Rey Mago por tierra, mar y aire
(R) De la noche más mágica del año he sido protagonista tres veces. Tres veces en tres localidades distintas y encarnando a los tres personajes bíblicos más importantes para los más pequeños. En los tres casos, el momento álgido fue el encuentro con los niños, por tierra, mar y aire.
Mi primera experiencia mayestática fue a finales de los 80, en Melilla. Allí era el responsable de la delegación del Diario Costa del Sol de Málaga. Fuimos tres periodistas los encargados de disparar la ilusión de los niños. Por sorteo a mí me tocó representar a Melchor. Nos citaron en el auditorium de la ciudad a la hora de la comida. El actor César Jiménez, quien durante años acompañó a Celia Gámez por medio mundo, era el encargado de la guardarropía. Y de maquillarnos a conciencia para representar el papel de nuestras vidas. No era para menos. Teníamos que mantener incandescente la ilusión de niños y padres durante las siguientes horas. Un jeep militar nos trasladó hasta el puerto. El Ayuntamiento decidió ese año la original forma de la llegada marítima de los Reyes. A bordo de una enorme embarcación de recreo, la muchedumbre infantil divisándose en el horizonte nos esperaba gritando nuestros nombres. Me sentí importante.
Ya en tierra firme, fuimos recibidos por el alcalde de la Ciudad, Gonzalo Hernández, uno de los pocos amigos que he tenido en política. Tuve que sudar la túnica para atender, con rigurosidad, a todos los pequeños que se acercaban para entregarme las cartas rezagadas. Tras un generoso refrigerio en el parque de bomberos, participamos en la tradicional cabalgata recorriendo las calles principales de la ciudad, para terminar en el balcón del Ayuntamiento recibiendo los máximos honores. Fue un día inolvidable.
Mi segunda experiencia como Rey Mago fue en la Marbella efervescente de Jesús Gil, a los pocos meses del inicio de su largo mandato. La Cabalgata de Reyes tenía que tener la aparatosidad del modelo de gestión que estaba convirtiendo Marbella en la capital mundial del turismo. El concejal de Fiestas era Julián Muñoz, decidido a que la cabalgata de ese año fuese lo más parecido al desfile de Acción de Gracias de Nueva York a su paso por la Sexta Avenida. El Rey Gaspar fue mi identidad durante horas. Jaime de Mora y el director de un emblemático establecimiento hotelero completaron el trío de Reyes.
Los organizadores decidieron que nuestra llegada a la ciudad fuese en uno de los aparatos de Helicópteros Sanitarios. La base la tenían en lo alto de una sierra, entre acantilados y estribaciones. Gaspar, nombre de origen persa que significa “administrador del tesoro”, era en aquel momento el nombre ficticio de un joven acojonado. Sobre todo cuando, sin previo aviso, aparecieron los ciento veinte kilos de Jesús Gil para vivir también la experiencia aérea del viaje real. “Nos caemos, nos caemos”, pensé pàra mis adentros. Felizmente, llegamos sin contratiempo al abarrotado estadio municipal de fútbol. Acompañados por vistosas señoritas disfrazadas de Santa Claus, tres buggies descapotados nos trasladaron hasta el Palacio Polivalente, el punto de inicio de la Cabalgata.
La Cabalgata fue un derroche festivo que los marbellíes supongo que agradecieron. Camellos, elefantes, impresionantes carrozas con motivos de cuentos, Ángel Cristo y sus leones, acróbatas, bandas y fanfarrias, una lluvia incesante de purpurina… antes de culminar con el paso triunfal de los tres Reyes Magos. La experiencia me hizo sentir el Rey de Bután el día de su cumpleaños.
San Pedro Alcántara completó mis oficios como Rey Mago dos años más tarde. Esta vez me tocó asumir el papel de Baltasar. El teniente de alcalde de la localidad, Antonio Sampietro y Philippe Junot, ex de Carolina de Mónaco, fueron mis compañeros orientales. En esta ocasión, el medio de transporte elegido no fue tan sofisticado. Se nos propuso llegar a San Pedro a lomos de tres camellos y sus incómodas jorobas, pero decidimos algo más práctico: un Land Rover.
De la Cabalgata de San Pedro, una localidad con un sector de su población fuertemente ideologizada, recuerdo sobre todo los caramelos y otros objetos que nos lanzaron niños y no tan niños. Un partido de la oposición había llamado a la población sampedreña a boicotear el evento. Eran lanzamientos que tenían el insano propósito de hacernos daño. Me pasé media cabalgata más ocupado en proteger algunos puntos vitales de mi cuerpo que de repartir los miles de caramelos que abastecían nuestra carroza. La otra media me la pasé acordándome de la progenie de los que nos saludaban a caramelazo limpio. Eso sí, sin perder en ningún momento la compostura regia.
Aquello felizmente acabó y decidí que como experiencia ya estaba bien, y que no debía abusar de los amplios poderes mágicos que impidieron esa noche que nos desgraciaran algún ojo.
Si ésto fuera un videojuego, ya tendría usted el logro “monarquía mágica” desbloqueado, don Armando. Ha de ser una experiencia preciosa llevar ilusión a tantos niños, gracias por su relato.
Yo también tuve una experiencia de Rey Mago a principios de los 80, en mi pueblo en la provincia de Huesca. Pasábamos por todas las calles del pueblo sentados en un remolque repartiendo caramelos y las madres nos ofrecían empanadón, magdalenas, etc y como no…. un vaso de vino y llegamos a la iglesia bastante contentos. Allí, decíamos un discurso en un lenguaje raro, según indicación del cura y en presencia de todos, nombrábamos a cada crio por su nombre y recibían los regalos, previamente recogidos, de manos de los Reyes Magos. Era personalizado y muy emocionante, ya que, el… Leer más »
Me ha parecido un artículo muy humano y enternecedor, del que he extraído dos conclusiones:
Item más, ¿los que les tiraron caramelos y otras cosas, no serían por casualidad rogelios…?
Estaba tan feliz leyendo este dekicioso relato…hasta que me ha parado en seco la alegría lo que ocurrió en San Pedro Alcántara.Se necesita ser mezquino, miserable, torpe para desconcertar a los niños tan confiados en su inocencua, enturbiando una festividad tan entrañable como la de los Reyes Magos. Y es que son de una cutrez sin límite.
pues este rey…. parece le hayan visitado los camellos y no los reyes magos
se puede ser más cínico?
Durante su discurso, el Rey Felipe VI elogió a los militares por defender la Constitución. Además, pidió a los presentes que gritaran un ‘Viva España’ «unidos en el espíritu de servicio y compromiso permanente con nuestra patria y apoyados en los valores constitucionales y en los valores morales y cívicos que emanan de nuestras Reales Ordenanza».
Defender la constitución es arrestar a uno grita viva España y no hacer nada contra Torra?
Este Rey, o lo que sea, no es tonto; se hace el tonto, que no es lo mismo. Su dudosa legitimidad viene del DEDO DEL CAUDILLO, ASÍ DE CLARO. La democracia ORGÁNICA DE FRANCO era tal pues se hacía lo que a él le salía de los cojones, por eso era orgánica… Y SIEMPRE ACERTÓ, MENOS CON LA DESIGNACIÓN DE SU PADRE DE USTED, QUE NOS HA SALIDO RANA A TODOS. ¡Qué distinto hubiera sido el régimen postfranquista con SU ALTEZA REAL, EL DUQUE DE CÁDIZ, al frente de España…! O un Monarca carlista, que también defienden a Dios y… Leer más »
Dicen que al Rey actual le van a proponer modificar su estatuto jurídico, para que pase a ser UN REY MAGO CUALQUIERA…, y así justificar SU SUELDAZO Y TODO LO QUE NOS CUESTA EL MANTENIMIENTO DE SU IRREAL CASA.
Y así el trilero podría pasar a SER PRESIDENTE DE LA COSA (me refiero a lo que quede de España, Y EL CHEPAS su primer ministro…
Letizios y cayetanos de VOX, no se puede esperar nada de ellos
https://twitter.com/fedelasjons/status/1214182312717488128