Un soplo de educación que aleje tinieblas de boira o gangarabía
La ONU ha fijado el día 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad. Pues bien, ese día se publicó el llamado Informe Mundial de la Felicidad. Para tan subjetivo parámetro, la ONU ha valorado este año la situación de vida entre los ciudadanos de 156 países, mediante un ranking que encabeza Finlandia con un notable alto -7,6 sobre 10- y cierra Burundi con un suspenso de 2,9. Nuestro país, aprueba razonablemente en el lugar 36 con un 6,3; aunque desciende dos puestos en relación a la anterior medición.
Ya se imaginarán que los imputs que integran esos baremos, van a ser muy subjetivos, no sólo por la muestra a elegir, sino por el momento, la circunstancia, el lugar, o la interpretación que cada cual pudiera hacer de la encuesta.
¿Pero qué es lo que miden para hacer tal juicio?
Pues para saber si somos o no felices, tienen en cuenta los siguientes conceptos: PIB per cápita, solidaridad, expectativa de vida, libertad de elección, generosidad, percepción de la corrupción, y otros factores residuales. No parece ni mucho menos descabellado el método, pero es cierto que se echa en falta la ilusión de dar un sentido a la vida, ese camino que trazó Jesús y del que el cristianismo hizo bandera; sin ello la ilusión que es madre de la felicidad se tornaría en penuria. Así debe ser, pues, a pesar de aparecer Finlandia en primer lugar de esa clasificación, el nivel de suicidios de sus ciudadanos, con una ratio de 20,6 casos cada 100.000 personas en 2003, la sitúa entre los países de mayores siniestros de este tipo. Comparativamente, España, presenta una ratio casi 2,5 veces inferior, pues nuestros casos de suicidio son de 8,2 por cada 100.000 habitantes.
Por consiguiente, en aras de mejorar nuestro un tanto triste 36º lugar necesitamos que, desde la mayor fortaleza psicológica que refleja para España ese índice, encarrilemos el aspecto de percepción de la corrupción que es la lacra que en mayor medida nos aploma.
¿Por qué nuestro parámetro de felicidad más débil es la corrupción política?
Descubrir que la alternativa política socialista, que se presentaba dispuesta a limpiar de golfos el solar patrio, se haya desenvuelto entre escándalos que obligaron al cese de varios ministros, y pactos de gobierno nauseabundos, no han dado pie, de momento, a ninguna esperanza.
El odio que han alimentado desde las instituciones nacionalistas hacia todo lo que representa España y los españoles es, sin duda, el gran drama social que limita la felicidad de nuestros conciudadanos. Será largo y complejo, el proceso para liberarnos de esa carga, porque ¿cómo entender que esto esté ocurriendo entre la apatía y el mirar hacia otro lado de muchos? Sólo hay una respuesta: la degradación del poder político nos ha traído hasta aquí.
Ahora bien, ¿cómo resolver que allí, en Cataluña -tal es la realidad actual- impone su ley la desobediencia y el desacato?
Un nuevo índice en el que nos hemos apoyado para justificar el título de este artículo sugiere que, si se desea mantener el estatus de nación feliz, España debería invertir más en educación. ¿Pero cómo abordarlo? Los diferentes gobiernos del período llamado democrático se suceden poniendo todo su empeño en derogar las leyes de educación del partido que los antecedió con tal de justificar la parálisis subsiguiente. Cierto que lo hacen, probablemente, con el mejor espíritu de contentar a sus votantes, aunque, hasta ahora, ninguno ha osado crear un conflicto con los decisivos votos nacionalistas, cuyo poder de decisión es a la postre lo que manda. Y la situación no cambiará mientras los principales partidos no se pongan de acuerdo para abordar de forma conjunta y con criterio de unidad esa reforma. Es preciso un soplo de aire fresco que despeje esas tinieblas políticas que nos ha traído la boira catalana, o la gangarabía vasca. Y esto supone ponerse las pilas de una vez para que se unifiquen textos de historia, geografía y valores constitucionales, que nunca debieron ser diferentes.
La felicidad individual es más difícil de lograr cuando no la tiene el colectivo que nos agrupa, y España, nuestro país, no camina en la dirección de mejorar el entorno, para hacernos vivir más felices.
Tanto el PSOE como el PP han cerrado los ojos por ambición política sin pensar en el interés de España y los españoles.
Ay … q tema tan complejo éste de la felicidad, algo q perseguimos todos y a veces no sabemos ver. El hombre es insaciable por naturaleza y también inconformista. Seguramente perseguirá durante toda su vida ese bien preciado de la felicidad. Todos tenemos muchos momentos felices si somo capaces de mirar con los ojos del niño que fuimos y nos dejamos sorprender y disfrutar de las maravillas q nos ofrece la vida y de los sentimientos únicos q nos provocan los demás. En cuanto al tema político catalán, como tu bien dices, no tiene solución, es realmente indignante q tengan… Leer más »
La Felicidad es un concepto tan absolumente subjetivo que, para cada persona, tiene un significado diferente. No es la ONU, ni ninguna otra institución la que puede fijar ni siquiera “enunciar” tan arriesgados como absurdos parámetros. Para un egoísta contumaz, por ejemplo, la solidaridad y la generosidad le importará un reverendo pepino. Para un ermitaño, la corrupción y la expectativa de vida, no serán factores a tener en cuenta, porque vivirá alejado de un mundo que no es de su interés. Para un multimillonario, el PIB no le quitará el sueño, porque su dinero le permitirá ir de un sitio… Leer más »
Un joven al que le inundan la cabeza de mentiras y odio no puede ser el ciudadano ejemplar que comparta felicidad
Nunca debió tolerarse un sistema educativo en el que cada región hiciera de su historia algo alejado de la realidad común que es España. Y nunca tolerar que la lengua española fuera una opción casi imposible como vehículos efucativo
TTotalmente de acuerdo,
Que no tengan en cuenta el alcoholismo o el suicidio en los paises nordicos…
No me creo que sea mas feliz un noruego o un canadiense que un italiano o un Español… quien se cree eso??
Que valores intentan vender con ese ranking??
España es Feliz porque tenemos un carácter más emotivo y. Así sufrimos las desgracias con más dolor pero también disfrutamos más con las alegrias.
Afortunadamente hay menos desgracias que alegrias