Después del 21D. Sugerencias al Gobierno nacional
Enric Martínez-Herrera.- No hagamos leña del árbol caído, que bastante tiene con el trasvase (no tan “útil” como algunos pretendieron) de 7 de sus 11 escaños autonómicos, y centremos la cuestión de manera constructiva. Por la fuerza de los hechos, a estas alturas el Sr. Rajoy y la Sra. Sáenz ya tienen claras, algunas cosas:
1) Es tozuda la sociología electoral de Cataluña. Los secesionistas ganan en escaños, y también en votos, a menos que quiera anotarse a los de Colau-ICV-Podem en el haber constitucionalista (a sabiendas de que la mayoría de sus dirigentes simpatizan con la secesión y demás dogmas nacionalistas). ¡Y casi ganan también en la provincia de Barcelona! (la diferencia es de 2 puntos porcentuales)
2) Estos comicios han sido craso error. C’s querían comerle la tostada al PP: más allá de sus sueños más húmedos, they got it. El PSC-PSOE pretendía recuperar parte de sus antiguos votantes, tanto por el flanco de los Colaus como por el de C’s, pero sólo lo ha logrado, y tímidamente (es un decir, tratandose de “Icetaton”), contra los primeros.
3) El PP ha pagado la fiesta a C’s. Ha aplicado un 155 irreconocible, tanto respecto a lo que cabía esperar (¡ay, Don Manuel Fraga!) como a que es prácticamente invisible, de tan poco como se ha intervenido el entramado autonómico. El Presidente ha convocado unas elecciones completamente prematuras bajo presión de C’s y PSC-PSOE. Para más INRI, la dirección nacional ha alentado Societat Civil Catalana (SCC), su constelación de satélites y su privilegiado acceso a medios de comunicación, pero su praxis ha estado al servicio de C’s y un sector marginal del PSC.
No había necesidad de conceder tanto a C’s y el PSC-PSOE para que apoyasen el 155 light. Por no decepcionar, de nuevo, a su electorado, a C’s no le quedaba sino cerrar filas con el Gobierno. El PSOE de Sánchez apenas tenía más margen de maniobra. El chantaje de moción de censura (necesariamente constructiva, no existiendo candidato alternativo que aglutine más consensos), puro farol si alguien se atreviese siquiera a sugerirlo.
Es hora de corregir el rumbo. Aún se puede. Aunque la maraña de variables es compleja, indiquemos algunos puntos cardinales:
1) Descartemos, por patológicamente conspirativa, la conjetura de que se hubiera sacrificado al PP catalán, cual Vidal-Quadras en 1996, en aras del engorde de C’s. Como diría el profesor Juan Linz tras 60 años de estudio sociológico e historiográfico del poder, la debacle electoral debe atribuirse a la estupidez (ni más, ni menos). Es la arrogancia del petulante, esa mezcla de ignorancia y soberbia, acaso originada entre ciertos barceloneses que se creen dotados de ciencia infusa por nacer en casa bona. Está claro, en todo caso, que varios asesores de Moncloa y Génova deben ser cesados fulminantemente.
2) En la noche electoral resonaron unas palabras de García Albiol. Aun con errores políticos (dejemos por hoy ciertas discrepancias morales), como en sus tiempos de baloncestista, tiene instinto para ver y ejecutar jugada en la cancha. Aunque procure actuar con frialdad, a veces asoma su impulso más apasionado y franco, y encesta. Como esa noche en Radio Nacional, atizando esta puya (mutatis mutandis) al team de Rivera:
“Ahora están muy contentos, pero les va a durar 5 minutos, porque estarán en la oposición, como nosotros, unos meses”.
“Unos meses”. Dicho por alguien muy bien informado (y comprensiblemente irritado, como si le hubieran timado).
3) Si la sociología electoral, anclada en estructuras sociales determinadas, apenas puede variar en el medio plazo, su superestructura psicológica es más tratable. Pero requiere una acción institucional más enérgica y el periodo de tratamiento mínimo es de varios meses, de preferencia hasta las municipales de primavera de 2019. Aún hay espacio para las “políticas públicas” (policies), mediante un correcto desarrollo y ejecución del enorme potencial del 155, íntegro, como lo entendía Fraga (Padre de la Constitución, algo sabría del espíritu con que se redactó, debatió, aprobó y refrendó este artículo).
4) Está a la vuelta de la esquina la ocasión para que el Senado amplíe el mandato, con el Año Nuevo y aplastante mayoría absoluta del PP. Es inminente un periodo “movidito”, al menos, en sedes parlamentarias, policiales y judiciales. Incluso, en controles de frontera. (Octubre demostró que las calles no son seves, al menos, en la productiva “Tabarnia”). Que la Fiscalía desaconseje libertades provisionales y todo fluirá, por su curso natural, y a pedir de boca.
5) En el tempestuoso 2014, en unos informes para una agencia gubernamental, aconsejé una amplia batería de medidas. Algunas fueron adoptadas, aunque bastante después, con resultados positivos. Otras muchas, no. Pese a tener solución, los problemas siguen enquistados por falta de intervención. Hoy ya es un clamor la necesidad de control efectivo de la CCMA (TV3 y Catalunya Ràdio) y el circuito regional de RTVE, así como de atajar el descarado adoctrinamiento en las escuelas catalanas. Botón de muestra.
6) Prosíganse, con firmeza, las pesquisas policiales y procesos judiciales sobre múltiples y graves delitos, y amplíese el número de investigados (muchos son los llamados, poquísimos los elegidos, por ahora).
7) Desaconséjese vivamente, de inmediato, la financiación incondicional de SCC y su pequeño holding, ese “Frankenstein” que juega a usurpar el auténtico tejido asociativo de la Resistencia al nacionalismo; o reestructúrese para que, ahora de verdad, sea “transversal” e inclusivo, o bien, sans façon, al servicio del PP; ya no más, primordialmente, al de C’s y el PSC.
8) En todo caso, apóyese con generosidad a las entidades que se han batido el cobre durante 30 años contra el secesionismo, como Profesores por el Bilingüismo, Convivencia Cívica de Cataluña y Asociación por la Tolerancia. Son necesarios para equilibrar la promoción incondicional del secesionismo desde las instituciones autonómicas.
*Ph.D. Analista y profesor de CC. Políticas y Sociales
No sé puede sugerir nada al gobierno de Mariano, lleva en sus métodos y tiempos cobardía y traición a sus votantes.