Tras la avalancha salvaje de ilegales en Ceuta, ¿dónde están Rivera y Casado?
Tras los graves sucesos que han tenido lugar en Ceuta, donde una multitud de salvajes han asaltado brutalmente nuestra frontera armados de radiales, cizallas, sprais de laca utilizándolos como lanzallamas, cal viva y excrementos, para cargar contra nuestros guardias civiles que por orden del Gobierno no se pueden defender, díganme, ¿dónde han estado tanto el PP como Ciudadanos? Seguramente esperando que pase la “tormenta” con la cabeza bajo tierra como las avestruces.
Unos, los peperos, viviendo de la resaca tras la llegada de Casado para fumigar el patio, y los otros, los de Ciudadanos, viendo cómo se diluye la euforia desatada por las encuestas anteriores a la moción de censura que colocó a Sánchez en el machito, y que anunciaban que de haberse celebrado elecciones les daban más escaños que al PP.
Aquí todo el mundo ha cargado y con razón contra esta caterva de incapaces izquierdosos que nos malgobiernan sin haber ganado las elecciones, señalándoles como directos responsables o colaboradores necesarios de esa entrada de ilegales. Pero insisto, ¿dónde están el PP y Ciudadanos ante esta grave crisis que ha enviado a una treintena de guardias civiles al hospital? Pues sencillamente con el pico bien cerrado esperando órdenes de sus amos, por tratarse de un tema vidrioso y maloliente del que no conviene debatir en estos momentos.
Lo mismo da Casado que Rivera, pero sobre todo Casado, quien en momentos de euforia y tras un discurso deslumbrante y de renovación que lo ha llevado al liderazgo, no quiere enseñar las cartas de sus verdaderas intenciones en temas como la inmigración ilegal, el Valle de los Caídos, el cáncer de las autonomías, el golpe de estado en Cataluña, la ilegalización de partidos independentistas, el cupo vasco, etc.
Ambos, Rivera y Casado, guardan silencio mientras la tensión aumenta con el tema de la inmigración ilegal y la islamización de nuestro pueblo. Los únicos coherentes aunque despreciables sobre estas cuestiones son Pedro Sánchez y su organización.
Pero, al margen de esto, lo que debe quedar meridianamente claro es, que en la frontera con Africa, como en las del resto de nuestro territorio, no es la Guardia Civil o la Policía Nacional responsables de esta continúa invasión teledirigida y veladamente autorizada, sino los que por acción u omisión otorgaron y otorgan “papeles para todos”, provocando el “efecto llamada” que ha dado lugar a un río imparable de extranjeros indocumentados para que desemboque en nuestras costas.
Las mafias que controlan ese flujo migratorio y las “oenegés”, con el apoyo implícito de los medios de contaminación, sólo son los instrumentos que utilizan quienes dirigen esa invasión desde la sombra. Ni gobierno ni FCSE pueden salirse del guion marcado. De ahí que, en caso de que la Guardia Civil o la Policía Nacional, en cumplimiento de nuestras leyes y con los medios legales de los que se les dota para proteger las fronteras, intenten impedir cualquier avalancha procedente de Marruecos utilizando pelotas de goma o gases lacrimógenos, esas oenegés y esos medios de contaminación iniciarán un linchamiento con toda una retahíla de acusaciones contra nuestras FCSE criminalizando a sus agentes, como sucedió en febrero de 2014 en la playa del Tarajal, en cuyo caso, la socialista Elena Valenciano se cubrió de gloria.
Por eso me indigna que, ante los gravísimos hechos de Ceuta, que tanto están dando que hablar en el resto de Europa y del mundo, los líderes de PP y Ciudadanos estén desaparecidos. No sé si Casado se habrá percatado de la gravedad de lo que acontece, pero les aseguro que queda muy alejado de sus discursos enfervorizados para pedir el voto en unas primarias a quienes aspiran a vivir de la política.
Los ciudadanos decentes, los que se ganan la vida trabajando como cabrones para pagarles el sueldo, necesitan algo más que discursos trufados de buenas intenciones o de promesas que después nunca cumplen. Necesitan trabajo estable, seguridad, y justicia, pero sin olvidar que para que ese trabajo, esa seguridad y esa justicia, sean realmente una garantía, la Guardia Civil, que debe y tiene la obligación de proteger a ese pueblo, debe recibir algo más que aplausos en los desfiles y lágrimas en los funerales.
¿Qué país puede aguantar este ritmo, en el que lo que llega es lo peor, la delincuencia y la enfermedad, y se le concede más benevolencia para entrar y unas ayudas de “mientras tanto” de las que carecen muchos españoles? ¿Y hay quien dice que la demografía lo requiere? ¿Qué país crece a mil emigrantes por día, por poner una cifra tonta?
RIVERA y CASADO, la misma mierda son.
Esto es una vergüenza, un ultraje para España, porque campa un desgobierno que ha llegado a unos extremos sin parangón. Es un caso de despotismo flagrante el modo como somos tratados los españoles por parte de los que tienen la obligación de poner orden en este caos que de seguir así acabará en tragedia-¿A qué esperan Casado y Rivera para manifestar su repulsa? Su ausencia en estos momentos tan difíciles la tendremos en cuenta.
Son unos cobardes que temen, por defender la verdad, la pérdida de votos, y más Rivera que Casado. Al menos el segundo no se ha pronunciado, pero el primero es una veleta.
Así es. Esto era la prueba del algodón para Rivera y, sobre todo, Casado. Ni están ni se les espera. Son títeres del sistema, falsas alternativas.