¿Es Santiago Abascal Conde el líder que necesita la derecha identitaria española?
AD.- Piden que nos definamos sobre qué líder merecería ser considerado como el genuino representante de la derecha altermativa que ha echado raíces en no pocos países. Lamentamos tener que seguir diciendo que no hay en España un líder que ni de lejos represente lo que Trump, en punto a desafiar al Sistema e ilusionar a un amplio sector de la población, hoy en manos de la izquierda. Lo que hay es lo único que tenemos. Si se nos pide que ayudemos a que el “mesías identitario” sea reconocido y aceptado como tal, al menos esperemos a que éste aparezca. Pero antes deberá cumplir con las exigencias que requiere la gravedad del momento presente y la maldad intrínseca de los detractores de nuestro ideario: carisma, buena esgrima dialéctica, resistencia ante los huracanes y un notable bagaje profesional, sobre todo si ha estado alejado de la política y de las ubres del dinero público. Todo lo anterior descarta a los dirigentes conocidos, y por eso nunca nos hemos decantado por ninguno.
De un tiempo a esta parte, los de Vox andan muy correosos a favor de su líder. Cuenta con el apoyo de algunos periodistas liberales que siempre han estado en contra de los ideales que aquí representamos. También con el de Julio Ariza, cuyo único ideal es el dinero. Pretenden que aceptemos a Santiago Abascal como maná caído del cielo. Que este profesional de la política sea considerado lo más aceptable que tiene la derecha identitaria en nuestro país ya prueba lo mal que nos ruedan las cosas. En plena época de recortes y corrupciones, Vox fue creado como coartada del PP para controlar las desafecciones y conducirlas al redil donde terminan amansándose las fieras disidentes de la derechona liberal española. Más o menos la misma operación llevada con éxito en Asturias. La diferencia es que Abascal está muy lejos de parecerse a Álvarez-Cascos. Lo más mediático que tuvo Vox para canalizar el voto desafecto fue al catalán Vidal-Quadras, protagonista unos meses antes de un sonoro incidente a cuenta de sus viajes a Bruselas en clase VIP. Sabemos cómo terminó dinamitando el voto “disidente” en unas elecciones europeas que certificaron el nacimiento y la defunción electoral de Vox al mismo tiempo.
Santiago Abascal vio entonces frustrado su deseo de cabalgar políticamente a lomos de una derecha liberal en las antípodas de la que hoy dice representar. Disfrutó de una efímera fama y de dinero. Contó con la protección de grupos mediáticos importantes, que él fue gastando cada vez que sacaba a relucir al estratega chusquero que lleva dentro, como cuando el rutilante fichaje de la Lomana. Por aquel entonces, Abascal soñaba todavía con recomponer los destrozos ocasionados a la treta urdida por Génova, y es por ello que se jactaba de ningunear a los mismos líderes identitarios que hoy en cambio tiene como referencias. En una ocasión se le preguntó al número dos de su partido si prefería a Trump o a Clinton, a Merkel o a Marine Le Pen, y no supo o no quiso responder. Así que no caigamos en la trampa de echarnos impúdicamente en los brazos de estos oportunistas. Si hemos esperado años, si nuestros ideales no han tenido representación parlamentaria desde Blas Piñar, no es cuestión de que ahora nos precipitemos. Que millones de identitarios norteamericanos acudieran masivamente a las urnas a votar a Trump no significa que esos electores no existieran antes. Sólo estaban aguardando al gigante providencial que les movilizara y galvanizara con un discurso inequívocamente patriota y antiglobalista.
Al percibirse en Génova la inutilidad de Abascal, ya manifestada en sus años ociosos en el parlamento vasco y al frente de fundaciones subvencionadas, se hizo lo que se suele en estos casos: soltar lastre. Así fue como Abascal comenzó a perder influencia y brillo mediático. Muchos de los que se acercaron a él huyeron en desbandada. Electoralmente, entre tanto, Abascal y su partidito siguieron avanzando estrepitosamente a paso de cangrejo. En las últimas elecciones vascas obtuvieron poco más de trescientos votos. No se dieron por aludidos.
Pero él sigue, erre que erre, inmune al ridículo y al desaliento. En el fondo lo que revela es su larga condición de mediocre que no concibe ni conoce otra forma de vida que no sea la política. No se le conoce oficio, ni beneficio, ni ocupación laboral alguna, ni ingresos económicos que no procedieran del presupuesto público o, como ahora, de las cuotas de sus afiliados, algunos de ellos no tan pardillos como aparentan. Se trata por tanto de un político profesional, que tiene que ir improvisando a cada paso para acoplar su mercadería al gusto del consumidor y entre tanto poder seguir viviendo sin darle un palo al agua.
Abascal no tiene carisma, no es un personaje notable, su oratoria no imantará nunca pasiones, carece de una mínima formación intelectual, no se recuerda nada que en él haya sido genial. Ni siquiera brillante. Pero Abascal no es ningún tonto. La prueba es que ha vivido de la cosa política durante años. Su instinto de pillastre le ha soplado al oído que hoy la mamandurria puede encontrarse abrazando las ideas que han han puesto de moda a los partidos identitarios en Europa. Así que se ha lanzado en tromba a defender unos ideales que hace sólo unos meses ignoraba. Eso sí, sin atreverse a denunciar, ni antes ni ahora, al poder sionista en la sombra que todo lo controla, incluída la llegada de millones de musulmanes a nuestros países, un asunto en Vox recurrente.
En cualquier caso, bienvenido sea Santiago Abascal al universo ideológico que algunos llevamos años defendiendo y por el que hemos sido criminalizados, condenados y perseguidos. Como esas ideas no son nuestras, queremos, en esta hora decisiva para Occidente, concederle al de Vox el beneficio de la duda respecto a sus rectos propósitos. Ninguna prueba mejor para disipar cualquier temor acerca de sus intenciones que manifestando, en tanto líder de la derecha identitaria española que pretende ser, de forma alta y clara, que ninguna nación nace multicultural ni multirracial; que el multiculturalismo y la multirracialidad es una situación artificial y malsana que sólo afecta a los Estado en declive general, que un Estado multicultural o multirracial porta en lo más profundo de si mismo los gérmenes de su futura destrucción nacional; que todas las naciones multiculturales o multirraciales desembocan en un estado de ruina política, moral, económica y social; y que la mentira y el engaño son lo propio de los medios de comunicación, los políticos y las instituciones educativas controladas por el mundialismo sionista.
El multiculturalismo es utilizado como un martillo para forjar a los pueblos dóciles que conformarán los Estados obedientes del Nuevo Orden Mundial. Como arma de guerra de política moderna, el multiculturalismo tiene pocos equivalentes, lo que explica su utilización actual en toda Europa Occidental, los EEUU, Canadá y Australia. La parcelación y división deliberada de estas naciones y la pérdida de la identidad nacional y de proyecto común que desemboca en grupos políticos en conflicto entre ellos sirve de trampolín a un gobierno mundial. ¿Pero quién compondrá ese gobierno mundial? Una clase dirigente constituida en una ‘jerarquía económica’ reemplazará la ‘jerarquía natural’ de la filosofía del siglo XIX. Una fuerza que considera a los países y las personas que los pueblan primero como objetivos económicos para explotar, y después como objetivos militares que deben ser vencidos si oponen resistencia.
No hay que dejarse engañar por la apariencia entusiasta de estos nuevos conversos como los de Vox. Para evitar en el futuro ‘fenómenos’ como el de Trump, el Sistema podría haber empezado ya a echar mano de personajes como Abascal, para utilizarlos como los portavoces más convencidos del esplendor del identitarismo, en detrimento de los verdaderos líderes. Esos que conciben la política como un engorroso y sufrido deber y no como un medio parasitario de vida.
*Ên la imagen superior, Abascal saluda a un bangladesí a las puertas de una mezquita en Madrid (El Confidencial).
El problema es que la economía prima sobre todo. Nadie va a atajar las cuestiones raciales en España ni Europa, ni en países eurodescendientes como EEUU, Canadá, Argentina o Uruguay. En los países blancos no se tienen hijos 2-3 o 4, y traemos inmigrantes para que llenen ese vacío, sin darnos cuenta de que estamos sustituyendo a una población. Culpa también nuestra. Y en Europa hay 70 millones de parados, ¿por qué no se traen europeos?
Hablamos de DN, de Falange, de HSM, de Alianza Nacional.. pero cuantos años llevan estos partidos sin juntarse, como sí lo hizo Izquierda Unida en los años ochenta?
A veces da la impresión de que van por separado porque tienen órdenes de NO COLABORAR juntos… y eso huele mal
Nunca Abascal …vendido a los judios el único de momento es DN o alguien de HSM
La solución a los problemas de nuestra nación seria Democracia Nacional, liderada por Manuel Canduela. DN es la formación patriota que defiende a los españoles sin complejos ni medias tintas, que señala quienes son los enemigos, que no se guarda ningún as debajo de la manga. DN es el partido que los españoles necesigamos.
El verdadero lider de un pais ama a todos los españoles por encima de ideologias creadas por la elite para dividirnos. Luego tiene que cumplir su palabra y listo a que le peguen un tiro los fariseos de la banca y no por ello acojonarse y ser humilde en bienes para dar ejemplo, inplacable con la corruption, defender al debil, atacar la usura, dar trabajo a todos su pais y premiar por ello.
Es necesario una gran coalición de partidos patriotas, cuantos mas mejor. VOX creo que se merece darle la oportunidad de demostrar que su programa identitario es sincero. Hay que reconocer que los golpistas están siendo condenados gracias al gran esfuerzo que VOX está haciendo al respecto.
El partido patriota que debería liderar la coalición es DEMOCRACIA NACIONAL. Canduela sería un gran líder
Como en Italia, urge una coalición de partidos patriotas, valientes, sensatos y honestos (como @D_Nacional), un Frente Nacional unido y fuerte que represente y defienda a los españoles de bien para salvarles de la plaga de políticos traidores: P$OE, PODEMO$, C$, PP.
Mientras algunos con aspiraciones mantengan la crítica entre la derecha, solo beneficiara a los que siempre ganan, menos críticas y más unión, el quítate tú para ponerme yo, es lo que mantiene, a la derecha identitaria de éste país antes llamado España, en el inmovilismo decadente, no hay mejor enemigo que los de dentro.
SANTIAGO ABASCAL NECESITA MUCHA PUBLICIDAD, en los medios, y además necesita ir por las ciudades , para comenzar y dar a conocer su programa politico. -La desgracia es qque no dispone de mucho dinero.
La PSOE del “repeinao” de Pedro Sánchez, desde que perdió sus primeras elecciones, todas las vueltas que está dando no es más que para conseguir un frente de izquierdas, el mismo lo ha dicho muchas veces, lo que pasa que fiel a su estilo titubea en ello, no es como Podemos que desde primera hora lo dice, lo pretende y no dejará de intentarlo. Entonces… ¿porqué las derechas no hacen lo mismo?… ¿no quieren juego?… ¡¡ pues juguemos todos !!!
en este momento hay una persona en España que puede liderar un partido identitario siempre que lo dejen y no lo maten antes las huestes de Soros. a mi modo de ver es Pedro Varela. pero están tratando de meterlo en la cárcel. y su “modus vivendi” ya se lo quitaron, le cerraron la librería, lo condenaron a varias penas. desconozco como puede estar vivo sosteniendo una familia. las conferencias no creo que den para tanto. si este señor pudiese hablar públicamente en esta dictadura que estamos sufriendo, entonces la cosa cambiaria, pero estoy seguro que como se le ocurra… Leer más »
Uno, opino lo mismo. Aparte de los mencionados, hay más gente de valía, honradez y resolutivos. Pero El Sistema, se encarga de silenciarlos. Mientras la gente siga durmiendo, no habrá cambio ninguno, sino a peor. Y con La Iglesia, bueno, esos nadan y guardan la ropa, no harán nada que perjudique su estatus, bastante devaluado ya. Saludos.
no nos engañemos, la partida está perdida, si nunca apareciese un lider patriota de verdad y obtubiese buenos resultados, no tardarian los traidores progres varios en olvidar sus diferencias y empezar a hacer lo que hiciera falta para arrebatarle la posibilidad de gobernar
El redactor periodista de éste escrito debiera haberse leído primero el programa político de VOX. A VOX le quieren poner la etiqueta de partido fascista, de extrema derecha para arrinconarle. VOX no es de derechas ni de izquierdas ni de centro. Es de los españoles que están dolidos cómo está actualmente España y de los que desean que se cambie, democráticamente, para bien de los españoles. A VOX no le votarán nunca los que se benefician económica y personalmente de la situación actual. No le van a votar los que votan a Podemos. No le van a votar los que… Leer más »
Pues según tengo entendido de ex miembros la mano la tiene larga y por ello se fueron del partido, uno un cabeza de lista de una comunidad autónoma
¡¡¡ POR SUPUESTO !!!
En España no tendremos partido fuerte, mientras que de una puñetera vez se unifiquen en UNO SOLO, los votos se pierden, todo queda en nada, tomad ejemplo de jean Marie le Pen en Francia, o Austria, holanda……y ya se esta formando uno solo en Alemania, es la única esperanza que tenemos, que vayan gobernando en sus países, a ver si aquí seguimos el plan
España necesita a un Francisco Franco, ya!
Mi apoyo completo a Santiago Abascal, a Ortega Lara y todos los buenos españoles.
Según fuentes muy solventes, VOX depende indirectamente de las cloacas de Génova-PP. Fue un plan B -que no les ha hecho falta- para encauzar a su bobotante descontento.
VOX es un partido de rebotados peperos que se quedaron sin pupilaje y sillón con la llegada de Mariano . Ideológicamente son liberal-conservadores, es decir, una mierda.
Es realmente increíble la cantidad de gente que habla de VOX sin tener ni puñetera idea de VOX… A ver si os documentáis antes de opinar…