Un 8% de los niños andaluces sufre estrés en sus actividades cotidianas
Cada mañana se levanta temprano para ir al colegio. Allí comerá y, tras asistir a un módulo de inglés, saldrá a las cinco de la tarde. Apenas si tendrá media hora para merendar antes de acudir a clase de música, donde dos días a la semana aprende las primeras nociones de piano. Todavía quedará llegar a casa y hacer los deberes. El día se ha ido sin apenas tiempo para jugar ni para comunicarse con sus padres, que pasan gran parte de la jornada trabajando.
Esta jornada infantil, más habitual de lo que un principio pueda parecer y cada vez más generalizada por los ritmos que impone la nueva sociedad, puede tener a la larga efectos adversos en el niño. El estrés cotidiano infantil, aquel que se deriva de los pequeños acontecimientos diarios, cuando el niño no sabe cómo resolver un problema de su rutina, es precisamente lo que ha estudiado un grupo de investigación interdisciplinar de la Universidad de Málaga (UMA) entre 7.058 escolares, de entre 6 y 12 años, de 116 colegios de Andalucía (17, de Málaga).
La principal conclusión es que un 8 por ciento de esa muestra presenta un nivel de estrés alto y, por tanto, un mayor riesgo de padecer depresión, ansiedad, problemas en sus relaciones con los compañeros, baja concentración y rendimiento en los estudios, escasa autoestima, hiperactividad, nerviosismo y conductas agresivas.
Tres focos de estrés
El estrés cotidiano infantil ha sido estudiado desde tres ámbitos diferentes: escolar, tanto en su vertiente académica, por el estrés que puede causar en el niño estar sometido a una gran presión, como en su vertiente social, es decir, en su relación con los compañeros y los problemas que pueden derivarse, por ejemplo, de una situación de mofa. Un segundo ámbito es el familiar, donde el estrés puede sobrevenir porque el niño pasa demasiado tiempo solo, porque tiene la necesidad de estar más con otros familiares o deseo de comunicarse más con sus progenitores. El último ámbito estudia la salud como agente estresor, porque un niño que tiene dolencias de manera habitual también puede tener estrés.
El trabajo, que se inicia en 2003, toma como referencia el libro ‘Estrés en la infancia’ de María Victoria Trianes. Sin embargo, es totalmente inédito e innovador «porque hasta ahora nadie en lengua hispana había abordado el estrés infantil en su aspecto cotidiano», apunta la profesora. Precisamente, este hecho, junto a que el ‘Inventario Infantil de Estresores Cotidianos (IECI)’ representa una herramienta para la evaluación e intervención psicológica original le ha valido el reconocimiento de la Editorial Tea, que ha premiado el trabajo con 3.000 euros y su publicación.
En la actualidad, hay dos centros en Málaga (Colegio Las Cañadas en Mijas y el Instituto Jacobo Orellana de Alameda) que desarrollan un programa de intervención basado en este estudio con el objetivo de mejorar el desarrollo emocional del niño.