La riqueza de un pueblo depende de la educación de sus gentes (y 3)
Si educación es riqueza, y poníamos a Japón como ejemplo de un pueblo inmensamente rico ¿dónde está el secreto?
El secreto está en el nivel de conciencia colectiva de un pueblo, de su espíritu, y de su formación. La educación y la cultura deben ser plasmadas en las conciencias de sus ciudadanos y estructuradas en los valores eternos de la sociedad. La ética y la moral de un pueblo, y su espiritualidad, son claves para esa educación y esa cultura.
Este comportamiento tan extraordinario y encomiable de los ciudadanos japoneses, pone de manifiesto como ya apuntamos, que un pueblo no es rico por sus diamantes o por su oro, ni tan siquiera por sus pozos de petróleo, no. Un pueblo es rico cuando sus ciudadanos están bien educados. Educación es riqueza, en efecto, y significa que pudiendo robar no robas; significa por ejemplo, que las bicicletas y los patinetes no deben circular por las aceras invadiendo el lugar de los peatones; significa también que si caminas por la acera y ésta es estrecha, se la cedes a un anciano con una amabilidad exquisita. Educación significa decir “muchas gracias” a quien te presta su atención o un determinado servicio, diciéndole “ha sido usted muy amable”.
Cuando un pueblo tiene asumido este comportamiento y hace alarde de estos gestos, ese pueblo tiene educación y por lo tanto es rico. La riqueza es conocimiento, pero sobre todo, un conocimiento que te permite el respeto ilimitado por los demás. Cuando en cualquier ciudad en un vagón de metro o en un autobús al límite de su capacidad, un joven viaja sentado y se hace el dormido para no ceder el asiento a un anciano o a una embarazada, el pueblo es pobre. Un pueblo es pobre cuando sus ciudadanos, que compran el pan diariamente y no lo consumen en su totalidad, al día siguiente lo tiran a la basura diciendo que está duro sin pararse tan siquiera a pensar que el estado de ese pan no es más duro que carecer de pan.
Estas sencillas reflexiones nos llevan a tener que admitir nuestra falta de educación, y de que manipulados por las televisiones exhibimos nuestra pobreza con total solemnidad. Derechos todos, pero obligaciones ninguna. La afiliación a un partido politico para vivir de la política se ha convertido en una de las aspiraciones más codiciadas por nuestros jóvenes. ¿Para que preparar unas oposiciones o montar una empresa, si con aplausos en mítines y presencia en manifestaciones se puede lograr ir en unas listas aunque no hayas pegado golpe en tu vida, y embolsarte 6.000 euros mensuales durante unos años y alcanzar el objetivo de una la pensión máxima con solo once años en el pesebre?
Educación es riqueza, sí, pero, ¿acaso no es cierto que en España carecemos de esa riqueza porque el sistema político que nos rige está corrompido hasta el tuétano? Díganme, ¿que riqueza educativa se puede derivar de las enseñanzas de un profesor de Universidad, que se dedica a instruir a sus alumnos sobre cómo fabricar “cócteles molotov” para lanzárselos a la Policía? ¿Que riqueza educativa se puede derivar de un profesor de Universidad que espolea a sus alumnos para que ejerzan la “okupación” y vivan “okupando”? ¿Que riqueza educativa se puede derivar de unas autoridades que fomentan el enfrentamiento civil mediante el desmembramiento de la nación, o que permiten la exaltación de terroristas y se exhiban murales en la vía pública en solidaridad con criminales, mientras las víctimas tienen que marcharse de la localidad de residencia por estar bajo el acoso y la amenaza? ¿Que riqueza educativa se puede derivar de unas autoridades que se dedican a cometer el delito que debían perseguir?
Nuestra falta de educación hace que no nos demos cuenta por ejemplo, de que el trabajo que uno desarrolla no es más duro que tener una familia y no tener trabajo. Que tener que caminar o tomar el autobús no es más duro que no tener piernas para caminar. Que comerse hoy lo que sobró del almuerzo de ayer no es más duro que no tener comida. Que perder un pleito familiar por intereses puramente económicos, no es más duro que perder a un familiar como consecuencia de una enfermedad, accidente, víctima de un atentado terrorista o de una agresión en la vía pública, y tener que decir “te amo” frente a una sepultura dónde ya no tienen sentido las palabras.
El aumento de la pobreza en nuestro pueblo se deriva de la falta de educación; falta de educación de quienes, aun teniendo la oportunidad de acudir a la escuela, se encuentran en manos y a merced de quienes por odio, y por motivos ideológicos y políticos están conduciendo a la nación al enfrentamiento civil, a la represión, al hambre y a la miseria.
El caso es que todos los pueblos, países, personas, llevan aparejada su historia. Mejor o peor, antepasados, hechos, tiempo pasado, historia.
Aquí, la falta de cultura, de conocimiento de la historia, sumada a una falta de EDUCACION inmensa, nos lleva a ver lo que va a pasar con la sepultura de Franco y tantos otros disparates.
En un país educado y culto, se respeta la historia, aunque no guste.
A quién, por ejemplo, no guste la historia que lleva aparejada Franco, mala suerte. Pero se respeta, porque a un muerto, por EDUCACION, se respeta.
Magnífico artículo. Me ha encantado. Gracias por plasmarlo y compartirlo.
Sin palabras, un artículo maravilloso, esa es la esencia de un país, mis referentes son Japón y Suiza, este último país lo conozco muy bien.
Aquellos valores de orden, disciplina, buenas maneras, educación, se han ido difuminando desde 1975 hasta llegar a esto que tenemos
Felicidades por su artículo.