Jordi de la Fuente, con la bandera catalana en el brazo, junto a los arribistas August Armengol, concejal en El Vendrell, y Mónica Lora, concejala en Mataró.

L.R.- Lo sostenía recientemente una de las responsables de Vox en Cataluña: “Lo que nos preocupa es la cantidad de aprovechados, oportunistas y sinvergüenzas que quieren entrar en el partido”. No parece sin embargo que la formación política de Abascal haya establecido filtros para impedirles el ingreso. Entre las personas que han entrado o están a punto de hacerlo en Cataluña destaca sobre todo una: Jordi de la Fuente.

En su etapa de dirigente del MSR, un partido de ideología neonazi, de la Fuente no perdía la ocasión de vituperar a Vox desde las redes sociales. En marzo de 2015, el presidente de Vox, Santiago Abascal, visitó la localidad sevillana de Marinaleda. Allí, su alcalde comunista, Juan Manuel Sánchez Gordillo, no hace ondear la bandera de España en el Ayuntamiento. Abascal pidió entonces al consistorio que colocase la enseña nacional, en cumplimiento de la ley, advirtiendo que “si no hay respuesta, acudiremos a los tribunales de justicia”.

En aquella época, la urgencia de labrarse un futuro político no apremiaba tanto como hoy a Jordi de la Fuente. Tal vez por eso escribió un twitter haciendo mofa de la reclamación del alavés. “Para VOX lo importante es una ‘bandera republicana’ en Marinaleda. Para los Patriotas lo importante es Justicia Social + Identidad Española”, manifestó entonces.

Jordi de la Fuente, en su etapa en el MSR.

Meses más tarde, nuestro protagonista abandonaba el MSR para ingresar en Plataforma por Cataluña, luego de la destitución de su presidente y fundador, Josep Anglada. Al arribista le cabe el dudoso privilegio de haber vivido en primera línea de combate los últimos estertores de la otrora pujante PxC. Los liquidadores de Anglada se han bastado ellos solitos para liquidar el partido que alcanzó a tener 68 concejales en municipios catalanes tras las elecciones de 2011. Cuatro años más tarde y ya sin Anglada, Plataforma se quedó a un paso de desaparecer en los municipios, al perder prácticamente el 90% de su representación territorial. Los causantes de este desastre han sobrevivido sin embargo estos años aferrados a una nómina que por nada del mundo quieren perder. Hoy buscan el cobijo de Vox para conservar sus puestos de concejales y sus prerrogativas económicas. El interés por España se reduce al interés por la mamandurria. Con tan devastadores precedentes, sorprende que Vox haya accedido a sus pretensiones.

Como la necesidad obliga, Jordi de la Fuente no ha tenido más remedio que mutar su discurso. Si hace cuatro años relativizaba la importancia identitaria de la enseña nacional o lanzaba aceradas críticas contra Vidal Quadras, hoy se desdice con el fervor de un converso y le canta loas al partido de lobistas proisraelíes tan reconocidos como Rafael Bardají y Rocío Monasterio, entre otros. Ha escrito hace poco la siguiente perla: “Emprendemos nuevos retos, para seguir con el mismo trabajo al servicio de todos los catalanes, para defender nuestra identidad. No dejaremos que vuelvan a reírse de España, ni de su pueblo. Toca   # VOX”. Lo que no nos aclara el ex del MSR es en qué ha consistido exactamente su trabajo al servicio de todos los catalanes, más allá de sostener hoy una cosa distinta de la que ayer defendía.

Anglada, entre tanto, observa y sonríe pícaramente. Ya mantuvo en 2014 que quien traiciona la confianza una vez, la traiciona siempre. “Las traiciones son dolorosas, en menor o mayor medida, nadie espera ser traicionado, y aquel que traiciona existe un alto porcentaje de probabilidades de que vuelva a traicionar”, ha manifestado.

También Gerard Bellalta, ex dirigente de PxC, ha alertado a Vox sobre la inclusión en sus filas de personas que no duda en calificar de “verdaderos indeseables”.