la mezcla de términos judiciales y opiniones sobre el ‘affair’ Esteban-Campanario. Ya no hay ni buenos ni malos. El jurado de la valla amarilla llamaba «ladrón» y «sinvergüenza» a todo el que entraba en la Audiencia sin saber si eran abogados de la defensa o la acusación, testigos o imputados.
La cosa se calentó tanto que, a la salida de los de Ubrique, un centenar de personas rompió el cordón policial e intentó agredir a la pareja que tuvo que abandonar el lugar en un coche escoltado por la Policía.
Estos van a capa de claca, los aborregados socialistas andaluces montan un pollo si es noticia que la Campa ha robado 4 duros a la seguridad social y el gran ladrón de las marismas, el Chavez, le rinden culto, al Chavez y a todo su sequito de chorizos sin fronteras. Venga dejad AD ya que está el putón de feria Belén pegando berridos y alaridos en Tele-5 (por el culo te la hinco), Andalucía, la tierra más bonita de España y a la vez los andaluces la vergüenza de España.
Andaluz socialista de Andalucía= Borrego socialista que quiere que roben los suyos. Vago oportunista que vive del PER.
Andaluz socialista de Cataluña: Subdesarrollado mental que votaba a un PSC-PSOE que le multaba y discriminaba si hablaba en español, y que ahora vota a CIU en vez de votar a una izquierda españolista como Ciudadanos (C´S).
No me gusta la imágen que da alertadigital de Andalucia. Yo no soy andaluz pero vivo aquí dos años, y las cosas no son así.
Pero qué borricos.
Je je. La “humanidad pauloviana” babea contra lo que no tiene que babear, y no babea contra los ladrones socialiistas que se están llevando el dinero de todos los españoles a espuertas.
Una muestra de el nivel de la gran masa borregoide, así da gusto que exista el sufragio universal, pues los tontos no saben a quien votar y finalmente votan a quien tenga más lucecitas y colorines en su imagen.