Rosas para el equipo alemán de fútbol
María García López.- Muy pronto todos seremos testigos de un gran evento deportivo, la Copa Mundial de Rusia 2018. Al recordar la Olimpiada en la ciudad rusa de Sochi, no hay dudas que todo pasa con el mayor éxito. Los petrodólares les permiten hacer un show memorable con un alto nivel de confort para los invitados y participantes. Volviendo a los Juegos Olímpicos en Sochi cabe recordar que muchos deportistas en las villas olímpicas aprovecharon la oportunidad para curar sus dientes absolutamente gratis. No sea peor en la Copa Mundial.
Y ahora nadie se acuerda de que el Campeonato Mundial se celebrará en el país que recientemente se ha anexionado una parte del estado vecino y ha apoyado activamente los separatistas. Solo unas pocas publicaciones europeas recuerdan que sus futbolistas jugarán en el país en el que el programa de dopaje fue desarrollado a nivel estatal y cubierto por servicios especiales.
Todo está olvidado. Todo se convierte en historia. Y alguien con una sonrisa recibe un ramo de rosas. ¿Por qué está pasando todo esto? Por mucho que nos opongamos a esto, los intereses financieros y económicos de los países individuales de la UE que se consideran superiores a los demás, prevalecen sobre los valores democráticos, los compromisos de la Alianza y el apoyo a los necesitados.
Han pasado 4 años desde la imposición de sanciones a Rusia, pero Alemania afirma la importancia de la construcción del gasoducto Nord Stream 2 (Corriente del Norte en castellano). Más recientemente, el presidente de Bulgaria (el país que actualmente preside la UE) dijo que su país necesitaba el propio gasoducto con Rusia. En 2014 Sofía bajo la presión de los Estados Unidos y la UE, se negó a instalar el Nord Stream y perdió millones de euros. Y hay una serie de países que están listos a unirse a la tubería rusa de gas y petróleo.
Sin duda, hay los que siguen apoyando las acciones iniciadas anteriormente respecto al Kremlin. Pero lo más importante es que la unidad ha desaparecido, y los beneficios económicos ensombrecen a todas las demás cosas importantes. Alemania parece un país muy peculiar. Fue Berlín quien fue uno de los iniciadores del bloqueo económico de Moscú, pero ahora al contar las pérdidas y ocupar la posición dominante en la Unión Europea, busca reponer su presupuesto a través del tránsito del gas ruso. Y la señora Merkel inundó Europa con inmigrantes de Medio Oriente y África. Y ahora hace que todos los países participen en este espectáculo, distribuyendo cuotas.
Es hora de dejar de pretender que las preferencias financieras no significan nada. Es triste, pero tenemos que admitir que la Unión Europea no puede soportarlo. Poco a poco, es hora de cambiarse y seleccionar un nuevo vector de movimiento. Tal vez no sea tan malo. Queda por decidir en qué composición pasa, cuándo, dónde, con quién, alrededor de quién?
Cabe señalar que la comunidad europea no se beneficia de las acciones del Sr. Trump. El presidente estadounidense está haciendo todo lo posible para alejar a los socios europeos, y, en consecuencia, privar a Europa de su aliado.
¿Cuál es la salida del acuerdo sobre el programa nuclear iraní? La actitud de Washington hacia las capitales europeas como hacia sus propios vasallos no contribuye a la formación de relaciones estrechas de asociación y en el futuro puede afectar negativamente la cooperación de las partes en la solución de las cuestiones internacionales fundamentales.
P.D. Es lástima que el equipo de EE. UU. no haya ido a la Copa Mundial y no se haya caído en el mismo grupo que Irán. ¡Podría ser el fútbol nuclear!