Autobombos y procesiones
No suelo hacer juegos de palabras – o de sílabas – cuando escribo de Política en general o de políticos en particular. No obstante me confieso autor de una expresión coñona que utilicé hace unos días en mi sección habitual de “El Mundo. El Día de Baleares”, refiriéndome a mi paisano Joan Mesquida, el que fuera director general de la Policía y de la Guardia Civil y que ahora es el máximo preboste del Turismo en España. Por su continuada y leal dependencia del vicepresidente Rubalcaba dije de Mesquida que era un alto cargo del “gobierno de Zapalcaba”, dando a entender que, hoy por hoy, el que corta el bacalao es Rubalcaba antes, en y después del parto sucesorio, si el PSOE vuelve a ganar las elecciones generales. Estoy seguro de que Joan Mesquida Ferrando, que nació en Felanitx, como yo mismo, aunque 28 años más tarde, no se ha tomado a pecho mi pequeño invento heráldico, puesto que no creo que exista el apellido Zapalcaba. Pelillos a la mar y vayamos al grano:
Ha dicho Mesquida que las cifras del Turismo en esta Semana Santa de 2011 volverán a ser tan positivas como las que se producían en Baleares antes de la crisis que a todos nos afecta y machaca. A renglón seguido, sus adictos y sus socios ideológicos han dado en sonar los tambores y los platillos del autobombo y han atribuido al gobierno balear, que tiene una, cabeza socialista y seis rabos minoritarios de izquierdas, de derechas y de centro, todo el mérito de tan venturosa resurrección de las divisas turísticas, de la disminución temporal del paro en los sectores de la hostelería y de la construcción y del optimismo general que se deriva del mencionado autobombo.
Es penoso, pero decente y necesario, reconocer que, si aumenta el Turismo en Baleares y se benefician las arcas públicas de España, no es, precisamente, por la gestión política o económica del gobierno de Zapatero, ni por la buena labor que, a base de trabajo, inteligencia y honestidad, realiza mi tocayo y paisano Mesquida. Es penoso, pero necesario, reconocer que las guerras y revueltas de los países norteafricanos del Mediterraneo, son la causa principal de que los turistas prefieran tomar el sol en las playas insulares de Mallorca, Menorca e Ibiza o contemplar la lluvia, si se da el caso según los últimos informes meteorológicos, desde las ventanas de sus hoteles.
Lo de los ateos y librepensadores de Madrid (AMAL) es otro tema del que, si Dios quiere, escribiré durante estos días santos, al margen de toda gresca y con firme voluntad de amor y humor ante la tremenda ignorancia, por no decir gilipollez o mala baba, de los que confunden los derechos y libertades que nos otorga la Constitución con el dictamen de los jueces que prohíben una procesión que hiere los sentimientos de toda la cristiandad.
La lástima es que las autoridades competentes hayan llegado a la prohibición por la denuncia de los que se sentían ultrajados. Lo lógico hubiese sido que los Jueces y el Gobierno se hubiesen dado cuenta de que lo que se proponía la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores no era una simple manifestación lúdica, como ahora dicen y propagan por Internet, sino un simple y vulgar delito contra la libertad y derechos de todo ciudadano a no ser discriminados y escarnecidos por sus creencias, sentimientos e ideas. Sobraban las denuncias y las firmas, si el Gobierno y los Jueces hubiesen estado en su sitio y en sus funciones en todo momento.