¿Dónde nos han llevado los del “patriotismo constitucional” con un Parlamento que ha traicionado a la patria española?
Por José L. Román.- ¿Dónde va España con un gobierno que no es capaz de garantizar que los ciudadanos españoles puedan estudiar y hablar en español, y con un Parlamento traidor a la patria española? Sencillamente, a ninguna parte.
Creo que en la mente de todos está aquella aparición del entonces rey y Jefe de las Fuerzas Armadas ante las cámaras de televisión, tras ser sorprendido cazando elefantes en Botsuana con lo que se estaba cociendo en Cataluña, para decir que se había equivocado y que no volvería a suceder.
Aquella regia aparición ante los medios, tras el monumental escándalo, debemos solaparla a otras como la más reciente de Felipe González para afirmar que “el separatismo debe ser vencido pero no exterminado”. Frase sin duda para poner en cuarentena a la espera de acontecimientos, si tenemos en cuenta las realizadas por este mismo personaje en 1983, en las que dijo aquello de que “al terrorismo” se le combatía “con frialdad intelectual”, y se desencadenó una cascada de atentados perpetrados por los GAL.
En este mismo sentido, y teniendo en cuenta que Zapatero está fuera de concurso por haber roto moldes de imbecilidad, idiocia, ineficacia e incapacidad, he de decir que si existe un mandatario en España que supera con creces a Felipe González en este tipo de gansadas, no es otro que José María Aznar. Recuerdo que cuando ocupó la Moncloa en 1996, aparte de suprimir el servicio militar obligatorio e invitar nada menos que a Jordi Pujol a que formara parte del gobierno de España, proclamó aquello del “patriotismo constitucional”.
Aquel “patriotismo constitucional” de Aznar, que por cierto, ha visitado recientemente Valencia para soltar otra retahíla de gansadas, no fue otra cosa que un eufemismo cobarde para mostrarse como un demócrata de pro, y no ser tachado de facha por aquellos que tranquila y libremente pueden considerarse socialistas, leninistas, maoístas, stalinistas, chavistas, separatistas, terroristas, marxistas, comunistas, anarquistas o ultraizquierdistas.
Aznar sabe mejor que nadie el daño que hizo a España alimentando al monstruo que hoy nos acecha; está viendo que el PP que le cedió a Rajoy se va directamente al guano. Por eso, sabiéndose uno de los principales responsables de lo que hoy sucede en Cataluña, va por ahí tanteando el ambiente entre sus estómagos agradecidos para intentar recomponer una avanzadilla con un grupo de peperos descontentos con Rajoy, al objeto de que den la cara por si existiese alguna posibilidad de liderazgo.
¿Cómo un rey pillado con el carrito del helado puede decir: “me equivoqué y no volverá a suceder”? ¿Cómo se puede ignorar la historia y decir: “que al separatismo hay que vencerlo y no exterminarlo”? ¿Cómo se puede apelar al “patriotismo constitucional”, cuando el verdadero patriotismo fue arrancado de las aulas como virtud por ellos mismos, hace cuarenta años?
En la memoria de todos está que las víctimas del terrorismo vasco lo han sido por ser españoles, sin considerar su filiación política o ausencia de este tipo de filiación, ni su carácter castrense o civil, ni su edad, sexo, profesión u oficio. A los asesinados, mutilados, secuestrados o extorsionados, todos los gobiernos de la democracia les han privado de este honor; se les ha dado sepultura en muchos casos casi en la clandestinidad, y se ha dicho y repetido hasta el aburrimiento que habían sacrificado su vida por la Constitución. Jamás oí la invocación al patriotismo, como si hubiera una consigna que obligase a silenciar el nombre de España, relegándola a la penumbra primero, para arrancarla de la memoria individual y colectiva después.
La muerte del PP, precursor del “patriotismo constitucional”, está más que cantada; por lo tanto, los medios de comunicación liberales están preparando el terreno para recoger los frutos si el partido “Ciudadanos” logra convencer al populacho. Lo que nadie explica es, quien está poniendo el dinero para promocionar a esa nueva formación política. Esa es la clave. De lo contrario, nadie entendería ese apoyo incondicional y mediático brindado por ciertos personajes de la comunicación que, al mismo tiempo, condenan al ostracismo a toda formación que surja al margen de “los elegidos” sin tan siquiera haber leído su programa.
A esta situación calamitosa nos ha conducido sin duda ese falso patriotismo denominado “patriotismo constitucional” y proclamado por Aznar. Un “patriotismo constitucional” sin raíces; tan escuálido, endeble, debilitado y frágil, que no sirvió para enfrentarse a las canalladas y despropósitos de Zapatero llegado el momento. Una farsa puesta en escena por la derecha cobarde y ambigua de Aznar heredada más tarde por Rajoy, con objeto de agradar a la izquierda y al nacionalismo catalán y vasco, y condenando y criminalizando intencionadamente a todos aquellos que por encima de objetivos políticos y de pagas vitalicias, sentimos a España como algo genesíaco y vitalizante que llevamos en nuestro corazón y en las venas.
Un “patriotismo constitucional” meramente político, dentro de un círculo vicioso que ha llevado a los españoles a ser rehenes del separatismo, de la izquierda y sus medios informativos: “Atresmedia-La Secta”, “Cuatro”, “TV3”, “Tele5”, etc. Y, sobre todo, rehenes de una Europa de mercaderes en manos de la Alemania de Merkel.
Un “patriotismo constitucional” más preocupado en sostener y promocionar a una policía regional traidora, golpista y entregada a los intereses espurios del separatismo, mientras la Policía Nacional y la Guardia Civil, con peores medios y sueldos mucho más bajos, regaban con su sangre las tierras de la patria española. Las instituciones mejor valoradas por el conjunto de la ciudadanía, eran para el promotor de ese “patriotismo constitucional” la “Cenicienta estatal; nunca tuvo voluntad de equiparlos en salarios con las policías autonómicas, mientras guardaba únicamente para ellos aplausos en los desfiles y lágrimas en los funerales.
Un “patriotismo constitucional” que permite que la inmigración ilegal tenga más derechos que los hijos de España, conduciendo a los españoles a la esclavitud y al marxismo, pero que a ellos, profesionales de la política, les ha servido para alcanzar un sueldo mensual de 6.000 euros en el peor de los casos, y una pensión máxima con sólo unos años en el pesebre –también en el peor de los casos-, mientras que a los contribuyentes no se nos garantiza ni la mínima expresión, exigiéndonos además cuarenta años de cotización a la Seguridad Social.
Estos del “patriotismo constitucional” no solo han contribuido a nuestra ruina moral, social y económica, sino que han permitido que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en nombre de la Unión Europea, humille a los españoles con sentencias realmente aberrantes. Por lo tanto, defender una regeneración democrática desde la Unión Europea como pretende Ciudadanos, después de lo sucedido con Puigdemont en Suiza y Alemania, salvando a su vez el autogobierno en Cataluña, me parece, más que una broma de mal gusto un insulto a la inteligencia.
Los del “patriotismo constitucional” están acabados; carecen de fuerza moral para interpelar a nadie después de todo lo que han robado, y, porque habiendo gozado de cuatro años con mayoría absoluta en el Parlamento, no hicieron nada para lanzar al retrete la “hoja de ruta” y las canalladas y despropósitos de Zapatero.
Un “patriotismo constitucional” que ampara a una casta que en nombre de la libertad de expresión eleva a cultural lo más grotesco y barriobajero de la naturaleza humana, y convierte las televisiones en escuelas de la difamación, el insulto, la blasfemia y la mentira.
Un “patriotismo constitucional” que proclama un partido en el gobierno que nos habla de la indisoluble unidad de España, pero que es incapaz de enfrentarse a un separatismo que lleva a cabo un golpe de Estado, cerrando los medios de propaganda cooperadores necesarios de aquel golpe, y que se ciscan en España, en los españoles y en el Jefe del Estado, quemando públicamente los símbolos más representativos de la Patria.
Un “patriotismo constitucional” que deja desamparados a humildes servidores públicos, que un día creyeron en la Constitución, que fueron asesinados por ser españoles, y que hoy se les deshonra dejando a sus asesinos en libertad.
Un “patriotismo constitucional” incapaz de reaccionar ante la voracidad de 17 autonomías y nacionalidades que han convertido España en un “manicomio de autogestión” y en el principal cáncer que padecemos.
Un “patriotismo constitucional” proclamado desde de un sistema corrupto y podrido incapaz de controlar el gasto público, que arruina a los pequeños y medianos empresarios, que exprime a los trabajadores autónomos, que ha “exterminado” a la clase media, y que permite que el Tesoro español mantenga a una castuza improductiva conformada por 450.000 parásitos, frente a una plantilla por ejemplo de 166.000 médicos; 154.000 policías; y 20.000 bomberos.
Un “patriotismo constitucional” que ignora el deber de las Fuerzas Armadas de garantizar la unidad de España, pero que por otra parte reduce a la institución castrense a un ejército sin patria que defender, y utilizado para repartir ayuda humanitaria fuera de nuestras fronteras.
Un “patriotismo constitucional” incapaz de impedir que el mayor inútil, dañino e incapaz que ha tenido España como mandatario a lo largo de su historia reciente, con una vida de puro pesebrismo y ocho años de presidente, pueda seguir viviendo a costa del presupuesto con 12.500 euros mensuales, oficina, secretaria, dos funcionarios -uno de ellos con rango de director general-, escolta y coche oficial.
Nos han mentido los del “patriotismo constitucional”. España no tiene solución mientras no seamos capaces de reformar la Constitución para acabar con las autonomías políticas y cambiar la ley electoral y la subvención de los partidos, eligiendo en las urnas a gestores honrados al margen de los partidos y que no utilicen la política como medio de lucro; personas independientes que estén dispuestas a servir al bien común, con sentido social, y dispuestas a dejarse el pellejo por sacar a nuestra nación de esta dramática, trágica y caótica situación. Nada de derechas, izquierdas o centro; eso es una mentira, una falacia, un engaño, un fraude, una trampa, una falsedad, un embuste, un cuento que hace que estos golfos mantengan un discurso encantador de serpientes para seguir en el pesebre estatal sin dar un palo al agua, y viviendo a costa de nuestro trabajo, nuestro sudor y nuestro sacrificio.
Estos del “patriotismo constitucional”, con un Parlamento traidor a la patria española, han hablado muy poco de esa Patria, y mucho, hasta sustituir esta palabra tan llena de significado, por la de estado español y país, de tal manera que ellos mismos, frente a las formaciones separatistas y antiespañolas, y hasta ante la Unión Europea, se han presentado siempre como meros constitucionalistas.
Gran documento que escuece a los peperos, pero que describe la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. El daño es cierto que lo ha hecho el bipartidismo, pero el causado por el PP es mucho más reprobable por el causado por el PSOE, dado que el PP ha ido con el discurso de la mentira y el engaño legislatura tras legislatura, recogiendo el voto de los que creyendo que dando la victoria al PP, estaban votando la defensa de España como unidad histórica de siglos y nuestra civilización cristiana y occidental. Nunca más lejos de la… Leer más »
Un patriotismo que se olvida de España, que no la nombra…Es como avergonzarse de la madre
Ni hacia adelante, ni hacia atrás: fuera ideología y carentes de ella, se van centralizando los líderes como postura garante de votos y, en virtud de pequeñas paridas, como los másters, se pronuncian hacia un lado o hacia el otro. Los partidos que hay en España no son españoles , porque carecen del sentido del Estado
Tenemos un problema serio de inmigración y de involución demográfica, eso justifica reaccionar, hay que explicarlo bien sin alarmismo, ni rodeos y proponer soluciones válidas y hacerlas públicas, que el elector lo sepa antes de volver a votar, luego adaptar todo el sistema a la prioridad de las familias con hijos fe españoles, los demás mo necesitan de estímulos ni ayudas familiares. Cada cual en su continente. No me creo el discurso de pobrecitas víctimas de África, tener una economía de subsistencia no les impide procrear, pero para venir aquí a hacerlo hay que poner dinero sobre la mesa. Eso… Leer más »
Nuestra Patria está enferma, el cáncer a metastatizado, y la única solución ya no pasa por la medicina, sino porque el propio cuerpo reaccione. Sólo nosotros los que aún resistimos la invasión podemos salvar a España. La cura pasa por luchar, y esa lucha comienza con la unión. No sirve de nada decenas de organizaciones políticas patrioticas dividas pero, con un mismo objetivo. Tiene que fijarse un congreso nacional que reuna a las principales fuerzas que quedan, no es tiempo de arañar viejos matices, es tiempo de contraatacar. Por ejemplo, yo me dedico a arrancar en la universidad carteles feministas,… Leer más »
Amén.
Don José L. Román subscribo sus palabras una a una, excelente artículo que muestra la cruda y triste realidad del regimen del 78.
Saludos cordiales
Estos mierdas nos han convertido en una colonia de Europa. Se ríen de nosotros.