El General moro de Franco
Miguel de Cervera.- Franco tuvo un general moro que fue, además de amigo íntimo, uno de sus principales espadones en la Guerra y después. Otra gran historia que ha sido silenciada por la versión oficial, esta Verdad Histérica nos imponen desde el Estado.
Una historia surrealista que empieza en una aldea próxima a Melilla, en un aula de escuela donde despunta el pequeño Ben Mizzian. Un niño brillante que impresiona al propio Rey de España, Alfonso XIII, al resolver un problema de matemáticas ante él. Su orgulloso profesor es otro nativo, Abdelkrim, destinado también a una fama inmortal. Delante del profe, el Rey le pregunta al pequeño qué quiere ser de mayor y éste no duda: capitán. ¡Algo imposible si tenemos en cuenta que sólo cristianos podían estudiar en la Academia de Toledo! Pero Alfonso XIII adopta al pequeño y ordena cambiar esos estatutos: el niño será capitán, sí, si llega a merecerlo.
Estos tres personajes aún no lo sabían, pero sus destinos estaban ya unidos para siempre en un futuro de sangre, valor y traición.
Muchos años después, ese profesor nativo se volverá contra los españoles. Abdelkrim fue el primer norteafricano capaz de unir a todas las tribus que gobernaba España. Y logrará derrotar al Ejército de Alfonso XIII, de forma inesperada, en una de las más tremendas catástrofes militares de nuestra Historia. La Masacre de Annual fue el gran Desastre, con miles de españoles que fueron no sólo asesinados sino torturados. Sobre un rastro de terror, como el de los yihadistas modernos, estos rebeldes llegaron a las mismas puertas de Melilla: la asustada población les podía ver desde sus casas, con el temor de que entrasen a saco para violar, robar y matar.
La tragedia saltó el Estrecho y puso contra las cuerdas a todo un Régimen, el de Alfonso XIII, que apenas recordaría a ese anónimo profesor de escuela. Ese maestro indígena al que un día visitó, apadrinando a un niño moro. ¡Ahora Abdelkrim sitiaba Melilla y no había fuerzas próximas, a las que recurrir! Sólo Millán Astray y su Legión, con Franco como lugarteniente, consiguen salvar la ciudad y darle un vuelco a la grave crisis. Y en próximos años, por medio de un Desembarco novedoso en la Historia (Alhucemas), reconquistaron a fuerza de batallas lo perdido. Tropas indígenas lucharon en ambos lados, en esta larga Guerra, entre los cuales es herido un muy joven Ben Mizzian: el alumno se enfrentaba a su iluminado profesor y le derrotaba, sirviendo como oficial en el mismo Ejército que luego vencería la Guerra Civil. Fue en el hospital, tras ser herido, donde Franco conoció a su peculiar amigo. Una amistad que jamás se rompería.
Pocos imaginaban por entonces que ese Ejército daría un día el salto, hacia la Península, para luchar el más terrible Conflicto de nuestra Historia… Pero sí hubo un precedente cuando Franco salvó a la República, en el 34, sofocando la Revolución de Asturias con tropas legionarias y moras: las mismas que emplearía dos años después, en la Guerra Civil. Las mismas con las que ya salvó a Melilla y a Alfonso XIII, en los años veinte. El apagafuegos de todos los regímenes. Y es que fue en África donde se forjaron los protagonistas del 36, los mejores generales de cada bando, incluyendo a un Miaja que defendió con éxito el Madrid rojo. O Yagüe, el gran inventor de la guerra relámpago. Todos ellos aprendieron el arte de la Guerra en Marruecos. También el desconocido Ben Mizzian.
Hijo de un cacique adicto a los españoles, que de hecho murió en combate, Ben Mizzian llevaba en la sangre su brutal oficio. Los moros enseñaron a los españoles a no retroceder, en el combate, pero también a descabezar al enemigo derrotado. Y en Marruecos había muchas batallas, eso sí, cada vez con un personal mejor formado y dirigido. En una ocasión, durante una batalla, Ben Mizzian le salvó la vida a Franco. Un favor que éste nunca olvidaría.
Los buenos generales no empiezan las guerras: las terminan. Y esas dos guerras terminaron y llegó la Paz, para Marruecos y España, pero un gran guerrero nunca está en paro. Y el reciente Reino de Marruecos solicitó el regreso de Ben Mizzian, para organizar su nuevo Ejército, una petición a la que Franco no se opuso. El bravo moro volvió entonces a casa, para quedarse, y no dudó en emplearse a fondo contra sus propios paisanos: mano derecha de Hassan II, aplicaron juntos napalm contra los rebeldes del Rif. Y es que a Ben Mizzian nunca le tembló la mano, a la hora de ejercer la fuerza, aunque probó de su propia medicina cuando su hijo fue ejecutado en Marruecos: se había visto implicado en un complot contra Hassan II y nadie pudo salvarle. Ni siquiera él.
El Generalísimo moro, que alcanzó en ambos países los máximos honores, no dudó en desafiar incluso a sus camaradas de armas: cuando su hija se casó con un oficial español, cristiano él, el ya veterano General montó en cólera. Pasado el tiempo, sin embargo, tendió la mano a su hija y su no musulmán marido, invitándoles a visitarle en Marruecos para hacer las paces. ¡Argucia de viejo zorro! Ben Mizzian recuperó a su hija y expulsó del país a su yerno cristiano, que tuvo que marcharse con puesto y sin novia. La oficialidad española respaldó entonces a su camarada, era un escándalo nacional, pero Franco se abstuvo de intervenir… Salvo para proteger la pensión que su amigo Ben Mizzian recibía, como excombatiente. Después de todo, era mucho lo que le debía.
Franco siempre dijo que no se entendía a sí mismo sin África y un arma en la mano. Y en la otra cara de la moneda, el rifeño Ben Mizzian fue criado por el Ejército de España. Dos historias legendarias que explican el siglo XX, para las dos naciones del Estrecho. Y es que no se puede entender la Guerra de España sin la de Marruecos, de la que surgen los grandes jefes militares que lucharon en el 36.España enseñó a Marruecos a ser un Estado y los marroquíes enseñaron a los españoles a luchar: una fusión que produjo el mini-imperio rifeño, del que emergió esta parte del moderno Marruecos. Un país misterioso, el Rif, fundado a la bayoneta por los generales africanistas. Un clan de guerreros legendarios entre los que destaca el General moro de Franco… El olvidado Ben Mizzian.
Fuente: Alerta Nacional
Una historia muy bonita… de haber acabado bien, porque al final estaba al sercio de un país que conspiraba contra España y se arrojó al Sahara.
fue leal a España y al Caudillo,llego a ministro de Defensa en su pais.En cambio algun que otro general español,como Aranda,fue menos confiable.
Aranda fue menos confiable, pero gran estratega.Su astucia fue vital en el frente del norte.
Mizzian acumulo una excelente hoja de servicios y fue recompensado por ello. Pero el marido de su hija tambien era un militar Español, que aunque no tuviese (por edad) méritos de guerra, creo yo que merecia igualmente que el gobierno Español se pusiese de su lado y tomase represalias contra Ben Mizzian por muchos servicios que hubiese prestado.
No olvidemos, que ya estaba al servicio de un país que conspiraba contra España y que tiempo despues se arrojaría sobre el Sahara Español.