El Papa insiste en que la tecnología no puede sustituir a Dios
Benedicto XVI ha celebrado la misa del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro y ha recordado en su homilía que “hoy más que nunca” los hombres “están llenos del deseo de ser como Dios”, de alcanzar “la misma altura de Dios”.
“Tenemos la capacidad de volar, podemos vernos, escucharnos y hablar de un extremo a otro del mundo” ha explicado el Pontífice. Sin embargo, ha advertido de que junto “a las capacidades humanas, no ha crecido solamente el bien” sino que “también han aumentado las posibilidades del mal” que se presentan “como tempestades amenazadoras sobre la historia”.
Asimismo, Benedicto XVI ha subrayado que “también permanecen los límites” del ser humano y ha recordado “las catástrofes que en estos meses han afligido y siguen afligiendo a la humanidad”.
Ante miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa ha destacado que “en todos los descubrimientos” el hombre “busca en último término obtener alas” para ser “independiente, totalmente libre, como lo es Dios”.
El hombre, ha subrayado Benedicto XVI, se encuentra “en el punto de intersección entre dos campos de gravedad”. Por un lado, la fuerza “que le atrae hacia abajo, hacia el egoísmo, la mentira y hacia el mal” que “lo aleja de la altura de Dios” y por otro “la fuerza de gravedad del amor de Dios” que “dona la verdadera libertad” y “atrae hacia lo alto”, ha añadido el Pontífice.
Por otra parte, el Papa ha sostenido que “todo depende del poder escapar del campo de gravedad del mal y ser libres de dejarse atraer totalmente por la fuerza de gravedad de Dios” que “nos hace auténticos, nos eleva y nos da la verdadera libertad”.
El corazón del hombre es “ese centro en el que se unen el intelecto, la voluntad y el sentimiento, el cuerpo y el alma” en el que “la voluntad, intelecto, sentimiento y alma” se unen en el conocimiento de Dios” pero que “debe ser elevado”, ha subrayado el Pontífice. No obstante, el Papa ha recordado que el hombre “no es capaz” de elevarlo “porque es demasiado débil”.
Por ello, ha precisado Benedicto XVI, Cristo “ha descendido hasta la extrema bajeza de la existencia humana, para elevarnos hacia él, hacia el Dios vivo” porque “solamente así nuestra soberbia podía ser superada”. El Papa ha subrayado que “la humildad de Dios” es “la forma extrema de su amor” que “atrae hacia lo alto”.
Además, Benedicto XVI ha asegurado que “las grandes conquistas de la técnica nos hacen libres” y son “elementos del progreso de la humanidad” sólo si el hombre “está en búsqueda de la verdad” y “abandona la soberbia de querer hacerse Dios a sí mismo”.
El Papa ha destacado que cada hombre “necesita de la humildad de la fe que busca el rostro de Dios y se confían a la verdad de su amor” para “ascender a la altura de su verdadero ser”.
En el día en que la Iglesia celebra la entrada de Jesús en Jerusalén, Benedicto XVI ha declarado que la subida de Jesús a la “ciudad santa” es “un camino hacia la fiesta común de la Pascua, memorial de la liberación de Egipto y signo de la esperanza en la liberación definitiva”.
Al final de la celebración, un grupo de jóvenes ha entregado al Papa el nuevo catecismo para jóvenes ‘Youcat’, que ha sido preparado bajo la dirección del Arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schnborn para entregarlo a los jóvenes que participen a la Jornada Mundial de la Juventud el próximo mes de agosto en Madrid.