Gotas sobre el mar: Desgraciados los pueblos que necesitan héroes
Toda secta –como escribió Voltaire- es una bandera de error. La intención de los sectarios, mediante la terca violencia de su proselitismo, consiste en perturbar y confundir, desvirtuando la razón y cogiendo de la maldad fácilmente cuanto precisan para sus fines.
Es lógico, pues, que a las izquierdas revanchistas les convenga ignorar la realidad. O deformarla. Gracias a esa ignorancia o deformación pueden conservar las máscaras que ocultan la podredura de sus rostros. Manipular el pasado y el presente para adaptarlos a sus intereses no es en su caso cuestión de ignorancia histórica, sino de vileza y de desprecio al pueblo por el que -ellos, que no han trabajado nunca- dicen afanarse. Por eso, las consecuencias de sus engaños desbordan los dominios de la erudición y caen en ridículas paradojas y en las heredades del fanatismo.
Para sobrevivir, las izquierdas revanchistas necesitan el poder tanto como el aire. A mayor parcela de poder, mayor será el control sobre los medios informativos, sobre el poder judicial, la educación y la cultura, la policía y el ejército. Mayores serán sus opciones para lograr la catástrofe perseguida.
Y consiguiendo el poder absoluto, la falsedad de sus enseñanzas y la falacia de su puesta en práctica podrán efectuarse absolutamente.
Al contemplar su alma, comprenden que se hallan en el lado malo y eso es bastante para no lograr jamás la paz de su conciencia. No alienta en ellas el sentimiento de lo justo, ni de lo bello, ni la satisfacción de anhelar lo razonable; de ahí que no cuenten con la alegría de estimarse a sí mismas, ni con los resortes espirituales para elevarse y construir.
Su principal aliciente es el afán vengador, pues la carencia en los seres humanos de esos sentimientos los convierte en perros rabiosos.
Durante todo ese tormento que constituye su centenaria y tortuosa trayectoria, durante ese horrible análisis de su alma, no han pensado nunca sin embargo en dejar en paz al pueblo de una vez. La destrucción de la sociedad es condición indispensable para ensamblar su mundo contrahecho. De la mano de su pacto con el estáblismen, sus formas totalizadoras, dogmáticas y excluyentes se aplican a acabar con cualquier vestigio de excelencia que permita a los españoles disfrutar de paz y de progreso. Los miserables son así; aman la maldad y saben que detrás de ella se halla la compensación a su infernal índole, porque su fin es mostrarles ese infierno a los demás.
Como los elementos pancistas del pueblo no cuentan y a los mandrias de la derecha traidora ya los emascularon hace años, su táctica de las últimas décadas –terrorismo, escisión de los pueblos de España y efecto llamada para la brutal invasión de delincuentes- está a punto de alcanzar el objetivo.
Sólo les queda hincar el diente a los firmes enemigos del comunismo -las mentes lúcidas, los espíritus libres-, y como la memoria de Franco, representada en su legado de una España estable en lo económico y en lo social, aún mantiene en pie sus últimos reductos, simultáneamente a esa triple estrategia añaden la cantinela de su añosa y metódica propaganda antifranquista.
Que a quienes corrieron con el rabo entre las piernas delante de Franco, llevándose, eso sí, los ahorros de todos los españoles, no les agrade el franquismo ni sus innegables logros, me parece natural. Pero su agit-prop desprecia la objetividad histórica y, aparte de describir su condición miserable, revela su ilegitimidad para liderar al pueblo español.
Franco siempre significará para ellos la prueba de su propia rahez, y es lógico que al contrastar el patriotismo de una parte con las abominaciones de la otra, los abominables hagan de aquella el blanco de su maledicencia y de su envidia. Reacción lógica de mediocres y resentidos.
Cada vez son más las familias que sufren experiencias dramáticas derivadas de sus alevosas actuaciones educativas y religiosas, culturales y económicas, políticas y judiciales, y todos los días los inauguramos con noticias tan sorprendentes y sobrecogedoras que de no sufrirlas en la realidad nos parecerían sacadas de un esperpento valleinclanesco: los pastores se coligan con los lobos para devorar a los corderos ante la no menos pasmosa resignación de éstos.
Sumidos en una situación como esta, lo primero que se pregunta la gente es: ¿alguien va a hacer algo?
Si el diagnóstico está claro y un mayoritario sector de la ciudadanía ya ha adquirido profunda conciencia del gravísimo riesgo que entraña esta aberrante coalición de diabólicos plutócratas, frentepopulistas, esbirros, más la masa de tontos útiles que les asiste, empeñada en el exterminio de nuestra identidad como personas, ¿nadie con posibilidades de encauzar opinión va a poner el remedio?
Porque resulta asombroso –y preocupante- que partidos y asociaciones alternativos, coincidentes en lo esencial de sus ideas y en la dolencia del enfermo, aún no hayan sido capaces de dejar atrás su tendencia fragmentaria y acordar una asamblea unificadora, olvidando personalismos y frívolas diferencias formales, con el fin de formar un frente común que aglutine el sentir de esa parte necesaria de nuestra población que aguarda expectante la señal para ponerse en movimiento.
Nada más natural que la plataforma nacida de dicha unificación asumiera el encargo de impulsar a este sector del pueblo convencido de que las doctrinas de los intrigantes son trágicamente falsas y que su meta es destruirnos.
Para evitar la desaparición de nuestro mundo, debemos preguntarnos, ¿qué puedo hacer yo como ciudadano libre? Obviamente, tratar de revertir la situación. Algo perfectamente posible, estaría bueno. Pero la plasmación de una rebeldía civil como la que en España hoy se necesita, debe partir de la burguesía humanista con la ayuda de esos hombres y mujeres conscientes del peligro y comprometidos con sus creencias.
Es obligado restablecer el sentido común, volver a la España genuinamente histórica y extirpar a todo aquel que lastre el progreso económico y amenace las libertades. Frente a la impunidad con que los minadores llevan a cabo sus delitos, al margen de seguir detectando y revelando sus escándalos y de no dejar las calles en sus manos, sólo cabe organizar mecanismos de sanción y defensa, con la consiguiente creación de un justificado estado de alarma social.
Asociar las células desafectas al estáblismen, erigiendo o reforzando bastiones de protección, es el primer paso para identificarnos y recuperar nuestro ideal de unidad, nuestra soberanía. El segundo, requerir la convocatoria de elecciones generales, haciendo de tal demanda un clamor ineludible y concurriendo a ellas con la agrupación consecuente, pues el camino para que los instrumentos del Estado no sean armas al servicio de privilegios ideológicos es el de unos comicios en los que se halle representado el patriotismo, la libertad y el respeto a la convivencia.
No quedemos, pues, a la espera de un héroe que nos socorra, porque desgraciados los pueblos que necesitan héroes. Millones de españoles, hartos de trampas, están anhelosos de votar a la verdad. Es perentorio forjar un partido político operante y enérgico que la represente.
Pongámonos hoy mismo en marcha. Querer es poder.
¡AMÉN! Estamos hartos de oír a los de tal o cual partido supuestamente patriota decir que ellos son la única opción posible, que los demás son unos vendidos o unos agentes del CNI, que no dudo que algo de verdad pueda haber en algunos casos, pero no se puede uno encerrar en su torre de marfil con esa excusa. Y muy poco se oye que se va a hacer todo lo posible por acercar posiciones, por organizar foros de debate, “asambleas” como hicieron los guarros para organizarse cuando empezaron en el 15-M y que, admitamoslo, bastantes buenos resultados les ha… Leer más »
Exacto, dos cosas hicieron bien los herederos del 15-M, manejo de redes sociales e incidencia en grupos y asociacianes juveniles, eso les permitió extender su mensaje y ganar adeptos centrandose sobre todo en el votante nuevo, el que vota por primera vez o el que nunca votó, por eso sus resultados cuadruplicaron a los mejores que haya o hubiese obtenido nunca PCE-IU. Tampoco les importó mucho acudir a medios de comunicación poco afines a su doctrina, los primeros lugares donde el coletas acudió a debatir y soltar sus proclamas fueron Intereconomia y 13 tv debatiendo con Fernando Paz, Jimenez Losantos,… Leer más »