Un entregadísimo Morenito cuaja una tarde de puerta grande en Burgos
El torero burgalés Morenito de Aranda protagonizó este sábado una gran tarde ante sus paisanos, con un triunfo de tres orejas para el que aunó una entrega sin parangón, amén de un exquisito toreo fundamental, destacando sobremanera la faena al quinto toro de Bañuelos.
Morenito salió muy motivado ya en su primero, un buen toro al que el de Aranda de Duero cuajó de manera excelente con el capote: dos largas cambiadas, varias verónicas de buen porte y bonito quite por chicuelinas.
La sorpresa vino cuando decidió poner él mismo los palos, tercio que cubrió con dignidad y soltura. De hinojos inició también la faena de muleta. El toro tenía una clase excepcional y Morenito lo toreó a placer por los dos pitones. Lástima que la espada se le fuera una cuarta abajo, posiblemente lo que le privó de cortar la segunda oreja, quedando el premio en singular.
Pero lo bueno, lo realmente bueno, llegaría en el quinto, al que el torero arandino cortó las dos orejas tras otro alarde de entrega sin límites. A la apurada portagayola, que a punto estuvo de costarle muy caro, le siguió un recibo a la verónica y un posterior quite de igual guisa más que notables.
La faena de muleta tuvo mucho compás, mucho ritmo también y exquisita expresión en la interpretación. El de Bañuelos fue el perfecto compañero de baile, enclasado, bravo, repetidor… extraordinario. Gran estocada y dos orejas sin discusión de un toro para el que pidieron la vuelta al ruedo.
Castella fue el encargado de descorchar la tarde con una oreja del toro que abrió plaza, un “bañuelos” pronto, fijo y repetidor al que el toreo de Beziers toreó con buena expresión. Faena de dominio, temple y profundidad sobre todo por el izquierdo.
También a derechas hubo ligazón y reunión en varias tandas de notable calado en los tendidos, que vibraron también con un final de cercanías del toreo galo, que, como único lunar, le faltó mayor contundencia con los aceros. Oreja
No pudo redondear la Puerta Grande Castella con el cuarto, un toro al que le faltaron fuerzas y con el que el francés no pudo pasar de dispuesto. Lo mejor, la estocada final.
El primero de Roca Rey se inutilizó nada más salir de chiqueros. En su lugar salió un sobrero muy justo de todo, sin ningún ánimo de embestir y muy aplomado. El peruano puso todo de su parte para tratar de armar faena, pero ni así pudo llegar a la gente.
No tuvo suerte con el lote el joven limeño, que en sexto lugar se estrelló con otro astado de muy poco contenido, y con el que nuevamente anduvo muy voluntarioso.