Bernardo Montoya confiesa el crimen de Laura Luelmo y dice que la abandonó “inconsciente, pero viva”
Bernardo Montoya, de 50 años y con un largo historial delictivo a sus espaldas, ha reconocido ante la Guardia Civil que mató a la profesora Laura Luelmo, menos de 24 horas después de ser detenido por los agentes, según ha informado el programa «Espejo Público» (A3). El arrestado, que fue trasladado esta madrugada a la Comandancia de Huelva, habría detallado, según las mismas fuentes cómo se encontró con la víctima, cómo la engañó, la golpeó e intentó violarla aunque asegura que no pudo consumar su agresión. Dice que la abandonó «inconsciente pero viva», en el lugar donde fue hallado el cadáver de Laura el lunes. El informe preliminar de autopsia reveló que la víctima murió entre 48 y 72 horas después de su desaparición de un fuerte golpe en la frente producido con un objeto contundente.
Bernardo Montoya, según esa confesión, golpeó la cabeza de Laura contra el capó de su Alfa Romeo negro en un callejón muy cerca de las casas de ambos en El Campillo (Huelva). A esa dirección imposible la mandó con el propósito de agredirla. El detenido ha contado que se encontró con Laura el pasado miércoles y esta le preguntó si sabía dónde había un supermercado y ha aportado más detalles del crimen. «La chica salió de su casa y se me acercó a preguntarme algo. Yo estaba sentado en una silla en la puerta de la mía, que están frente a frente. Ella me dijo: Hola vecino, ¿sabrías de algún supermercado por aquí? Es que soy nueva. Yo le respondí: Claro mujer y le di una dirección. La engañé porque la mandé a un callejón sin salida donde no había supermercado ni nada».
Así comienza la confesión de Montoya quien ha asegurado, según EP, que él cogió su coche y fue a por ella hasta ese callejón al que la condujo. La mujer se sorprendió al verlo. Él le golpeó la cabeza en el capó y la metió en el maletero. Luego condujo hacia las inmediaciones de la zona en la que fue hallado el cuerpo, según su versión, junto a la carretera N435. Dice que Laura Luelmo estaba inconsciente. La desnudó de cintura para abajo e intentó agredirla sexualmente. Según su versión no pudo consumar su ataque (no ha trascendido aún el resultado de la autopsia en este punto), se asustó y la arrastró hasta la zona de jaras y matorral donde la ocultó.
Ha asegurado que la víctima «estaba viva, pero inconsciente» cuando la abandonó. Se llevó su teléfono móvil y sus zapatillas y se deshizo de ambos objetos en un contenedor. Sin embargo, el telefono de Laura posicionó a más de 13 kilómetros de esa zona, que podría contar con un solo repetidor que abarcara toda esa superficie. Fuentes de la investigación solo han confirmado la confesión del detenido sin dar más detalles. Montoya podría ser conducido hoy hasta los escenarios que ha detallado para una reconstrucción de hechos.
La UCO decidió arrestar al que era el sospechoso número uno cuando detectaron un movimiento extraño en las inmediaciones de El Campillo (Huelva), que hizo pensar en que Bernardo Montoya intentara fugarse. El autor confeso había salido de prisión en octubre. En 2015 acabó de cumplir condena por asesinar de seis machetazos en el cuello a una anciana de 82 años en Cortegana. El relato de hechos que ha trascendido de la confesión del arrestado sugiere una acomodación a algunos de los datos que ya habían trascendido.
La declaración además es exculpatoria en cuanto a los delitos más graves, pues el detenido no reconoce ni haberla violado ni haberla matado, un alegato clásico de presos como él que ha pasado más de veinte años en prisión y conoce qué le puede beneficiar ante un juez.
Pobre muchacha… Es lo peor de todo esto, lo más trágico, para familiares e íntimos de la víctima, tan joven. Luego viene la manipulación de la progresía con su buenismo y su oposición a la cadena perpetua y a la cadena permanente revisable (el abyecto Bergoglio, como se sabe, ha cambiado la milenaria tradición católica que contemplaba la excepcionalidad de la pena capital). Es decir, la vida es frágil, cierto, de modo que en cualquier momento podemos encontrarnos con la muerte, claro, pero las cosas hay que intentar hacerlas bien siempre que se pueda, contando con la fragilidad de la… Leer más »
Vaya panfila… De los lumpen uno se aleja, no interacciona con ellos a no ser que sea yendo bien armado.
Y usted un hijodelagranputa!!esa mujer ya había avisado a su novio que tenía miedo a ese gitano…que la miraba mal…ese asesinó aprovecho una zona boscosa para atacarla y asesinarla ..usted parece de la misma calaña que ese gitano
Puede ser, pero la verdad es que yo, cuando veo a éstos, cambio de acera, y de preguntar nada. Otra cosa es que ella, para neutralizar el temor que este desgraciado le producía, intentase normalizar el trato. Eran vecinos.
Al final la culpable la pobre chica según ustedes..que asco de sociedad!!!!