Análisis histórico de los nacionalismos excluyentes en España
Antes del último tercio del siglo XIX, el nacionalismo catalán, vasco y gallego como expresión política de una conciencia colectiva que asume el hecho de una diferenciación con respecto a otras regiones, todavía no ha tomado cuerpo en proyectos políticos articulados. Sin embargo, según Bahamonde y Martínez[1], si partimos de la base de que estos nacionalismos tienen su fundamento y precedente inmediato en la recuperación particular de los respectivos pasados históricos, entendidos en términos culturales, lingüísticos, institucionales y etnográficos, este proceso se inicia lentamente a partir de 1840.
Lo que singulariza estos tres casos[2] es que unas décadas después la secuencia desembocó en proyectos políticos estructurados que a mediados del XIX no entraban en contradicción con la forma en que el moderantismo y su versión del nacionalismo español organizó el funcionamiento del Estado. La secuencia se resuelve en un largo periodo de integración cultural que tiene como pilares otros fenómenos de integración a escala económica, urbana, social, a lo que se añade la consolidación de unos instrumentos de divulgación de los mensajes elaborados en forma de prensa escrita o de otras formas de expresión. Por eso fue en Cataluña donde más arraigo tuvo la recuperación de sus referentes culturales.
Durante el tiempo de la Restauración toman forma diversas corrientes regionalistas, como ya he dicho, pero tras la abolición de los fueros en 1876, el sentimiento foralista resentido genera una protesta radicalizada por el “bizcaitarrismo” separatista de Sabino Arana.[3] El nacionalismo de Sabino Arana, de familia carlista, y una de las figuras intelectuales vascas de la misma época como Miguel de Unamuno, son fiel reflejo del contraste de la mentalidad liberal-urbana y de la rural-carlista.[4]
En otro lugar, la recuperación de la cultura gallega estuvo mediatizada por una marcada compartimentación social en el uso lingüístico: las elites del dinero y del poder habían abandonado, hacía siglos, la práctica de la lengua gallega, patrimonio, sin embargo, del campesinado.
Entre 1850 y 1890, es decir, durante las guerras carlistas, como sucede en las otras dos regiones que estamos analizando, el galleguismo cultural alcanza sus rasgos definitorios, sin que ello se concretara a medio plazo en un proyecto político nacionalista mayoritariamente asumido.
Todas estas tendencias de exaltación regionalista de oposición al “centralismo” perfeccionado de la Administración liberal son anteriores al desastre del 98. Pero una de las repercusiones del mismo fue, sin duda, la activación de los regionalismos políticos, especialmente en Cataluña, donde su soporte social había adquirido mayor consistencia.
Por último, se hace necesario resaltar la tremenda carga católica y tradicionalista que tienen los tres movimientos regionalistas, que los relacionan con el problema de la sucesión a la corona, los movimientos carlistas y la abolición de los fueros, factores que vamos a tratar a lo largo de sucesivos artículos.
Los mapas políticos de España: la ficción político-territorial de los nacionalismos a través de la Historia.[5]
En este artículo voy a mostrar, gráficamente, Historia. Creo que gran parte de culpa de nuestras pasadas y presentes desventuras y el futuro peligro de desintegración de la Nación española está en la falta de conocimiento y sentido histórico de los españoles; no es lo mismo añorar tiempos pasados que el saber extraer de la historia su sabia y constante lección.
Nos falta sentido histórico: hay que revisar nuestra Historia y ponerla al alcance de todos si no queremos seguir en la triste alternativa de las Españas frustradas.[6]
Especialista únicamente, si lo soy en algo, en cuestiones generales, me conformo con mostrar la verdad objetiva de aquél investigador que plasmó en estos documentos gráficos que reproducen las divisiones de los distintos reinos de España desde la Edad Primitiva hasta la abolición de los fueros en 1876, fecha a partir de la que ya no se puede mostrar historia sino “política”, y la historia de España desde la abolición de los fueros está llena de olvidos involuntarios y de pretericiones parcialistas.[7]Media España rechaza lo hecho por la otra media y quiere darlo por inexistente.
Solo señalaré algunas líneas generales de esa historia de España, que debe ser como la historia de un ser vivo, la biografía de un país y de un pueblo que aquí se plasma en radiografías.
Decía Azorín que según se enfoquen los hechos se puede demostrar, por ejemplo, que la Inquisición fue culpable del atraso científico de España, que la Inquisición favoreció el desarrollo científico de España e, incluso, que la Inquisición no tuvo nada que ver en pro y en contra en este asunto.
Sin llegar a este extremismo aleatorio, el de “así se escribe la historia”, es necesario insistir en la importancia de la valoración y juicio de los hechos, juicios que siempre son relativos como queda demostrado con las diferentes “historias” que se muestran de la de España según sea de un partido u otro el “consejero de cultura” de cualquier Gobierno autónomo.
Antes de pasar a mostrarla gráficamente en el trabajo de Artero y González, no quiero dejar de referirme al enjuiciamiento de los hechos sin citar algunos, enunciados por Vaca de Osma: ¿no conviene reflejar que las características de nuestra colonización de América con resultados admirables en unos casos y frustrantes en otros, fueron consecuencia de su carácter popular, no de minorías, como la inglesa y la holandesa con sus Compañías de Indias? ¿Se dice al simple aficionado a estos temas que Castilla no fue nunca centralista hasta los Austrias que, concretamente, hasta Felipe II, por no centralizar, no tuvo ni capital? ¿Se ha aclarado que los Austrias vinieron a España por Aragón, por la política antifrancesa que heredamos de este antiguo reino, mientras Castilla y Francia eran aliadas más de dos siglos, es decir, que Carlos I siguió la política de un gran rey catalán, Pedro III? ¿Se ha juzgado imparcialmente la conducta idealista de aquellos españoles que han antepuesto los intereses de sus propios movimientos a los de la Patria al apoyar, por ejemplo, algunos masones liberales, la independencia de Hispano-américa y aquellos otros, como los Carlistas, que pospusieron los intereses nacionales a otros dinásticos o de terco idealismo sin esperanza en vez de meditar soluciones y acciones que hiciesen compatible el bien de España y la protección de otros muy altos ideales supranacionales?
El atlas historiográfico no da respuesta a estas preguntas pero tiene el poder de mostrar acrítica e imparcialmente cuales son los territorios históricos de España desde la primitiva hasta 1876, fecha a partir de la que realicé el estudio de los nacionalismos excluyentes en futuros artículos.
España Primitiva hasta la época Cartaginesa.
España Cartaginesa 450-201 a.J.C.
España durante la conquista Romana 201-27 a.J.C.
España desde Augusto a Caracalla
España Romana hasta Constantino.
España desde Constantino hasta la invasión Bárbaros 332-409.
España durante los Bárbaros del Norte 409-428.
España Visigoda hasta el reinado de Leovigildo 428-572.
España Visigoda hasta la invasión de los Árabes. 572-711
España hasta Abderraman 1º. 711-756
España hasta Alfonso 3º. 756-866.
España desde Alfonso 3º á Ramiro 3º. 866_967.
España hasta la separación de Castilla y León. 1072-1157.
España hasta la unión de estos reinos 1157-1230.
España desde S. Fernando hasta la unión de Castilla y Aragón en tiempo de los Reyes Católicos. 1230-1479.
España desde los Reyes Católicos hasta la conquista de Portugal por Felipe 2º. 1479-1580.
España desde la conquista de Portugal hasta la independencia de este reino en tiempo de Felipe 4º. 1580-1640.
España desde la independencia de Portugal en 1640, hasta 1876.
Para finalizar esta exposición, reproduciré un párrafo de la obra de Claudio Sánchez Albornoz “España: un enigma histórico”[8]en el que se hace referencia a la influencia de la geografía en la historia; dice así:
“Con igual criterio geográfico ya Herculano explicaba la formación de los reinos medievales por la dificultad de las comunicaciones a través de altas montañas; pero ni los elevados montes tienen ese decisivo poder aislador que se les atribuye, ni en España sirven de límite a las comarcas que están o estuvieron más tocadas por el espíritu autonómico. Las grandes montañas que de norte a sur recorren Cataluña están muy al este del País y no en el límite con Aragón; los cien túneles del ferrocarril del norte no separan a Castilla de León, sino a León de Asturias; la frontera de Portugal tampoco está determinada por sierras. (…) El mayor localismo de España no depende de una realidad multiforme, étnico-geográfica, sino al contrario, de una condición psicológica uniforme; depende de la conformidad del carácter apartadizo ibérico, ya notado por los autores de la antigüedad mucho antes que afluyesen a la Península la mitad de las razas enumeradas por Hume como causantes de las tendencias dispersivas. Que las realidades étnico-geográficas de la Península no comportan ninguna fuerza especial fragmentadora, se muestra en la diversidad dialectal de España, mucho menor que la de Francia o la de Italia”.
CONCLUSIÓN
Queda demostrado una unidad administrativa variada durante toda la Historia de España pero que, en ninguno de los casos, se articula en unos reinos cuya administración y regencia constituya la base de unas reivindicaciones en la época en la que vivimos en las regiones llamadas “históricas”, pues nunca lo fueron tal y como el nacionalismo excluyente trata de imaginar.
BIBLIOGRAFÍA
Artero y González, Juan de la Glória Atlas histórico-geográfico de España, desde los tiempos primitivos hasta nuestros dias / D. Juan de la Gloria Artero. – Granada : Imp. de Paulino Ventura Sabatél, 1879. http://www.purl.pt, 2004
Bahamonde A. , Martínez Jesús A, “Historia de España, siglo XIX”, Madrid, Cátedra, 1998, p. 503.
Palacio Atard, V, “Manual de Historia de España”, “Edad Contemporánea I”, Madrid, Espasa Calpe, 1978, pp. 539 y ss.
Sánchez-Albornoz, C, “España: un enigma histórico”, Buenos Aires, Edhasa
Vaca de Osma, J. A, “Así se hizo España”, Madrid, Espasa Calpe, 1981. p12.
Vaca de Osma, J. A, “Así se hizo España”, Madrid, Espasa Calpe, 1981. p23.
[1] Bahamonde A. , Martínez Jesús A, “Historia de España, siglo XIX”, Madrid, Cátedra, 1998, p. 500.
[2] Este fenómeno es común a todas las Regiones españolas de la época que tratan de rescatar un acerbo cultural cuya base se sitúa en un gran número de eruditos, literatos, artistas e intelectuales locales y regionales.
[3] Palacio Atard, V, “Manual de Historia de España”, “Edad Contemporánea I”, Madrid, Espasa Calpe, 1978, pp. 539 y ss.
[4] Bahamonde A. , Martínez Jesús A, “Historia de España, siglo XIX”, Madrid, Cátedra, 1998, p. 503.
[5] ARTERO Y GONZALEZ, Juan de la Glória Atlas histórico-geográfico de España, desde los tiempos primitivos hasta nuestros dias / D. Juan de la Gloria Artero. – Granada : Imp. de Paulino Ventura Sabatél, 1879. http://www.purl.pt
[6] Vaca de Osma, J. A, “Así se hizo España”, Madrid, Espasa Calpe, 1981. p12.
[7] Vaca de Osma, J. A, “Así se hizo España”, Madrid, Espasa Calpe, 1981. p23.
[8] Sánchez-Albornoz, C, “España: un enigma histórico”, Buenos Aires, Edhasa.
*Teniente coronel de Infantería y doctor por la Universidad de Salamanca
“El que no te resmes que fe, la cua del gat pentina”, o sea, en castellano llano: El que no tiene prioridades, se busca entretenimientos, que aveces cuestan sangre y dinero…Dios , Patria y Pueblo… Bien ordenados producen bienestar y dinero… Pero, si no tienen entretenimiénto luego, destruyen lo que han hecho… Eso, es lo que hoy en Europa sucede. Los herederos de aquellos sabios, sin serlo, se creen más sabios que aquellos. Así, estamos!
Excelente artículo. Efectivamente, resulta paradójico, hoy en día, el lazo del catolicismo y del carlismo con los regionalismos y nacionalismos. Personalmente, defiendo sus lenguas, siempre y cuando ocupen el lugar que deban ocupar. Aunque, en verdad, varias de ellas han sido reconstruidas de manera apresurada y artificial a base de dialectos en desuso para institucionalizarlas. Como si ahora nos diese a los cántabros por institucionalizar el “cántabro”, sin unidad alguna, de la misma manera que carecen de tal unidad el bable o la fabla, conjuntos heterogéneos de dialectos aislados y en desuso. Si quienes poseen tales lenguas en dicha categoría… Leer más »
Te recomiendo que leas, si ya no lo has hecho, el poema de Luis Chamizo, escrito en 1921, titulado = La Nacencia – hay que tener un corazón muy duro para no sentir algo de emoción al leerlo escrito en esa forma tan peculiar y yo diría tan del pueblo, tan bella.
De este poema he entresacado una frase que a veces empleo al hablar de España que se encuentra en esta situación tan triste. “Que’ bonito el paisaje si fuésemos contentos”