Mourinho ya tiene antídoto contra el Barça y sus críticos
José Mourinho ya tiene antídoto contra el Barça y para acallar a sus críticos. Escarmentado por el 5-0 del Camp Nou y presionado por las urgencias del Real Madrid obsesionado con acabar con la hegemonía del Barcelona, en apenas cinco días ha conseguido reforzar la autoestima y moral de su equipo, y golpear psicológicamente a un rival que sigue siendo superior pero que ha sido desactivado por la estrategia del portugués en solo dos partidos.
Un par de pasos importantes, el segundo de ellos con resultado de KO, considerado un éxito de grandes proporciones para acercarse al mejor Barça de la historia y para competir también, con armas muy distintas pero hasta ahora eficaces, en las semifinales de la Copa de Europa del 27 de abril y 3 de mayo. No habrá que esperar demasiado para ver lo que sucede en esa eliminatoria, pero de momento Mourinho ha respondido y anulado en el campo a un Barcelona intratable que, bien es cierto que gracias a Casillas, solo ha sido capaz de marcar un gol a los blancos en 210 minutos, y de penalti.
También ha salido triunfante ‘Mou’ ante la prensa que arremetió tras el 1-1 liguero del Bernabéu contra él por su planteamiento “mezquino” y “cobarde”; y frente a dos mitos del fútbol mundial como son Di Stéfano y Cruyff. “El entrenador soy yo, y ahora todos trabajan”, le dijo al presidente de honor del Madrid en una sentencia que también escondía una crítica a la labor de anteriores técnicos blancos. “Me gusta ser entrenador de títulos”, se regodeó con Cruyff después de que el holandés le llamase así y afirmase que Mourinho “no es un entrenador de fútbol”. Para él, el fin siempre justifica los medios, aunque las formas y las actitudes estén tan alejadas de los valores madridistas. Los números y los trofeos del resultadista le avalan, y su aptitud, su capacidad para manejar, sus dotes psicológicas con sus futbolistas y su inteligencia -aunque ha cometido errores que cuestan la Liga- son innegables.
Con él el Madrid ya ha conseguido superar la barrera mental que acogotaba al equipo y la afición frente al ‘invencible’ Barça de Guardiola, con una lección táctica de destrucción, presión y contragolpe ensayada antes en solo dos encuentros, en San Mamés y en el Bernabéu.
Pepe, centrocampista total e incansable -líder del ahora elogiado ‘trivote’ que ha servido para discutir la superioridad azulgrana y ganar un pulso vital-, el siempre inmenso Casillas, y la explosiva máquina inconformista que lleva por nombre Cristiano, han sido los tres pilares en los que se ha sustentado el primer título de la nueva era madridista. Su renuncia al sistema (4-2-3-1) que ha empleado ‘Mou’ durante toda la temporada, con alguna excepción, le llevó en Mestalla a un 4-3-3, sin ‘9’, con Adebayor, Benzema e Higuaín en el banquillo hasta el minuto 70, cuando desde la pretemporada no había dejado de reclamar el fichaje de un delantero centro que provocó una guerra con los dirigentes y, en concreto, con Jorge Valdano. La apuesta de no alinear un ‘9’, arriesgada cuando había tantos “fenómenos del boli y el ordenador” afilando sus cuchillos, le salió redonda, y para más inri, Cristiano dio el gol de la Copa con un enorme cabezazo, pleno de potencia, desde esa posición.
Armas contra la posesión
Tras la conquista de la Copa ya se encargó de aclarar y recordar a sus detractores y a quienes tanto elogian al Barça que “aunque para algunos un gran fútbol es una gran posesión de balón, también hay otras cosas importantes, como el contraataque y la defensa”. En el 1-1 del Bernabéu el Madrid actuó como un equipo menor, atrincherado atrás y destruyendo el juego de toque de los azulgrana, pero el equipo subió un escalón y acogió el empate como una victoria, pese a que el campeonato quedó sentenciado. Sin embargo, en la primera parte de la final de Mestalla sí que fue mejor que el eterno rival, se comportó como un equipo con muchas hechuras, con agresividad, fe, poder mental y un fútbol de contención que arruinó la filosofía de Guardiola y apagó a sus grandes estrellas. Y con un cabezazo al palo de Pepe. Acusó el agotamiento físico el equipo en una segunda parte en la que el Madrid, también con la suerte de su lado ante un brillante y dominador Barcelona, solo se salvó por Casillas. En la prórroga, el golazo de Cristiano volvió a reactivar la cabeza y las piernas.
El portugués es el artífice del cambio de mentalidad de este equipo antes tan acomodado, funcionarial y apático. “Mourinho nos ha dado una energía positiva y nos ha ayudado mucho para ganar este título”, reconoce Cristiano. La plantilla, aunque pueda estar dividida, “está a muerte” con su entrenador, como reconoce Sergio Ramos. Casillas insiste en que “Mourinho es un fenómeno”. Si “cuando habla Iker, habla el club”, según dice Valdano, está todo dicho sobre el técnico a quien Florentino Pérez ha vinculado su destino.