El PSOE tiene quien le escriba
José Manuel Otero Lastres.- Serán muy pocos de ustedes los que no hayan oído alguna vez el título de la novela corta de Gabriel García Márquez “El coronel no tiene quien la escriba” que publicó en 1961. Y, sin duda, menos los que le hayan leído, cosa sumamente recomendable, porque el propio autor la consideraba una de sus mejores novelas.
Pues bien, a diferencia del coronel que espera en vano la carta de su jubilación, el PSOE sí tiene quien la escriba: nada más y nada menos que su Secretario General que parece haberle tomado gusto a la comunicación epistolar y le ha escrito una “carta a la militancia”. Desconozco la razón de esta desaparición física de Pedro Sánchez de la escena pública. Pero seguramente su jefe de prensa, figura ésta que se comprende muy bien si se ha visto la interesante serie televisiva “BORGEN”, habrá pensado que, entre salir a repetir una y otra vez “no es no” y hablar de Rajoy más que de otra cosa o espaciar ampliamente sus comparecencias, era preferible lo segundo.
Lo malo es que, sea cual sea el vehículo elegido para su comunicación, la verdadera razón por la que Sánchez se prodiga poco es, ni más ni menos, porque no tiene nada nuevo que decir. Sigue pronunciado frases huecas que ya solo convencen a los hooligans, como “Contra la España fatalista y resignada que nos ofrece la derecha, nuestro partido tiene el deber de abordar las grandes trasformaciones . España se merece que la izquierda vuelva a gobernar”.
No se pueden decir más inexactitudes en tan poco espacio. Porque es falsa la premisa de partida: la derecha, lejos de ofrecer una España fatalista y resignada, trata de reforzar el orgullo de sentirse español no solo reiterando sin rubor y complejos las muchas cosas buenas que tenemos como país, sino también gobernando con rigor para que España alcance cada vez mejor posición entre las demás naciones. Tampoco es cierta la aseveración de que haya que abordar grandes transformaciones y menos aún de que, puestos a designar a quien correspondería pilotarlas, los españoles estén pensando encomendárselas al PSOE de nuestros días. No se puede negar que el partido socialista asumió un papel protagonista de primer nivel durante una buena parte de los cuarenta años de democracia que llevamos. Pero es que entonces, como puede comprobarse ahora, el nivel intelectual y la preparación política de sus antiguos dirigentes era muy superior a la de los actuales.
Pero la más inexacta de todas sus afirmaciones es la última, la de que España se merezca que “la izquierda vuelva al Gobierno”. Y ello porque el verbo “merecer” significa “dicho de una persona: Hacerse digna de premio o castigo”. No cabe duda –dada su falta de autocrítica- de que Pedro Sánchez quiso decir que España se merece el premio de que el PSOE vuelva al Gobierno. Sin embargo, si nos atenemos a los que premian o castigan, que son los electores, los resultados electorales de los últimos diez años demuestran que, lejos de considerar la vuelta del partido socialista como un “premio”, la mayor porción de los españoles la consideran “un castigo”.
Con todo, la afirmación que no tiene desperdicio es la de revindicar “una izquierda constitucional que no ceda ante el independentismo ni ante el autoritarismo de la derecha”. Es posible que Sánchez se crea sus propias palabras, pero tengo para mi que los últimos resultados electorales en Cataluña demuestran que a día de hoy frente al independentismo los electores no han optado por la izquierda sino por una formación de centro, Ciudadanos, que recogió la cosecha de la aplicación firme, que no autoritaria, del artículo 155 de la Constitución que hizo el PP.
Pedrito, tiene una idea, solo una idea, y nada mas que una idea. Al precio que sea, como sea, y cuando sea, ser califa en lugar del califa. Su problema es que no sabe como conseguirlo.
Desde que en algunos foros de internet se comenta que el único estado plurinacional es el que tiene dentro de su mente este ‘desbaratao’ cerebral y su amiguito Pablo Iglesias [pásalo] ya no repite la letanía esa de la ‘nación de naciones’ federal en un estado confederal con tanta frecuencia.
Este desahuciado mental ya no sabe ni por donde le pega el aire.