Asesinados del bando nacional en las sacas de Paracuellos, entre ellos 276 menores.

Pelayo Lozano de Arcenegui*/Especial para AD.- En los primeros años de la década de los años treinta, personas de orden, entendiendo por éstas a religiosas, sacerdotes, monárquicos, propietarios, niños, mujeres, hijos de guardias civiles o militares, fueron perseguidas por socialistas y comunistas, sufriendo todo tipo torturas y mutilaciones, antesala de su asesinato.

El cuerpo de la Sanidad Militar del Ejército efectuó exhumaciones, autopsias e identificación de cadáveres de éstas personas consideradas “desafectas” a las izquierdas por lo que debían morir. Los trabajos se realizaron en 33 pueblos de las provincias de Sevilla, Córdoba, Jaén, Badajoz, Málaga y Huelva. El número total de cadáveres exhumados alcanzó la cifra de 323.

Dicha labor fue llevada a cabo por la sanidad castrense siguiendo las normas y criterios Medico- Legales siguientes:

Asalto rojo al cuartel de la Monaña- Madrid 1936

Las víctimas. Las 323 víctimas fueron detenidas al estallar la guerra. Encerradas en cárceles comenzaba el martirio previo a su asesinato por el sistema conocido en el argot social-revolucionario de “sacas”, consistente en sacarlas de la cárcel en un número de diez a doce. Se les indicaba que iban a ser puestos en libertad, siendo trasladadas al lugar de ejecución, donde sufrían la muerte por los más variados métodos comprobados por los facultativos.

En algunos pueblos, conforme se acercaba el ejército de Africa y antes de que los verdugos salieran corriendo, como última contribución a la justicia social, los detenidos eran asesinados en conjunto dentro de la prisión, sin “paseo”. A los que formaron parte de “saca” se les llevó a un lugar apartado, donde previas mofas y blasfemas ( … “ tranquilo no querías tanto a Dios, pronto estarás con él, … ¿tu Dios no lo puede todo? Dile que te salve …) eran asesinados e inhumados. A los otros los mataban era la cárcel misma o calle próxima.

Profanación de cadáveres por milicianos rojos.

Métodos. El mecanismo de la muerte comprobado fue de lo más variado. En unos pueblos, la mayoría fueron quemados vivos. Sucedió así a los detenidos de las cárceles de Arahal, de Morón y de la Campana. En otros los sentenciados por los tribunales populares sufrieron la muerte por el sistema del arrastramiento. Sucedió así en Teba. En el término municipal de Marbella, la técnica elegida fue la degollación. En el pueblo de Baena, la justicia-social se aplicó a los encarcelados por el golpe de hacha previa violación. En algunos cuerpos exhumados se observaron otras formas de aplicar la muerte, como la precipitación por barranco. En Cañete de las Torres, los presos fueron fusilados.

Las fechas de la muerte varió de unos casos a otros, lo que unido al hecho de enterrarse los cadáveres en fosas abiertas ( se llenaban de cadáveres hasta que no cupieran más), los cuerpos exhumados presentaron distintas fases de destrucción y transformación post-morten.

Profanación de la iglesia del Carmen en la II república.

Exhumación. Para la exhumación se procedió del siguiente modo: localizado el sitio del enterramiento, se examinaba la tierra para determinar el área removida. A continuación se trazaba un cuadrado de superficie mayor a la que se presumía ocupaban los cadáveres marcando ésta. Para la remociòn de la tierra se utilizaban únicamente palas de bordes romos. Con sumo cuidado se apartaba la tierra siempre siguiendo una direcciòn de la periferia al centro. En ésta fase se recogían todos los objetos que se encontraban, considerados de gran utilidad para una posterior identificación por razón de su pertenencia.

Descubiertos los cadáveres, eran limpiados de tierra, polvo o barro. Antes de moverlos se observaba el escenario en su conjunto, haciendo constar la posición, actitud, gesto facial, mandíbulas, etc.

A veces los cadáveres estaban colocados de forma ordenada. En la mayoría de los casos los cuerpos yacían revueltos, en un montón y adoptando formas que determinaban actitudes violentas. Algunos presentaron fracturas y dislocaciones violentas post-mortales. La mayoría con los brazos atados a la espalda con cuerdas y cables.

De ordinario la profundidad del enterramiento era de uno a dos metros. Como caso excepcional en el término de Montoro los cadáveres fueron hallados a más de 5 metros. En Benaladid (Málaga) las víctimas no se enterraron. Vivas fueron empujadas una a continuación de otra por un barranco. Sus cadáveres adoptaban por esto forma de hilera.

Mutilaciones y Violaciones. Practicada la exhumación se procedió al estudio de las lesiones que presentaban las víctimas con el fín de determinar el sistema elegido para darles muerte. Se procedió por el siguiente orden: 1º. Aspecto general del cadáver. 2º. Fecha probable de la muerte. 3º Examen general de los vestidos. 4. Obtención de huellas. 5. Examen de las lesiones. 6º. Abertura de cavidades.

Para la utlizaciòn de esos datos se utilizó la fotografía, gráficos tanatológicos ( circunstancias que acaecieron en la muerte, dolor, sufrimiento psicológico, trato sufrido,….); estuche de Wira y caja de Autopsia. Se emplearon las técnicas de Ziemkel y las de Castellanos lo que permitió determinar la posición de la víctima entre otras visicitudes.

Las manchas de sangre en las ropas determinaron el órgano del cuerpo violentado. El lugar del asesinato, balas y casquillos recogidos facilitó datos seguros para determinar un diagnóstico médico-legal de la muerte. Incluso se llegó a realizar disparos experimentales con las armas abandonadas por sus dueños antes de huir y que sirvieron para explicar determinadas lesiones mortales.

La luz de Wood permitió encontrar manchas de esperma en la camisa de una niña violada y asesinada después por golpe de hacha en el pueblo de Baena. Se encontró la fluorescencia característica en forma de mapa geográfico, y sometida la mancha a las técnicas microcristalográficas y de tinciòn correspondientes, se observaron los cristales de Dominicis y Barberio, así como los de Niedraland y las cabezas de espermatozoides, determinantes de la violación previa al asesinato de la menor, a la que con todo rigor se la aplicó el principio de Igualdad de Género.

Otro cadáver presentó heridas penetrantes en tórax y en vientre. Aún vivo fue arrojado al río. Otro fue identificado por medio de dactilogramas con señales de haber sido mordido por animales. Y otro con los brazos atados y el cráneo con aplastamiento de la bóveda.

Identificación. Practicada la exhumación se identificó a los cadáveres. Las dificultades fueron importantes pues los cuerpos se encontraban en avanzado estado de putrefacción cadavérica. Los testimonios familiares ayudaron poco pues no sabían con seguridad dónde podía estar enterrados, dado que en ocasiones las víctimas eran de un pueblo pero les llevaban a otro para matarlas. Los presos de Bujalance fueron trasladados y fusilados en Cañete de las Torres.

Para facilitar la identificación, se diseñó una tarjeta que se entregó a los familiares. Había un espacio destinado a pegar una fotografía lo más actual posible, otro casillero para anclar el color del pelo, cicatrices, tatuajes y marcas particulares; en otro se anotaba color, clase de calzado, clase y desgaste de la suela; en otro la familia anotaba los objetos que la victima llevaba en los bolsillos, medallas y cadenas; en otro la marca del pañuelo; en otros tres casilleros se pegaban los recortes de la americana, chaleco o pantalón calzoncillo, camiseta y camisa así como botón de cada una de éstas prendas. En los dos últimos casilleros de la ficha, los familiares anotaban caracteres de los dientes, piezas artificiales y datos complementarios útiles para la identificación de su familiar.

Con los datos proporcionados por éstas tarjetas de Identificación se consiguieron identificar los 323 cadáveres exhumados.

Dos sacerdotes momentos antes de ser asesinados por milicianos rojos

En cadáveres en estado de descomposición poco avanzado, el valor identificador de las cicatrices o tatuajes fue determinante, pero la mayoría de los cuerpos presentaron alteraciones cadavéricas de la piel muy acentuadas por lo avanzado de la putrefacción y dichos datos no fueron valiosos. La ropa de vestir o interior, tampoco determinaron la identidad del cadáver pues los detenidos se prestaban entre ellos la ropa habiéndose encontrado cadáveres cuyas marcas de ropa interior no se correspondía con el nombre de la persona que la llevaba.

Un caso que llamó la atención a los médicos fue el cadáver aparecido en el término de Bujalance, en medio del campo y en vías de esqueletizaciòn. Presenta huellas de mordeduras de animales domésticos. Cara y cabeza sin partes blandas. Falta cuero cabelludo. No tenía zapatos, posiblemente sacado de su casa mientras dormía. Brazos cubiertos por mangas de una camisa sin pasaderas para impedir su movilidad. Por el contrario, el dedo pulgar y el índice de la mano derecha estaban perfectamente conservados.

Se tenía noticias de que uno de los asesinados en aplicación de la justicia social de la revolución de las izquierdas, no había sido aún encontrado, sospechándose que los restos encontrados en aquél olivar podían ser de él. La viuda conservaba el pasaporte de su marido. En él se encontraba el dactilograma de la víctima. Se usó el dato dactilar para establecer la identificación del cadáver encontrado inyectando en el dedo índice soluciòn de Sulfato de alúmina con objeto de rellenar la cavidad de la desecaciòn producida por la muerte. De éste modo, los médicos obtuvieron la impresión dactilar del cadáver y compararon utilizando primero el binocular y después el Ultropac, una huella dactilar con otra. El resultado no pudo ser más satisfactorio. Los dactilogramas descubiertos no sólo correspondían al mismo sistema ( sinitrodeito), sino además se dio la existencia de más de veinte puntos y líneas características que determinaron de forma absoluta de identificación del difunto.

Con los criterios indicados se determinaron con severidad científica la existencia en los cadáveres examinados toda clase de mutilaciones, violaciones y atentados a la vida de las personas y su dignidad.

1.978. Transición y Reconciliación. El terror “rojo” (rojos se llamaban ellos mismos y hoy José Luis Rodríguez Zapatero presume de serlo) en España, verdadero estado colectivo de “Saturación Criminal” se encuentra documentado y publicado por la prensa nacional e internacional. No hace falta insistir más en ello, ni recordar las checas que en numero de cientos crearon bajo denominaciones como Agrupaciones Socialistas, Juventudes Socialistas Unificadas, Ateneos Libertarios, Sindicatos de la C.N.T. o de la U.G.T, Comités de Vecinos, y que bajo la direcciòn de republicanos socialistas, ministros del Frente Popular, o militares, rivalizaban entre ellos por su actuación sanguinaria. Como tampoco el efecto reacción de todo aquello.

Y por eso, para evitar hacer Memoria Histórica y no mirar al pasado en el periodo de la Transición, para no hablar de la Guerra Civil entre todos ( incluido un dirigente con las manos manchadas de sangre de inocentes) se selló un gran acuerdo buscando la reconciliación y el olvido. Se promovieron dos leyes de Amnistía que buscaban “olvido y convivencia entre españoles” y ” el perdón por los graves delitos contra la humanidad cometidos durante y después de la guerra “.

Y en ese espíritu de perdón y reconciliación nacional, sellado al más alto nivel en la Constitución de 1.978, hemos vivido los españoles hasta que el PSOE, (no de Felipe Gónzalez ni de Alfonso Guerra) el PSOE del nefasto Zapatero y del más nefasto todavía y siniestro Pedro Sánchez, con sus eternos socios independentistas catalanes y vascos – la historia se repite -, arruinan España, atacan la monarquía, la unidad del territorio nacional y quiebran el espíritu de perdón, olvido, consenso y reconciliación al que se llegó en 1.978.

Comenzó el revanchista y visceral Zapatero en diciembre del año 2.007 con su Ley de Memoria Histórica, reabriendo heridas con el cambio arbitrario y partidista del Callejero y la retirada de monumentos ( la ofensa de Cristina Narbona al retirar la estatua de Francisco Franco para sustituirla por la de Largo Caballero, el Lenin español ). Le sigue en ésta labor Pedro Sánchez restableciendo al más puro estilo soviético las checas, la suya la checa “Comisiòn de la Verdad”, y sacando el eterno gen socialista de profanar tumbas y muertos como medio de ofensa, vejación e insulto blasfemo dirigido a los que no piensan como él. Zapatero rompió el consenso. Sánchez la concordia entre españoles. Los dos tendrán un lugar junto a Largo Caballero, la Pasionaria, la Nelken y Santiago Carrillo. Presumirán también de ésto?.

La labor y el deber de los políticos debe ser la reconciliación y convivencia entre los nacionales de su Patria. Nunca, nunca dividir ni enfrentar.

*Abogado. Fuente: Pelayo Lozano Arcos. General inspector médico. Jefe de los servicios sanitarios del Jefe del Estado Francisco Franco. Director del Hospital “Gómez Ulla”. Jefe de la Jefatura de la Sanidad Militar del Ejército. Laureado y héroe del Alcázar de Toledo.