El hecho de que tras la amarga experiencia que supuso para los españoles la fatídica etapa de Zapatero, un necio incapaz cegado por el odio y el resentimiento haya podido llegar a la Moncloa de forma ilegítima gracias a los enemigos de España sentados en el Parlamento, no exime en absoluto al PP de su cobardía y su traición en este aquelarre izquierdista que nos lleva directamente al abismo.

La tarea desarrollada por el PP para salvar el bipartidismo ha sido y sigue siendo decisiva. Basta recordar la inanición de aquellos cuatro años de mayoría absoluta otorgados por el pueblo al PP de Rajoy, sin que el gobierno moviera un solo dedo para desinfectar toda la podredumbre generada por el iluminado “supervisor de nubes”. La pésima gestión llevada a cabo por el gobierno de Rajoy tras el golpe de Estado en Cataluña, y a la negativa de Rajoy a presentar su dimisión en tiempo y forma para convocar elecciones y evitar así que Pedro Sánchez fuese elegido presidente por comunistas, separatistas, golpistas y terroristas, se une ahora el intento desesperado de Soraya Sáenz de Santamaría, entre otros/as, para activar un “Plan Renove” que salve al partido, cuando lo más conveniente por el bien de España sería su disolución.

¿Qué nos pueden ofrecer los que habiendo contando con cuatro años de mayoría absoluta no movieron un solo dedo contra aquel plan destructivo de la izquierda? Pues nada. Seguir como hasta ahora y desde 1977, ejercer de tapón o muro de contención para evitar que surjan formaciones políticas de claro signo nacional que reformen la Constitución y acaben con las autonomías, que cambien el injusto y aberrante sistema electoral, que afronten la ilegalización de los partidos independentistas, y que se atrevan a frenar en seco el proyecto destructivo del PSOE de Pedro Sánchez que contempla la eutanasia, el aborto libre y gratuito, la apertura de fronteras y Sanidad Universal gratuita, la voladura del Valle de los Caídos, etc.

El formato social y económico que nos vendieron mediante la democracia como si fuese la panacea, no es atribuible únicamente al PSOE como de ordinario se cree, no. El Partido Popular de Fraga (AP), después el de Aznar, y ahora el de Rajoy férreamente apuntalado por Soraya Sáenz de Santamaría, ha sido siempre cómplice y cooperador necesario para llevar a cabo la voladura controlada del Estado nacional.

Con nuestra entrada sin cautelas en el Mercado Común Europeo, en la OTAN, en la Unión Europea, en el Euro, y en la rueda de un capitalismo salvaje, hemos recorrido el camino del cambio prometido hasta llegar al punto crítico en el que hoy nos encontramos.

En primer lugar arruinaron nuestro sector primario: agricultura y ganadería. Después hicieron lo propio con nuestra flota pesquera. A continuación nuestra industria pesada fue aniquilada precisamente cuando éramos la novena potencia mundial y la segunda industria naval después de Japón. La industria textil, la peletera y la del juguete, también nos fueron arrebatadas y trasladadas a lugares donde los derechos no existen en ninguna de sus formas. Y, si nos fue arrebatada nuestra industria y trasladada hasta allí fue, a instancias de un capitalismo salvaje paradójicamente capitaneado por el socialismo, y lógicamente auspiciado por la derecha liberal.

El PPSOE, integrados en la Internacional socialista y en la internacional del dinero respectivamente, y comiendo en la mesa común, fueron coautores de ese trasiego de producción industrial argumentando que no pasaría nada, que allí producirían, y que aquí nos quedaríamos con los servicios y las finanzas. Pero, finalmente ha resultado que aquí nos hemos quedado sin nada; que hasta los pepinos producidos en Almería están estrictamente controlados por Bruselas, que nos han reducido a un país de camareros a expensas de que ellos, los artífices de la UE y del Euro quieran venir a nuestro país a tomar el sol, y hasta servimos de nodriza para dar de mamar a todo aquel que quiera venir desde el contienen africano, por el capricho y la insensatez de un necio incapaz cegado por el odio y el revanchismo al que han hecho presidente, sin servir tan siquiera para asomarse a ver si llueve.

Capitalismo y socialismo crearon un gigante con pies de barro diciendo que íbamos a ocupar un lugar preferente en Europa, cuando está más que demostrado que no hay posibilidad de desarrollo ni bienestar económico sin una producción industrial fuerte, salvo que seas un paraíso fiscal ejerciendo el papel de vigilante y blanqueador de dinero procedente de los recursos naturales de países pobres, de actividades ilícitas como la explotación sexual, del contrabando de tabaco y de medicamentos, de la venta de armas, del narcotráfico, o quizás también del tráfico ilegal de de personas y de órganos.

A muchos de nosotros que nunca nos creímos lo del cambio ni lo de la moneda única, cada vez que vemos o escuchamos a los representantes del PPSOE, nos sucede lo de aquel campesino de cuya huerta había salido el árbol que proporcionó la madera con la que tallaron la imagen de San Pedro, y que se resistía a creer en la eficacia de sus posibles milagros a pesar de verlo muy bien ornamentado. Aquel campesino decía cada vez que se cruzaba con la imagen: “Gloriosísimo San Pedro, yo te conocí ciruelo y de tu fruta comí, los milagros que tu hagas que me los cuelguen a mí”.