(Reproducido) La  mayoría del Parlamento español ha dicho con rotunda claridad, que NO quiere poner freno al adoctrinamiento de los niños en el odio a España en los centros educativos catalanes, de la Comunidad Valenciana y Baleares. Este, como otros muchos comportamientos de la clase política española, están consiguiendo que la indignación aumente, y, aunque los medios afines al gobierno intenten ocultarlo, esa indignación obedece a que la clase política ha oído el mensaje del pueblo en la calle, pero no lo ha escuchado.

La farsa puesta en escena por la “diplomacia del engaño y la mentira” sobre el golpe de estado en Cataluña es, cada día que pasa, un episodio mucho más penoso, triste y lamentable. La convocatoria de elecciones para salvar el autogobierno, a las que pueden concurrir los golpistas y sus partidos, no es otra cosa que legalizar un referéndum para conformar a los socialistas. La pachorra que el gobierno de Rajoy muestra en todo este pasteleo nos molesta, nos indigna y nos exaspera. La utilización de la Corona para arropar la candidatura de Barcelona como ciudad europea del medicamento, con la que está cayendo, creo que nos ha descolocado a todos. La misteriosa muerte del fiscal Maza, bestia negra del independentismo catalán, de nuevo abre la puerta a la incertidumbre y a la duda. Las repetidas apariciones públicas del ministro de Cultura negando sin vergüenza torera el adoctrinamiento del que son objeto los niños en los centros educativos de Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares, pone en evidencia hacia qué lado se inclina la balanza del gobierno. Las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores dentro y fuera de España, respecto al golpe de estado de Puigdemont y su banda, son un claro insulto a la inteligencia. La carta remitida por el ministro Zoido a los mozos de escuadra, cuerpo que debería haber sido disuelto de inmediato por alta traición, poniéndolos a la misma altura que policías nacionales y guardias civiles, es otra de las pruebas que evidencia el camino elegido por el gobierno de España para zanjar el asunto. El supuesto cierre de las embajadas catalanas en el exterior, con el que nuestro gobierno pretende dar una imagen de rigor y de firmeza tras la aplicación del 155, contrasta con el trato exquisito que ese mismo gobierno ha dado y está dando a medios como TV3 o CatRadio, a pesar de ser instrumentos de propaganda claves, para el adoctrinamiento antiespañol, el independentismo, y finalmente para que tuviese lugar el golpe de estado.

Sin embargo, a pesar de la salida masiva de empresas para establecer sus sedes sociales fuera de Cataluña, maniobra claramente controlada por el ministro Montoro, han sido las reiteradas llamadas al pueblo español por parte de Rajoy para que sigamos comprando productos catalanes, las que han provocado el éxito sobre un episodio con el que el gobierno no contaba. Y es precisamente este episodio (boicot a los productos catalanes), alimentado libremente por los españoles a través de la Redes sociales, el que acabará movilizando a los propios catalanes que se sienten españoles con más fuerza si cabe, contra todo el entramado antiespañol y sus artífices. Si les tocamos la economía matamos su alma, y una economía sin alma, cae como cáscara muerta vacía de contenido.

Señores y señoras del gobierno y del Parlamento español, elijan ustedes, o con los golpistas y sus cómplices, o con los españoles que cumplen con el orden constitucional establecido. O cogen el toro por los cuernos y arremeten contra todo el entramado independentista y sus medios de comunicación y centros de adoctrinamiento, con todas sus consecuencias, o los españoles que no queremos dejar de serlo, y que estamos hartos del papel hipócrita que están jugando ante los que quieren romper España, seguiremos e incrementaremos el boicot contra los productos catalanes.

Este es el motivo por el que hago un llamamiento; un llamamiento a los fabricantes y productores que tengan sus empresas fuera de Cataluña, para que lancen sus productos al mercado con etiquetas en las que se pueda leer en letras bien grandes, no solo la marca del producto, sino la región española donde ese producto haya sido elaborado y fabricado. Por ejemplo: “EL POZO”, y debajo, MURCIA. Les aseguro que si lo hacen, verán aumentar sus ventas de manera considerable, porque somos millones de españoles los que, ante la inanición del gobierno y del Parlamento, hemos decidido acabar con el independentismo muy democráticamente y sin utilizar la violencia.