Ya eran corruptos antes de ser declarados demócratas
La corrupción política no ha dañado la democracia como alguien sostiene, sino que ha logrado que nuestra sociedad este totalmente contaminada. Díganme, ¿acaso los corruptos han dejado de ser demócratas? Sencillamente, no. La corrupción es imputable a una castuza que gracias a la democracia, ha sido avalada de una u otra forma por una sociedad que ha seguido votando tapándose la nariz.
Los medios informativos, una vez descubiertas la tramas corruptas y sacudirse la complicidad con aquellos personajes involucrados a los que un día catapultaron como demócratas de primera fila, ponen énfasis en que la corrupción le ha hecho mucho daño a la democracia. Nada más malvado, siniestro y perverso. La corrupción permitida por la democracia y protagonizada por unos indeseables que ya eran delincuentes demócratas antes de dedicarse a la política, ha contaminado a una sociedad vulnerable previamente despojada de principios y valores.
La imitación a ese comportamiento tan abyecto de esta castuza política, se ha propagado de tal manera que muchos españoles, cada uno a su nivel, han contribuido o se han beneficiado de esa podredumbre y esa corrosión. Por ejemplo:
-El que trabajando en la sanidad pública se apodera y lleva hasta su domicilio particular leche para lactantes, compresas, pañales, toallas, material sanitario y hasta parte del menú que se sirve a los enfermos.
-El que con abuso de confianza utiliza el teléfono de su lugar de trabajo para no tener que hacer frente, al costo de esas llamadas si las realizase desde su teléfono móvil particular.
-Los que teniendo la obligación imperiosa de proteger a la sociedad permiten por razones que ocultan, la salida de prisión de criminales convictos y confesos sin cumplir sus condenas.
-Los que colaboran con oenegés y ayudan para que lleguen a España miles de inmigrantes provenientes de África, a sabiendas de que están contribuyendo a la islamización de nuestro pueblo, a acaparar las subvenciones para combatir la pobreza, y al colapso de nuestros servicios públicos.
-El español pasota e indiferente que ha mirado para otro lado ante las continuas y graves ofensas y ultrajes a los símbolos de la Patria, y ahora se ofende por el boicot a los productos catalanes.
-El joven que encuentra un empleo remunerado con mil euros mensuales y adquiere un vehículo de alta gama muy por encima de sus posibilidades, a costa de seguir viviendo en casa de sus padres que en ocasiones sobreviven con una pensión no contributiva.
-El empleado de banca que no explica con detalle a su cliente el producto financiero que le ofrece, pero que logra convencerlo abusando de su confianza para que invierta todos sus ahorros a través de esa oficina, y de esta forma alcanzar los objetivos que le marca la dirección de la entidad.
-El corredor de seguros que contrata pólizas sin detallar las coberturas, a sabiendas de que en caso de un siniestro el cliente se verá inmerso en un vendaval de dudas y excusas por parte de la compañía, que se acogerá a la letra pequeña del contrato bien para eximirse totalmente del pago, o para reducir al mínimo la indemnización.
-El empresario que durante la bonanza económica no repartía con justicia las ricas plusvalías de la empresa entre los trabajadores, y que en cuanto asomó la crisis echó el cierre y huyó veloz con las alforjas llenas a paraísos fiscales.
-El que de forma sistemática y aun considerándolo “legítima defensa” defrauda a la Hacienda pública casi a diario, procurando obtener el producto de sus compras o ventas sin que le sea extendida la correspondiente factura, para de esa manera no abonar el importe del IVA.
-El que utiliza la fotocopiadora de forma abusiva en su puesto de trabajo en la Administración o por cuenta ajena, y así no desembolsar ni un solo euro por ese concepto.
-El que sin autorización expresa utiliza el vehículo de la empresa para la que trabaja en beneficio propio y para temas particulares.
-El empresario que utiliza la crisis económica y la precariedad laboral para someter y explotar a los trabajadores, aprovechándose del temor de éstos a quedarse sin empleo.
-El que denuncia falsos siniestros o robos con la intención de defraudar a la Compañía aseguradora con la que tiene contratada su póliza.
-El que se aprovecha de la gratuidad de las recetas médicas por prestación social a pensionistas, para no desembolsar ni un solo euro en la adquisición de sus propios medicamentos.
-El “receptador” que adquiere productos de alta gama o marca elitista a muy bajo precio, a sabiendas de que para que tengan ese costo tan irrisorio sólo pueden ser de procedencia ilícita.
-El empresario que a sabiendas requiere para trabajar a un desempleado que está percibiendo la prestación por su situación sin comunicarlo a la Seguridad Social, o ese mismo trabajador que accede a trabajar en esas condiciones.
-Las firmas comerciales que contribuyen con miles y miles de euros al sostenimiento de programas de televisión reprobables, inmorales y groseros, a sabiendas de que éstos envilecen y encanallan a la juventud.
-La prostitución controlada por las mafias internacionales que llena las calles de nuestras ciudades de ilegales utilizado/as para este fin, pero sin olvidar que la prensa escrita colabora a diario publicando buen número de páginas repletas de anuncios presentados como de “relax y contactos” e ingresando pingües beneficios por ese ejercicio.
-Los que han convertido el botellón nocturno de fin de semana en lacra nacional por falta de previsión y prevención educativa, no pudiendo ser atajada ahora sin recurrir al capítulo doloroso de la represión.
-¿Acaso no es el consumo generalizado de drogas despenalizado por los socialistas y admitido después por los del PP, origen principal de multitud accidentes con resultado de muertes; y de delitos y crímenes cuyos autores tienen abarrotadas las cárceles por reclusos cada vez más jóvenes?
Esta reflexión importa, y con esto termino, porque la gravedad de los delitos cometidos por los corruptos profesionales de la política, no solo se sustentan en haberse aprovechado de su cargo o condición para cometerlos, no. Bajo mi punto de vista, hay algo muchísimo más grave que no se dice, por no ser políticamente correcto, y es el haber despojado de fuerza moral a la sociedad mediante la puesta en marcha de un cambio de conciencia colectiva, hasta lograr la vulnerabilidad de esa sociedad frente al virus capaz de anestesiarla, para más tarde corromperla.
Lo que es una evidencia es que la democracia, otra cosa no, pero mierda, nos ha traído a punta de pala. Y lo que dice el artículo es cierto, los corruptos cuando han sido descubiertos han pasado a ser delincuentes, pero no han dejado de ser demócratas.
Desde que Tarancón y los nuevos vientos masónicos del Vaticano hicieron a la Iglesia replegar las velas y dejar que el mundo contaminase al pueblo, vamos de mal en peor.
Para mí, junto a la masonería (dueña de los partidos políticos y juez del sistema democrático), la jerarquía de la Iglesia, por haber abandonado la fortaleza que tenía que haber defendido, tiene gran parte de culpa.
Ejemplos prácticos como los descritos por el señor Román, no hay bastante papel para escribirlos. Es la sociedad que, con ayuda nuestra, han creado y promueven hasta hoy. Es la sociedad enferma del todo vale, peor aún, es la sociedad del sálvese quien pueda. Ya no se distinguen las causas, de los efectos, son intercambiables. Y al aceptar toda esa corrupción, todos y cada uno, somos responsables. está en nuestras manos y nos negamos a verlo, no aceptamos nada que suponga sacrificio.Nuestro Señor Jesucristo, quiso enseñarnos con su ejemplo que, sin sacrificio, no hay salvación. Y lo poco que aprendimos… Leer más »
Hay demasiados electores que votan a corruptos, porque son “sus ladrones”.