Cataluña: ¿adoctrinamiento o socialización?
Si nos centramos en la definición de “socialización” debemos, en primer lugar, remitirnos a todo lo que he escrito y publicado en este foro a la hora de delimitar las diferencias socio culturales en las regiones objeto de análisis. De este modo, la concepción de éstas diferencias entrañaba ciertas dificultades, porque era sentida por un porcentaje muy alto de la población y algunos colaboradores externos como la izquierda en general. En contraste, estos inconvenientes no existen a la hora de aclarar lo que se entiende por socialización, por cuanto este vocablo deriva, directamente, de los valores de la Nación real, España, o emergente, Cataluña. Bajo esta óptica el describir la socialización resulta una tarea factible.
Una primera aproximación al vocablo viene dada por Schein quien indica que el concepto se refiere al proceso por el cual los nuevos miembros de los grupos nacionales o cualquiera otro aprende los valores del sistema, las normas y comportamiento de la sociedad, organización o grupo en que se encuentre. No incluye todo el aprendizaje, sino aquél que se refiere a esos valores, normas y comportamientos que, desde el punto de vista de los gobernantes, son necesarios aprender por cualquier miembro del grupo.
A partir de aquí podemos detectar una característica muy circunscrita a esta voz y es que no se trata de dominar y conocer cualquier técnica de gestión, sino de un procedimiento de inculcación de las creencias compartidas. En esta misma línea se situan Ritti y Funkhouser al confirmar que la socialización en la cultura de un grupo consiste en aprender sus símbolos y rituales y a saber interpretar el significado de los acontecimientos dentro de la estructura, es decir, dentro del Estado.
La verdadera importancia de la socialización estriba en que no se refiere únicamente al matiz de que con estas actuaciones se consigue comprender los valores, sino que, además, gracias a ella, la cultura se va fortaleciendo. Efectivamente, cuando unos miembros de un grupo se instruyen sobre qué es importante y cómo se hacen las cosas en el mismo, es porque otros colaboradores lo están enseñando. Con este mecanismo se llevan a cabo dos importantes finalidades; en primer lugar, los no iniciados adquieren las nociones suficientes para entender la forma en que han de actuar, evitando así posibles incomprensiones. En segundo lugar, los encargados de demostrar el carácter intrínseco del grupo, al realizar estas acciones consiguen recordar los fundamentos de esta personalidad común, potenciando aún más la cultura nacional real o emergente.
Paralelamente a este concepto que he analizado, existen otras voces que se suelen utilizar como sinónimos y que hay que delimitar. En este sentido se habla, en muchas ocasiones, de aprendizaje para referirse al contenido específico de la socialización; sin embargo, existe una gran diferencia entre ambos. El aprendizaje es más correcto emplearlo para describir la enseñanza material de una determinada disciplina o asignatura, es decir, posee una naturaleza más bien técnica. Por ejemplo, puede hablarse de aprender matemáticas, física, química, ordenadores, manejar los archivos, etc. Sin embargo, dada la gran cantidad de posibilidades, no tiene por qué hacer referencia a los valores. En este sentido, lo más normal es que no se piense en este significado concreto, a menos que se utilice bajo la rúbrica de aprendizaje cultural, en cuyo caso si tiene estas connotaciones. No obstante, la preferencia se decanta por la socialización, debido a lo explícito que resulta este paradigma, ya que no precisa ningún adjetivo calificativo para entender cuál es su naturaleza.
Mucho más conflictivo es la diferenciación con el término adoctrinamiento en donde el sentido que toman se suele entremezclar. Quinn, Mintzberg y James al hablar de cómo reducir las identificaciones externas a un determinado grupo nos ayudan a apreciar mejor el distanciamiento conceptual de estas voces. Ellos distinguen dos procesos: uno explicito llamado adoctrinamiento y otro implícito llamado socialización. El término adoctrinamiento es un conjunto de técnicas formales usadas por toda organización para desarrollar identificaciones entre sus miembros. La socialización es un concepto implícito para evocar identificaciones; es un término más poderoso.
Según Milazzo, la socialización se puede describir desde dos puntos de vista: objetivamente, a partir del influjo que la sociedad ejerce en el individuo; en cuanto proceso que moldea al sujeto y lo adapta a las condiciones de una sociedad determinada, y subjetivamente, a partir de la respuesta o reacción del individuo a la sociedad. Manifiesta además que la socialización es vista por los sociólogos como el proceso mediante el cual se inculca la cultura a los miembros de la sociedad, a través de él, la cultura se va transmitiendo de generación en generación, los individuos aprenden conocimientos específicos, desarrollan sus potencialidades y habilidades necesarias para la participación adecuada en la vida social y se adaptan a las formas de comportamiento organizado característico de su sociedad.
Por lo general, se distingue la socialización primaria, aquella en la que el individuo adquiere las primeras capacidades intelectuales y sociales, y que juega el papel más crucial en la constitución de su identidad, de los procesos de socialización secundaria, en los que instituciones específicas, como la escuela o el ejército, proporcionan competencias específicas, más abstractas y definibles.
La primaria, es la socialización que se da en el seno familiar del individuo, hasta que llega a ciertos institutos educativos como puede ser el colegio, donde se suceden las primeras relaciones con otras personas que no se encuadran en el entorno familiar; de todas maneras, no hay un momento exacto que marque la finalización de esta etapa, ya que esto varía según el individuo, la sociedad y las pautas culturales en la que este se desenvuelva.
La secundaría, es toda socialización ulterior, que introduce a un individuo ya socializado en nuevos sectores del mundo objetivo de una sociedad. Es la internalización de submundos institucionales, realidades parciales que contrastan con el mundo de base adquirido en la socialización primaria, o basados sobre instituciones. El aprendizaje se refiere a la adquisición de nuevos recursos al repertorio de respuestas del individuo y en este sentido su alcance es más amplio, ya que no todo aprendizaje supone un factor socializante. Para que esta resulte efectiva el punto de partida se inicia en la edad temprana con la asimilación de las estructuras cognitivas y las habilidades lingüísticas y comunicativas para, a través de las pautas de valores, normas y significados reconocidos, aprender la realidad y capacitar al sujeto para alcanzar contenidos significativos más extensos y lograr un proceso de interacción en el pensamiento.
Parece que esto es lo que realmente se está realizando en Cataluña. No estamos ante un adoctrinamiento, temporal y pasajero, sino ante una socialización, intemporal y permanente. El problema es más grave de lo que pensaba la mayoría al hablar que se adoctrina a los niños en las Escuelas. Se está socializando al ciudadano de a pie, venga de donde venga.
*Teniente coronel de Infantería y doctor por la Universidad de Salamanca.
Excelente distinción. En Cataluña, adoctrinamiento puro y duro.
Una maravilla de lectura. Impagable el texto como material instructivo para la formación de un pensamiento progresista y disciplinar. Me permito añadir que el influjo al que se ha hecho referencia en el artículo, debido a los avances tecnológicos y científicos, suscitará el interés particular que puede promoverse hacia esferas económicas y empresariales completamente “ad hoc” mediadas por una doxología social integradora (sin entrar en pretensiones transhumanistas fisicalistas), comportando en la socialización un reflejo global de los “nuevos axiomas sin teorema”. Como ejemplo, podríamos sugerir a Amazon para visualizar que la tendencia de los datos no son más importantes que… Leer más »
Como siempre, cuando termino de leer sus artículos, he aprendido un poco más sobre unos temas que siempre han estado alejados de mí.