El hombre que detuvo a Ana Frank fue espía de la República Federal de Alemania tras la guerra
El hombre que detuvo a la legendaria niña judía Ana Frank, muerta en el campo de exterminio de Bergen-Belsen, trabajó después de la guerra para los servicios secretos de la República Federal de Alemania (RFA), informa la revista “Focus” en su edición de esta semana.
Según la revista, el periodista Peter-Ferdinand Koch ha encontrado documentos en archivos estadounidenses que prueban que Karl-Josef Silberbauer, el hombre que detuvo a Frank, colaboró durante años para el Servicio Federal de Inteligencia (BND) y el organismo antecesor, la llamada Organización Gehlen.
Ana Frank (1929-1945) estuvo escondida con su familia y otros judíos durante la ocupación nazi de Holanda en una casa de Amsterdamn. Durante ese tiempo, Ana Frank escribió su famoso diario, testimonio de la persecución a los judíos durante la época nazi.
Los Frank fueron descubiertos en 1944, detenidos y trasladados a un campo de concentración. Ana murió de tifus en 1945 poco antes de la liberación de Bergen-Belsen.
La información sobre el destino de Silberbauer después de la guerra coincide con una nueva publicación que muestra como, después de la guerra, muchos policías que habían participado activamente en los crímenes del nazismo siguieron trabajando en organismo de seguridad de la RFA.
En esa publicación, resultado de un estudio patrocinado por la Oficina Federal de lo Criminal (BKA), el historiador Patrick Wagner, de la Universidad de Halle, se concentró en analizar las repercusiones que tuvo sobre el trabajo de BKA la presencia en sus filas de viejos policías que habían estado a las órdenes del régimen nacionalsocialista.
Ya antes era conocido que la policía entre 1933 y 1945 había sido una de las herramientas de represión del régimen de Hitler. También se sabía que 47 personas que ingresaron como altos funcionarios al BKA en los años cincuenta habían militado antes en las temidas SS.
A partir de ello, Wagner se concentró en ver las consecuencias que había tenido para el trabajo policial la presencia de esos elementos en las filas de la BKA.
El historiador sostuvo que algunos funcionarios intentaron seguir aplicando criterios de criminología de la época nazi, organizando acciones contra una presunta conspiración judía o comunista, o con acciones discriminatorias contra minorías como las etnias gitanas Sinti y Roma.
Wagner citó el ejemplo del exmiembro de las SS Theo Saevecke que ingresó a la BKA como comisario en 1952. Saevecke también sirvió de informante, tras la guerra, a los servicios secretos estadounidenses cuyos informes revelan que el comisario “no se detendría ante nada para reprimir el movimiento comunista al que odiaba desde los años 20”.
En 1962, Saevecke fue el encargado de coordinar las medidas policiales en el llamado “caso Spiegel” en el que el director de la revista “Der Spiegel”, Rudolf Augstein, fue detenido acusado de revelar en sus publicaciones secretos de estado.
Otro ex nazi que terminó de comisario fue Josef Ochs quien, tras un atentado fallido contra el canciller Konrad Adenauer en 1952, planteó la tesis de una “organización internacional” que estaría operando contra Alemania y detrás de la cual estarían los judíos europeos.
Según Wagner, aunque lo dirigentes políticos pusieron desde el comienzo un freno a esas tendencias, en ningún momento hubo una reflexión activa sobre ello dentro de la institución.