¿Tienes una buena salud postural?
Se deben utilizar tacones de 2,5 centímetros de altura, descartando los zapatos totalmente planos tanto como los de tacones altos, que modifican la carga de peso y fuerzan las articulaciones del pie, según ha aconsejado María Mena, fisioterapeuta del Hospital General de Villalba, perteneciente a la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid.
“El zapato tiene que ser, ante todo, cómodo y de buena calidad, no vale cualquiera”, según la especialista, quien ha incidido en que para adoptar buenos hábitos posturales, lo más “importante es ser muy consciente de la postura”, ya que solo “así se podrá caer en la cuenta de cómo se está y se podría corregir posibles problemas”.
Es tan “sencillo como mirarse al espejo, observar y ponerse rectos, erguirse bien y sujetar bien la espalda, cómo si hubiera un hilo que tirara hacia arriba, desde la cabeza”, ha comentado Mena.
“Cuando somos jóvenes no nos duele nada y nos sentimos invencibles, pero ¡cuánta gente hay con un hombro más alto que el otro por llevar el bolso siempre muy cargado en el mismo brazo!. Y cuántas mujeres sufren de dolores de espalda por causa de los consabidos tacones”, ha continuado.
En cuanto a los hombres, la especialista también ha incidido en que tienen que cuidar su espalda, ya que las posturas que adoptan, tanto al trabajar como al realizar otras tareas, fuera o dentro del hogar.
En ese sentido, agacharse y coger peso son dos acciones cotidianas, pero extremadamente claves, ya que de realizarlas correctamente depende en gran porcentaje nuestra salud postural.
“Hay que flexionar las piernas, agacharnos en cuclillas y mantener la espalda lo más recta posible al bajar y subir, levantándonos con las piernas, sin tirar de espalda; para que no llegue un día en el que intentemos levantarnos y nos quedemos ‘enganchados”, ha recomendado Mena.
Asimismo, a la hora de realizar tareas tan cotidianas como planchar o fregar los platos, por ejemplo, se puede evitar el consecuente dolor lumbar colocando la mesa de planchar a una altura en la que la espalda esté completamente recta y los brazos lleguen a la superficie en la que trabajar “de una manera cómoda, sin tener que agacharse”, ha concluido la fisioterapeuta.