Pasión y buen toreo con Talavante y Roca Rey en la Feria del Pilar
En lo que Valle-Inclán llamaría «los amenes» de la temporada, vivimos una gran tarde de toros, con el cartel de «No hay billetes». Talavante y Roca Rey ofrecen su mejor versión y entusiasman al público: Alejandro corta tres orejas y sale a hombros; Andrés, una y una, se queda al borde pero deja también una gran impresión. Castella corta un trofeo. Contribuyen al éxito los toros de Núñez del Cuvillo, abiertos de pitones, con casta y mucha movilidad. (Disfruta del festejo, en el callejón, Felipe de Marichalar, con el diestro Gonzalo Caballero, su amigo).
Sebastián Castella cambió de apoderado, a mitad de una temporada en la que ha logrado buenas faenas pero también le hemos visto encallar en un toreo algo mecánico. El primer toro mansea, en el caballo, pero repite, encastado, transmite emoción a los muletazos de Castella, que aguanta, firme; mata rápido, no bien: oreja. El cuarto flojea pero se mueve mucho, apenas lo pican. Se luce Chacón, con los palos. Comienza su última faena de la temporada Sebastián con los habituales pases cambiados, se queda muy quieto. En la faena hay más cantidad de muletazos que calidad. Esta vez, mata bien.
Talavante ha alternado tardes de gran estética con otras menos felices: es lo propio de los diestros encasillados como «artistas». Recuerdo que, en Zaragoza, ha logrado algunas de sus grandes faenas. Esta tarde, con el mejor lote, repite su triunfo. Aunque está lesionado en una costilla, banderillea con acierto Trujillo al noble segundo. (Un detalle curioso: ha lanceado el balear Valentín Luján con un capote que lleva el nombre de su paisano Rafael Nadal). Muletea con suavidad Alejandro, logra templados naturales. Menos me gustan los remates populistas, mirando al tendido, al estilo manoletista, que creíamos superados. Mata trasero y desprendido: oreja. El quinto tardea pero embiste con gran nobleza. Comienza de rodillas, exponiendo mucho, al borde del percance. Corre la mano en excelentes muletazos por los dos lados, con ritmo y temple. Concluye citando de frente, dando el pecho, con gallardía. Mata trasero pero a cámara lenta: dos orejas, en su penúltima corrida de la temporada.
Si no fuera por los percances, Roca Rey encabezaría el escalafón: eso, en su segunda temporada, indica el atractivo que posee, para los públicos. Ha sentido ya «el peso de la púrpura», la exigencia que se aplica a las primeras figuras. Tiempo al tiempo…
Desde el comienzo, se luce con el capote, en el tercero, apenas picado, que galopa con alegría. Quita por impávidas gaoneras, que entusiasman. En la muleta, el toro protesta y acaba rajándose a tablas. La faena no es redonda pero el peruano muestra cabeza clara, valor y mucho mando. Mata muy bien: oreja. El último es otro «Tortolito», como el anterior, pero colorado: muy armado, flaquea de atrás. Brinda a su picador Manuel Molina, que toreará por última vez este sábado, en Jaén. Sorprende al público con un inesperado cambio. Manda mucho en largos naturales, pasándoselo muy cerca; se la juega, cuando el toro protesta, no le deja que se vaya. Alterna los muletazos de mano baja con los cambiados y mata desprendido. Como tarda en caer, se queda en una oreja.
Un diestro con una singular personalidad artística, Talavante, y otro de enorme capacidad, Roca Rey, han hecho felices, esta tarde, a los zaragozanos. En la barrera, una gran bandera española, con un toro negro, símbolo de España: el fervor patriótico y taurino no decae. Los independentistas no imaginaban esta reacción.
Posdata. No sólo algunas jotas recientes se refieren a los tristes sucesos actuales. Ciertas jotas clásicas parecen escritas para hoy mismo. Por ejemplo, la que cantaba José Oto, «El ruiseñor del Ebro», baturro por antonomasia y espejo de joteros: «Quien oyendo un ‘Viva España’ / con un ‘Viva’ no responde, / si es hombre, no es español, / y, si es español, no es hombre». José Oto era un republicano y un patriota español: antes, esa unión era habitual. No en todo hemos mejorado.
Talavante torerazo